Hoy he tenido que ir al tanatorio. Son
obligaciones sociales, básicamente de apoyo a amigos o familiares. No es mi
lugar preferido y aún así, en los últimos meses (poco más de un año) he tenido
que personarme personalmente (¡) tres o cuatro veces. Pero ninguna de las
anteriores había reparado en detalles que hoy, posiblemente porque he tenido
que esperar a mis amigos durante más de media hora, que por cierto se me ha
hecho eterna, hoy sí que he reparado.
Son varios los detalles fruto de esas
observaciones pero confluyen. La gente se viste para la ocasión, así me lo
parece a mi, y cuando digo “para la ocasión”, me refiero a que particularmente
mal. Como con ropas que hay que desechar, colores mal combinados e incluso
prendas inapropiadas; me he sentido transportado al otro lado del canal de la
Mancha. Sólo me ha faltado ver batines y zapatillas de casa. Quizá para eso
tenga que ir más al sur.
Los gestos son tristes y desabridos, cosa
que se acentúa al combinarse con pieles cansadas, quizá por varios días sufriendo
de “maldormir”, y también sin duda por haber olvidado, fruto de una desgana
voluntaria, un poco de crema hidratante o un último afeitado.
El pelo está desaliñado a menudo en la
mayoría (nos libramos los que no usamos); es como si pesara mucho e hiciera que
costara mantener la cabeza erguida.
En suma que el aspecto particular de cada
uno y el colectivo en general es deprimente. Contrasta fuertemente con las
chicas que atienden en recepción, con trajes impecables de colores fríos,
recién peinadas y discretamente maquilladas; incluso algo sonrientes. Vamos,
que parecen salidas de otro planeta. De otro planeta mejor, claro.
Y todo eso afecta. Yo tengo buenas
piedras de turmalina negra para llevar en estos casos en el bolsillo pero algo
pasa que siempre se me olvidan.
Para paliar esta sensación, recuerdo que
hace años, un compañero de trabajo comentaba que cuando iba a un lugar así,
nada más acabar tomaba una ducha y hacía el amor. Eso le liberaba de las malas
imágenes y recuerdos de aquella mañana o de aquella tarde, según fuere.
Al hilo de lo que hacía mi amigo se me
ocurre que quizá sería bueno que en estos lugares se instalaran a la salida
duchas y, a ser posible, algo más para facilitar seguir sus sin duda buenos
consejos.
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