jueves, 12 de febrero de 2009

Este País...!

Expresaré mi opinión de los aspectos económicos, sociales y políticos de éste país en 2009, y me temo que también en los siguientes...

España NO es un país rico. Bien es cierto que ha atravesado un período dilatado de tiempo (casi una generación) en el que las circunstancias sociales, políticas y económicas le han favorecido para conseguir un nivel de “desarrollo occidental” relevante (las comillas son muy intencionadas, pues no es desde mi punto de vista un desarrollo real), pero con muchas deficiencias estructurales para mantenerlo en el futuro próximo.

Enumeraré las circunstancias que han propiciado el desarrollo y que considero más importantes:

- Llegada de la democracia en 1975, apertura política y nueva estructura del Estado. Una mezcla de descentralización, con cierta aproximación al estado federal, pero sin desmontar totalmente la anterior estructura del estado. Queriendo contentar a todos (inmovilistas y progresistas; o más bien nostálgicos del anterior régimen y gente normal) y por tanto dejando muchas preguntas sin respuesta y demasiados aspectos sin concretar. Por ejemplo el límite de competencias de las llamadas autonomías y su sistema de financiación; y el necesario concepto de austeridad que debe de impregnar a todo aquel que administra dinero público.

- Definición de la estructura económica del Estado como una “economía social de mercado”, lo que dejó las manos libres a los “elegidos” de turno, para nadar entre dos aguas y hacer de su capa un sayo: por una parte privatizando todas las empresas estatales (bueno, todas no, sólo las rentables, y de qué manera, entre ellas los bancos públicos, lo que fue un gran error que ahora se ha visto con más claridad) e incluso de forma parcial algunos de los servicios del Estado considerados “pilares básicos”, como sanidad, enseñanza o seguridad; y por otra el mantenimiento o no, a juicio del gobierno de turno, de actividades y servicios públicos con discutibles criterios de gestión; mientras que por otra parte, se mantenían irrentables y cautivas otras infraestructuras; por poner un ejemplo, la utilización de las infraestructuras ferroviarias de forma exclusiva por la red de ferrocarriles estatales (RENFE). En definitiva, una falta de criterio definido y un vaivén que no ha hecho nada más que empezar, pues promete ir a más, pero que ya dilapida de forma estúpida una parte de los recursos del Estado. Atención, que cuando digo del Estado estoy diciendo de TODOS los ciudadanos.

- Otro peldaño positivo fue la entrada en el antaño llamado “Mercado Común” y hoy “Unión Europea”, con más ventajas que inconvenientes. Entre las ventajas más visibles por los ciudadanos destacan: la gran cantidad de “fondos europeos” que se han invertido en infraestructuras y los beneficios, desde un punto de vista general, de la entrada en la “moneda única europea”. A partir de ahora, el beneficio se va a reducir de forma relevante, puesto que la llegada de fondos europeos va a quedar muy mermada, si no totalmente suprimida. Y en cuanto al control monetario, a la vista está que el BCE lo orienta a la conveniencia del “núcleo duro”, básicamente formado por Alemania y Francia, del que nosotros quedamos bastante lejos.
A un lado ha quedado el Banco de España, que busca su sitio no sé dónde (ni él tampoco) y que ha hecho dejación, al menos parcial, de su obligación de control del sistema financiero español, pues de no ser así, no estaríamos como estamos. Y no me vale que me digan que los demás también. Y esto no ha hecho nada más que empezar.

- Entrada de dinero del exterior, básicamente de países de la Unión Europea, vía turismo y vía otras inversiones, sobre todo inmobiliarias, de ciudadanos de estos mismos países europeos; provocada principalmente por la importante diferencia de precios que existía (hoy ya no) entre España y el resto de Europa, a favor de la primera; y porque invertían hoy 10 con la esperanza de conseguir 20 al poco tiempo. La variedad climática de la península, pero sobre todo el atractivo de las zonas más visitadas por el sol, las costas mediterráneas y el sur, han sido las más beneficiadas por estas inversiones. Hoy, este mercado, ya está agotado. Ha perdido atractivo a causa de la sobreexplotación de la costa, de las excesivas subidas de precios inmobiliarios y de la destrucción de una parte importante de los parajes naturales que hacían de reclamo. Sin mencionar, aunque no por ello se debe de desdeñar, el también excesivo incremento de los precios de los servicios y la pérdida de calidad de los mismos. Hoy ya se encuentran prácticamente equiparados a los de los países de nuestro entorno, lo que los coloca en desventaja competitivamente hablando. En los últimos años han pasado de ser atendidos por simpáticos dueños, a serlo por profesionales improvisados y sin estrategia de continuidad, orientados únicamente al beneficio presente.

- El desmedido incremento de la construcción de viviendas en la última década. Próximo al millón anual, entre pisos en ciudades, apartamentos en costa y montaña, y, sobre todo, viviendas unifamiliares asociadas a puertos deportivos, campos de golf y los tan manidos “resort” que casi nadie sabe de qué se trata, pero que todos valoran positivamente.

