viernes, 7 de septiembre de 2012

LA INMENSA SATISFACCIÓN DE UN CIUDADANO (a compartir)


Sí, me siento bien, y con motivo.

Pasaba yo esta mañana por la calle Salvador, justo detrás de “les Corts Valencianes”, elegidas democráticamente por todos los que tenemos derecho a voto y hemos ido a votar, y he visto salir a un apuesto diputado (ya se sabe, traje oscuro reflejando el soleado día, discretas canas y tecnología punta pegada a la oreja) de forma acelerada. Enseguida se le ha adelantado otro señor de negro, con gafas negras, zapatos negros y pelo engominado, que se ha apresurado a abrirle la puerta del coche (coche negro, cristales tintados, recién limpio). El diputado se ha acomodado y el lacayo ha cerrado la puerta. Yo, que me da por pensar, me refiero a pensar bien claro, enseguida he deducido que el acelerado diputado tenía algún problema en la mano libre (en la otra tenía el aparatito) y no podía abrir el mismo la puerta del coche. Seguro que acierto.

Pero me siento bien porque cuando uno ve como he visto yo que las personas elegidas democráticamente por el pueblo se afanan de esa manera en servirlo, en defender sus derechos y en luchar por el bienestar social, no puedo por menos que sentirme bien. Sentirme bien de vivir en una democracia en la que los representantes del pueblo se emplean con todas sus energías y con todas sus capacidades en lograr lo mejor para todos. Véanse si no las leyes que las citadas “corts” han legislado durante las últimas legislaturas, y como gracias a ellas nos diferenciamos del resto de las comunidades del Estado, incluso del resto de Europa y del mundo (mundial, por cierto).

Por ello, no puedo reprimir unas exclamaciones: ¡Víxca Valencia! ¡Víxcan les falles! ¡Víxca la marededeu! y ¡nos mos fareu catalans!,

¡AH! una cosa más antes de acabar, el tal diputado resulta que está imputado por corrupción, pero eso seguro que son patrañas y falsedades, porque ha sido elegido democráticamente (mayoría absoluta) por el pueblo y el pueblo no se equivoca, es libre, no se le atemoriza con facilidad y sabe lo que se hace.

Hay que estar vigilante que el enemigo acecha…

Hoy me siento bien.

¡Ave …! ¡Morituri salutarem!