lunes, 29 de septiembre de 2008

Quo vadis UE?

Primero de todo prometo no escribir más sobre el presente tema (la economía o sus derivados). De ahora en adelante me voy a dedicar a.... ya sé, al sexo. A ver si así me lee alguien y me hace comentarios.Lo que hoy planteo es lo siguiente:1.- todos los países de la UE no tienen la misma fiscalidad, con lo que algunas empresas consiguen importantes beneficios si fabrican en un país en lugar de en otro.2.- los países con menor presión fiscal suelen ser los de más reciente entrada en la UE.3.- éstos mismos países, al tener menores coberturas sociales (básicamente salud y pensiones), repercuten estas cotizaciones sobre las empresas y particulares de forma más leve.4.- y los mismos, por encontrarse en situación más desfavorecida en cuanto al PIB por habitante y otras ratios, son beneficiarios de ayudas de los diferentes fondos de la UE (España lo ha sido durante muchos años, pero poco queda).5.- además, tienen margen de maniobra para facilitar el establecimiento de las empresas en su suelo, regalando terrenos (baratos) y construyendo infraestructuras (con los fondos antes mencionados), cosa que ya se hizo en España no hace muchos años. [Luego, cuando se van, los urbanizan y los venden a buen precio]6.- los sueldos son también en los países referidos, por el momento y durante algunos años, más bajos que en los que ya han sido equiparados, al menos parcialmente, con el grupo de la UE que llevan varias décadas caminando juntos.CONSECUENCIA:- las empresas emigran de un país a otro dentro de la UE para conseguir mejores costes finales (presión fiscal, etc.) y por tanto incrementar su beneficio.- las mismas están viéndose beneficiadas directa e indirectamente por las subvenciones de la UE, principalmente por las destinadas a mejorar las infraestructuras, así como por otras del propio país.- la UE apenas está contribuyendo a equilibrar de forma sólida y estable su infraestructura económica y, mucho menos, el nivel de protección de sus habitantes.Y después, cuando pase esta coyuntura, ¿qué?- pues ya relajará sus aranceles la OMC o cualquier otro invento con siglas (para lo que le convenga a quien le tiene que convenir) con el fin de que la sangría continúe fuera de las fronteras de la UE.¿Alguien se la leido la Constitución (o como quiera que se llame) de la UE?, esa que nadie quiere refrendar... pues léanla, que ni "eso" se cumple.Una vez más, urge una armonización fiscal en la UE y marcar unos mínimos de cobertura social y sanitaria para sus habitantes. De lo contrario, esto es una merienda de negros; y, si se expulsa a los inmigrantes, encima sin negros.
¡Salut i força al canut!

jueves, 18 de septiembre de 2008

Fiscalidad y fraude

Que el fraude fiscal es algo habitual allá donde existen regimenes fiscales, es algo que ni los enanitos de Blancanieves se atreven a poner en duda. Otra cosa es cual sea el nivel de fraude según donde.
A mi entender, el citado nivel está en función de los controles que “a priori” o “a posteriori” establecen los organismos reguladores, y de la eficacia de los mismos.
Por ejemplo, queda claro que el IRPF (impuesto de la renta de las personas físicas) tiene escaso margen para el fraude. Se efectúa retención en la fuente antes del devengo del salario, en función de una tarifa, y luego se realiza un recálculo anual en función de otras rentas o desgravaciones.
No así en otros impuestos como el IVA (impuesto sobre el valor añadido) o el IS (impuesto de sociedades), cuyo fraude resulta más difícil de detectar, sobre todo en pequeñas y medianas empresas, puesto que suele producirse en cascada y tiene además un componente de “valor añadido” cuyo control añade complejidad, más si quienes tienen que detectarlo no cuentan con los medios o la “motivación” suficientes.
Así pues sabemos por estimaciones de dentro y fuera de nuestro territorio (UE, OCDE) que el fraude fiscal es de media en nuestro país (o nación) casi el doble que en otros como Alemania o Francia, con los que nos gusta compararnos.
Eso quiere decir que “alguien” está pagando más de lo que le tocaría si el fraude no existiera o tuviera una dimensión más ajustada al nivel de desarrollo democrático de la sociedad en la que se desenvuelve.
Y es precisamente a ese “alguien” a quien la administración del estado (tercera forma de nombrarlo en pocas líneas) le pide que no defraude. Que no tema nadie: no puede. Bueno, sí; probablemente si en algún momento tiene la oportunidad de elegir entre que la factura del fontanero tenga o no tenga IVA, mirará a su alrededor para ver si hay alguien que le oiga, y dirá “bueno, pues sin IVA”.
Y también quiere decir que la administración (cuarto nombre para lo mismo), cuando paga las pensiones, no paga lo que dice que paga. Porque aplica el IRPF (antes denominado Impuesto de Rendimiento del Trabajo Personal), al que precisamente se le cambió el nombre para aplicarlo sin complejos a estas rentas. Que son los mismos del párrafo anterior.