- La entrada de aproximadamente 6 millones de emigrantes, dispuestos a realizar cualquier trabajo y a recibir a cambio cualquier compensación. Unos de forma legal y otros totalmente fuera de la ley. Mientras, los responsables políticos, han hecho una vez más gala de su estrategia de confrontación y se han reprochado aquello que ellos hubieran hecho incluso con normas de mayor calado y en el mismo sentido. En resumen, han mirado para otro lado, conscientes de que era bueno para el modelo económico que la mayoría de ellos defienden (la especulación salvaje caiga quien caiga; Vulgarmente llamada “pelotazo”) y que ahora va a sufrir sólo una parte de los ciudadanos. No confundamos el sentido de la frase.

Todo esto se ha hecho con la bendición de la inmensa mayoría de la población y con la inestimable colaboración del sistema financiero, el cual se ha despendolado hasta límites nunca vistos, yendo a por “materia prima” a los mercados más oscuros y con los procedimientos más imaginativos; sin ir más lejos, las titulizaciones de hipotecas, con la muy valiosa colaboración de consultoras, auditoras y empresas de raiting. Mientras el Banco de España miraba para otro lado, haciendo dejación de sus responsabilidades más elementales, y el Gobierno y la oposición navegaban en yate por la espuma del agua.

¡Ah! Y una cosa más a éste respecto. Como los tipos de interés eran muy bajos, condición “sine quanon” para tanta locura, las entidades financieras trenzaron una casi innumerable lista de servicios asociados, como planes de pensiones (donde por cierto colocaban algunas de sus titulizaciones), seguros de vida y de vivienda, tarjetas de crédito, domiciliaciones de ingresos y un largo etcétera.

¿Y ahora qué?

Pues como se han permitido todos estos desmanes; y para más “INRI” no se han aprovechado adecuadamente. Me explico:

- Se ha permitido un fraude fiscal de casi el doble de la media de la Unión Europea.

- No se ha invertido en investigación todo lo que se debía. Estamos a tal distancia de los países desarrollados que habríamos de emplear el 10% del PIB durante más de 20 años y esperar el correspondiente período de maduración – otros treinta – para alcanzar un nivel que nos permitiera entrar en ese reducido número de países que se llaman desarrollados. Lo nuestro ha sido un sueño del que ya urge despertar.

- No se ha protegido suficientemente la naturaleza, aún a sabiendas que era (y es) casi nuestro único atractivo junto con el clima. Pues no tenemos gas, ni petróleo, ni minas de uranio, ni nada que se le parezca. Y el aprovechamiento de las energías de las que somos poseedores (sol y aire) requiere de una tecnología de la que apenas somos propietarios.

- No se ha reformado el Estado. Mantenemos un sistema perverso (me refiero al de las Autonomías, engendro que sirvió para salir del atolladero de la transición, pero que se ha quedado obsoleto), puesto que son diecisiete pequeños estados que van a ver cual puede conseguir más recursos del Estado, lo cual produce efectos centrífugos. Mientras que un Estado Federal, por poner un ejemplo de modelo que un sector ve como una amenaza, por intereses políticos algo retorcidos, lo que produce son efectos centrípetos y una mayor clarificación de la situación (véanse Alemania y EE.UU.) Ningún partido ha sido capaz de inculcar “sentido de estado”. Eso sí, tenemos la bandera más grande del mundo y somos los mejores, lástima que no sepamos en qué; porque como no sea en mirarnos el ombligo...

- España NO se puede permitir 17 parlamentos autónomos, 50 diputaciones (¿y eso qué es?), no sé cuantos Organismos Autónomos, varios miles de Ayuntamientos, la mayoría con políticos profesionales, con sus Fundaciones correspondientes y no sé cuantas empresas públicas cuya gestión nos hurtan.
Sin nombrar los miles y miles de “asesores” y las decenas de miles de vehículos oficiales, algunos blindados, con costes de mantenimiento muy elevados, que esperan día y noche con el chofer al volante, el motor en marcha y el interior climatizado, al servicio de los “servidores públicos”, pues así les gusta llamarse.

- Tampoco puede permitirse el “sin par” desbarajuste que rodea al funcionariado. Desbarajuste que afecta negativamente, primero a los funcionarios, mal pagados y desmotivados, y en segundo lugar a los administrados, muy mareados y mal atendidos.
La ausencia de eficacia y eficiencia en la mayoría de las administraciones y servicios, debidas a la burocracia basada en la utilización de medios informáticos, pero sin abandonar los papeles y sus correspondientes fotocopias, libros de registro y demás calamazos; a los solapamientos y/o falta de definición de algunas competencias entre las diferentes administraciones, a las desconfianzas entre administraciones y departamentos, y a la falta de motivación, como apuntaba antes, de los propios funcionarios. Todo ello aboca a un panorama de difícil solución, que nadie quiere abordar por su complejidad y porque presumiblemente tendría como resultado efectos electorales negativos que tampoco nadie quiere asumir.
Un ejemplo reciente: crear una empresa en el mundo (me refiero al planeta tierra), en uno de los países medianamente desarrollados, cuesta entre 1 y 52 días; en España 47 días. La media europea, excluida España, y también la de los países de la OCDE, apenas superan los 10 días. Y en cuanto al número de trámites necesarios para la misma gestión están en cifras similares; poco más de 10 de media en los países del entorno, y más de cuarenta en esta España nuestra.

