Someto
mi improvisación anárquico-consciente al orden científico-catastral y comienzo
a preparar el viaje meses antes de que el sol caliente.
Internet,
que es como la pizarra del colegio cuando no está el maestro, me cambia los
meses y contrato parte del viaje para cuando no lo hago. Pido fotos del asiento
vacío y que me manden los caramelos que da la azafata.
La
rectificación es aún más hilarante, tres días antes la compañía, low cost, se
va a la puta mierda. Le doy las gracias por avisarlo, la vez anterior me
quitaron los motores de aparato estando ya sentado y tuve que bajar por una
cuerda con nudos.
Pero
todo no va tan bien para mis memorias, el tren a Barcelona va y sale puntual…
¡qué desilusión!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario