Cuando se hacía la mili, ahora no sé como va la cosa, todas las noches, cuatro soldados hacían la guardia denominada imaginaria. Se trataba de estar dos horas despierto vigilando que no pasara nada en el cuartel o la nave donde dormian los soldados. La más molesta de las cuatro guardias era la 3ª, pues te volvías a acostar cuando apenas faltaba un par de horas para que tocaran diana.
Mi primera noche en el cuartel, formados para ir a dormir, el sargento leyó los soldados que tenían que hacer esa noche las guardias. Leyó la primera, la segunda y la cuarta. Entonces, un recluta dijo: "mi sargento, ¿y la tercera?", a lo que le contestó: "la tercera la haces tú".
Y ahora a lo que voy:
Desde la época de Reagan y la Thacher, el mundo occidental se ha orientado de forma despiadada hacia una economía ultraliberal, con pocas excepciones. El Estado no servía para nada; bueno, sí, para estorbar. Y los controles quedaron durante mucho tiempo relajados, si no relegados, que no sé qué es peor.
Ahora se nos han venido encima estos lodos producto de aquellos polvos, con origenes varios, pero principalmente basados en el mundo financiero.
Y vienen los reclutas de turno (los dirigentes de los países afectados): EE.UU., G.Bretaña, Alemania, Francia, incluso España, y preguntan por "la tercera imaginaria".
No hace falta ser muy listo para darse cuenta que la tercera imaginaria la va a hacer el Estado; quiero decir, "todos nosotros", que no tenemos nada más que préstamos que hemos de pagar hasta el último céntimo y algunos ahorrillos que hemos o vamos a perder, si no todos, sí en parte.
En resumen, que la culpa de la crisis financiera y lo que esta arrastra, resulta que la tienen los pueblos americano, alemán, inglés, español, etc. con sus presidentes a la cabeza.
Y mienstras, los damnificados de la situación: bancos, compañías de seguros, etc. se permiten tomar con una mano las ayudas y con la otra repartir dividendos a sus accionistas (vamos, a sus propietarios) como si nada.
Pero ¡coño! no quedamos que el Estado estorbaba...
Una vez más se privatizan las ganancias y se socializan las pérdidas.
Y de las promesas de la llamada "cumbre de Washinton", nada de nada.
Ahí siguen los paraísos fiscales, con su parte de culpa y de encubrimiento de la corrupción, y los dirigentes de las entidades que han estafado a todo el que se las ha puesto a tiro, y los que relajaron o hicieron dejación de sus obligaciones en los controles oficiales; incluso los políticos que los apoyaron.
No sé si pensar que hay anestesia general o estupidez general. Pues creo que lo primero se pasa pero lo segundo sólo puede aumentar hasta el infinito.
Tranquilos... Barak Husein Obama nos va a salvar.
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