- Todo el capital que se ha acumulado durante estos años, ha ido básicamente a 3 ó 4 destinos más que conocidos por todos:
* Cajas fuertes o paraísos fiscales
* Gastos suntuarios (coches de lujo NO fabricados en España, barcos de recreo, viajes y residencias provocadoras)
* Inversiones dentro y fuera de nuestro territorio.

Y CUALES HAN SIDO LOS ERRORES GORDOS COMETIDOS:

- No modificar la Ley de suelo de forma que impida barbaridades urbanísticas.
- Dejar en manos de los ayuntamientos la calificación de terrenos.
- No incrementar los impuestos para enfriar la economía (por ejemplo: IVA de viviendas libres al tipo normal del 16%)
- No ejercer el correspondiente control de las entidades financieras, básicamente bancos.
- Permitir la vergonzosa politización de las cajas de ahorros, instrumento en manos de las CC.AA. o de otras instituciones, con intereses más que oscuros.
- Privatizar todo lo privatizable, llevando los ingresos obtenidos a enjugar déficit del Estado; y luego presumir de superávit.
- No dedicar más recursos a la investigación. Sin hablar de la vergonzosa situación de la enseñanza a todos sus niveles.
- No definir el modelo de Estado, mediante un pacto nacional.
- Permitir la sangría económica, pero sobre todo ideológica, que supone continuar con la particular unión entre la Iglesia y el Estado (el llamado “concordato”) que no puede agradar nada más que a aquellos que todavía sueñan con que algún día vuelvan a bendecirles los cañones. ¿Cuándo se dará cuenta la Iglesia que ha de estar cuanto más separada mejor del estado?, Que esto no es la Edad Madia. ¿Acaso vemos con buenos ojos los “estados islámicos”?. La comunión entre la Iglesia y el Estado sólo le funcionan al Reino Unido de la Gran Bretaña, porque la Reina es su máximo representante. Ya lo decía el último rey de Egipto, los últimos que quedarán serán el de Inglaterra y los de la baraja.

- Tolerar un fraude fiscal que dobla el de los países de nuestro entorno, con el consiguiente perjuicio para todos los que no defraudan, aunque sea porque no pueden.

- Permitir los billetes de 500 €. Si Finlandia no ha acuñado las monedas de 1 y 2 céntimos, por qué no podíamos nosotros enmendar el error de los genios del BCE. Porque ya me dirán qué pretendían con el dichoso billetito.

- Permitir que entraran 6 millones de inmigrantes a limpiar nuestras mierdas, porque lamentablemente no nos han aportado otro valor añadido; primero ilegales y luego legalizados. Pero de qué manera. Y no hay nada de racismo en la afirmación, No. El problema de África y el de América del Sur y otros muchos son problemas primero de sus países, y luego mundiales que no tardarán en explotar, pero no exclusivamente nuestros. Hemos permitido esto por puro “egoísmo”. No vengamos ahora a ponernos medallas, pensando que hemos sido así de buenos. No tranquilicemos nuestras conciencias con un mendrugo de pan o una limosna. Ahora cuando lo suframos todos en nuestras carnes veremos que tal nos parece.

Y QUÉ SE PUEDE HACER...

Pues nada, poco o mucho, depende.
Por el camino que van los políticos: NADA.
Dicen que van a hacer desaparecer los paraísos fiscales y NADA.
Dicen que de ahora en adelante nada será igual y todo lo que hacen es para apuntalar lo que hay.
Dicen que dicen, dicen...

Nosotros, personalmente, podemos y debemos obrar con responsabilidad, trabajar con optimismo, respetar y respetarnos. Y, sobre todo, abrir bien los ojos y tener criterio propio. Mi primer jefe me dijo una vez “tiene Vd. que viajar más y leer menos el periódico”. ¿Se ha entendido el mensaje?.
Los gobiernos. Los gobiernos tienen que abandonar el modelo social y económico actual y establecer un modelo que tenga en cuenta a todos los países y a todas las culturas.
Repartirnos lo que hay con respeto por el entorno. No es posible que media población trabaje 12 horas al día y la otra media cobre el paro; o lo que es peor, se muera de hambre.
Pero si lo que se quiere es que vayamos hacia nuestra propia destrucción y estamos de acuerdo en ello, podemos seguir anestesiados y empecinados en poner parches a nuestro manido traje, mientras corremos endiabladamente hacia el abismo.
Moraleja: “El que guarda cuando tiene, come cuando quiere”

El Guerrero del Antifaz –2009.

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