Sí,
me siento bien, y con motivo.
Pasaba
yo esta mañana por la calle Salvador, justo detrás de “les Corts Valencianes”,
elegidas democráticamente por todos los que tenemos derecho a voto y hemos ido
a votar, y he visto salir a un apuesto diputado (ya se sabe, traje oscuro
reflejando el soleado día, discretas canas y tecnología punta pegada a la
oreja) de forma acelerada. Enseguida se le ha adelantado otro señor de negro,
con gafas negras, zapatos negros y pelo engominado, que se ha apresurado a
abrirle la puerta del coche (coche negro, cristales tintados, recién limpio).
El diputado se ha acomodado y el lacayo ha cerrado la puerta. Yo, que me da por
pensar, me refiero a pensar bien claro, enseguida he deducido que el acelerado
diputado tenía algún problema en la mano libre (en la otra tenía el aparatito)
y no podía abrir el mismo la puerta del coche. Seguro que acierto.
Pero
me siento bien porque cuando uno ve como he visto yo que las personas elegidas
democráticamente por el pueblo se afanan de esa manera en servirlo, en defender
sus derechos y en luchar por el bienestar social, no puedo por menos que
sentirme bien. Sentirme bien de vivir en una democracia en la que los
representantes del pueblo se emplean con todas sus energías y con todas sus
capacidades en lograr lo mejor para todos. Véanse si no las leyes que las
citadas “corts” han legislado durante las últimas legislaturas, y como gracias
a ellas nos diferenciamos del resto de las comunidades del Estado, incluso del
resto de Europa y del mundo (mundial, por cierto).
Por
ello, no puedo reprimir unas exclamaciones: ¡Víxca Valencia! ¡Víxcan les
falles! ¡Víxca la marededeu! y ¡nos mos fareu catalans!,
¡AH!
una cosa más antes de acabar, el tal diputado resulta que está imputado por
corrupción, pero eso seguro que son patrañas y falsedades, porque ha sido
elegido democráticamente (mayoría absoluta) por el pueblo y el pueblo no se
equivoca, es libre, no se le atemoriza con facilidad y sabe lo que se hace.
Hay
que estar vigilante que el enemigo acecha…
Hoy
me siento bien.
¡Ave
…! ¡Morituri salutarem!
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