Al final del bachillerato superior, que cursé en el
Instituto Alfonso X El Sabio de Murcia, hoy Licenciado Cascales (alguien
prefirió éste al sabio rey, cuyos desposorios fueron deseados por varios
poderes reyno-políticos, ganando al final Jaime I de Aragón) aún en el mismo
antiguo edificio, con su pequeño claustro en cuyos rincones centenarias fuentes
nos saciaban la sed, que sin duda se servían del río Segura, a pocos metros,
ocurrió algo que yo he tenido que esperar más de 40 años para conocer.
Juan Barberá nos enseñaba a pensar a través de la
ética, la lógica y sobre todo de grandes dosis de libertad. No sé cómo llegó
tan lejos de su tierra, acompañado de la pintora Plasa de Barberá, pero fue sin
duda una bendición.
Juan (Don Juan), hizo sin duda que me interesara por
la filosofía, y gracias a él hoy leo a Han, entre otros, y lo entiendo. Nos
enseñó los silogismos con la fácil regla de BARBARA-CELAREN-DARII-FERIO, CESARE-CAMESTRE-FESTINO –BAROCO, y otras muchas cosas.
Acabado el curso, nos dio un papel y nos dijo que
pusiéramos el nombre y la nota que considerábamos que merecíamos. Yo me lo
sabía todo, pero me conformé con un 8, que ya está bien. Pero cuando fui a ver
la lista tenía 10 y matrícula de honor. No es por presumir, pero no fue la
única.
Más de cuarenta años después, yo lejos de Murcia, mi
empresa se fusionó con otra de allí y, al revisar el organigrama, me encontré
con un compañero de curso cuyo apellido era (y es) como el mío, sólo que con
“s”. Lo llamé para saludarlo y nada más coger el teléfono me dijo: hombre, tú
fuiste quien me robó la matrícula de honor. Me quedé perplejo. Entonces él
añadió: sí, mi padre era íntimo amigo del profesor de filosofía y éste
pretendió darme matrícula de honor, pero confundió los apellidos y te la dio a
ti; pero, tranquilo, aprobé.
Los dos nos reímos y continuamos hablando de cosas
relacionadas con el trabajo y poco más.
No he vuelto a tener contacto con mi compañero de
curso. Y claro está, me he quedado con su matrícula de honor, ¿o quizá la matrícula
de honor fue siempre mía?. Eso ahora no importa, sí la traición de la
intención, o quién sabe si esto tampoco.
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