A poco que se observe, a cada paso podemos
darnos cuenta que la afirmación es una realidad.
Aún así, es una realidad que viene
acompañada de diferentes puntos de vista o si lo preferimos enfoques.
Yo, en ocasiones lo veo amparándome en
aspectos prácticos, materiales, de ir por la calle; mientras que en otras
ocasiones surge con un profundo toque de sensibilidad romántica, casi
espiritual.
Ayer, hacía varios días que no lo veía y,
aunque tenía prisa, lo esperé. Apareció como siempre, con una alegría natural;
ni exagerada ni tímida. Hablamos poco en el corto tiempo que compartimos, pero
aún tuvo tiempo para decirme... "Tengo en la granja una amiga que es mi
mejor amiga... yo no se lo he dicho pero la quiero. Ella también aunque tampoco
me lo ha dicho".
Lo soltó de carrerilla, con emoción
controlada pero como quien ha descubierto algo nuevo en la vida con apenas unas
pocas primaveras aquí.
Respiré una honda alegría y el aire me
entró fresco en los pulmones, y eso que el sol calentaba lo suyo. Le di un
fuerte abrazo y me vino a la memoria una sensación parecida, aunque ya casi
olvidada, mía propia de años atrás. No importa cuántos.
Así es que afirmo, que si la sensación
sigue siendo la misma es porque el tiempo no existe. Y gracias!.
El otro enfoque, el que he calificado de
práctico y material, mucho menos emotivo, me pasó hace algunos días, aunque hay
más.
Conducía por una carretera nacional y
aunque mi inconsciente lo ve y lo registra todo, yo voy un poco como absorto.
Tras tantos cientos de miles de kilómetros me siento seguro y soy bastante
autómata, Será la competencia inconsciente de que habla la PNL.
De momento reparé en unos carteles que
rezan algo así como "Tramo de riesgo de accidentes", y unos
kilómetros después "Fin del tramo de riesgo de accidentes".
Automáticamente me trasladé a los años 60.
Entonces apenas había vehículos. Los que había eran todos de segunda mano,
americanos desechados por los de la banda de Al Capone, y algunos pocos
europeos, básicamente franceses.
Las carreteras eran estrechas y estaban
limitadas a derecha e izquierda por pinos, moreras o plátanos; y no las
vigilaba la Guardia Civil de Tráfico con televisiones (supongo, porque en las
carreteras no veo ni uno); no, entonces estaban los "motoristas". Estos
personajes iban en moto, de ahí su nombre, vestían polainas y recuerdo que mi
padre les regalaba cosas para que no le molestaran.
Comenzaron a haber accidentes y, supongo
que para concienciar a los conductores de que debían de ser prudentes, allá
donde se producía uno, normalmente el tronco de un árbol, ponían un cartel que
rezaba "Aquí un muerto 1961", por ejemplo. O dos muertos o los que
fueran.
Cual las efigies del "Gauchito
Gil" en Argentina, o las bicicletas pintadas de blanco en las ciudades
actuales.
Vamos, que también es y son más o menos lo
mismo. Y que el tiempo no existe.
Así es que...
"Absorto entre la añoranza del pasado
que se fue, y el vértigo de un futuro que no espera, se escapa el presente sin
vivirlo"
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