¿Y QUÉ…?
Pues que ya va siendo hora de que los poderes públicos (y van cinco) asuman su responsabilidad y apliquen justicia al menos en lo relativo a la pela.
1.- una normativa más rigurosa para evitar el fraude de IVA e IS
2.- sanciones disuasorias para todo aquel que participe en el fraude (el ser humano, o tiene un alto nivel ético y de responsabilidad o poco conoce más allá de palo). Porque si el fraude es del 20% (o más), si no hubiera fraude se podría rebajar el impuesto para todos. Los ciudadanos tenemos derecho a exigir rigor y el gobierno (seis…) la obligación de poner los medios.
3.- eliminar el IRPF de las pensiones del estado, que sepa cada uno lo que realmente cobra.
4.- iniciar un proceso rápido de capitalización de las cotizaciones de la SS para futuras pensiones. No podemos estar siempre bajo la amenaza de escasez de fondos en horizontes próximos
5.- establecer un tipo “único” para los impuestos. No es lógico que el trabajo pague más que el capital o las sociedades.
6.- eliminar la llamada “progresividad” en el IRPF, que grava el trabajo. ¿Qué no es suficiente progresividad que el 20% de 100 sea el doble que el 20% de 200?

Y ya que estamos, ¿por qué el tabaco y el alcohol son mucho más baratos aquí que en el resto de Europa? ¿A quién estamos beneficiando?; y ¿por qué con los combustibles pasa otro tanto?... ¿que acaso somos nosotros productores de petróleo? Vayan pues entonces al Reino Unido o a Noruega, que si son productores, llenen el depósito y verán.

Ahora es un buen momento, ahora que los empresarios que creen en el mercado están pidiendo un paréntesis en sus creencias, para que venga papá estado a rescatarlos de la situación en la que se han puesto a causa de su desmedida avaricia.

¡INTERVENGA PUES EL ESTADO! Que ahora ya no es una conducta de izquierdas.

lunes, 15 de septiembre de 2008

La Gorra

Mi abuelo llevaba gorra, pero de las otras, de esas que son casi como una boina con bisera.
Mi tío abuelo Antonio llevaba sombrero, un elegante sombrero; y mi padrino también.
Mi padre era de boina.
Pero vino el beibol, la NBA, Esteven Spielberg, Guillermo Puertas (traducido), el golf y muchas y muchos más, y nosotros, muy receptivos, importamos sus bonitas gorras junto con la hamburguesa, el fast food y las elecciones teledirigidas con ayuda del márketing y la publicidad. Ya somos "modelnos" y demócratas.
Y ahora ya no hay quien lo pare. Ni a lo demás ni a la gorra, que vamos de gorra ¿vale?
Se lleva conduciendo el Seat Ibiza, de día y de noche. Quien no haya conducido un seat ibiza no sabe el riesgo que tiene de insolación... ¡cómo en Ibiza, joder!
Se lleva andando por la calle, de día y de noche; y es que la rita ha puesto más luz que en un quirófano, y molesta.
Se lleva dentro de cualquier edificio.
Se lleva con corbata, en vaqueros, para fumar porros y hay quien asegura que con gorra se folla mejor (tendré que probarlo).
La llevan los gorrillas para evidenciar su titulación de expertos en aparcamientos. Graduados en la misma escuela que Woody Alen en aquella peli... ¿recordáis?
La llevan los polis, porque imprime carácter. ¿Quién va a obedecer a un poli sin gorra?, ya véis en lo que ha quedado la guardia civil desde que no lleva tricornio.
Sólo falta llevarla en el parlamento y poco más... Sebastián ¿a que no te atreves?
¡Ay que tiempos en los que la bisera estaba reservada a los que llevaban manguitos!
Eso sí, a juego.

Y no me negaréis que imprimen carácter. Me refiero a ambas, claro, a la de ahora y a las de antes, manguitos incluidos. Todo se andará. ¡Venga Camps, cobardica!, con lo bien que le iría para tapar la calva, él que aún siendo coqueto no tiene el arrojo del Bono.

Y un apunte más, ¿sabéis que a partir de 1939, en un país del SO de Europa se calificaban de "rojillos" a los que iban "desmoteraos" (vinene de montera, que también es gorra en las regiones del sur. Como la montera de los toreros ¡joder!, pues eso)?. Por eso llevaban gorra en mi familia.
Yo de vosotros me compraría una gorra, pero del St.Pauli de Hamburgo, que es más "Guay".
Amén.

Eficacia, eficiencia y productividad

(no recomendable en las horas de siesta)

Eficacia: se aplica a las cosas que producen el efecto o prestan el servicio a que están destinadas. [RAE] Capacidad de lograr el efecto que se desea o espera.
Eficiencia: se aplica normalmente a las personas que aplican cumplidamente la función a que están destinadas. [RAE] No figura. En los medios de comunicación se interpreta como la productividad de la eficacia, tanto para personas físicas como para estructuras organizativas.
Productividad: que produce cosas útiles. [RAE] Relación entre lo producido y los medios empleados.

Al margen de las matizaciones que se puedan añadir, pues lógicamente se trata simplemente de una simplificación para comenzar, voy a tomar estas definiciones como base para el desarrollo posterior.

Estoy hasta los pelos (quien me conozca lo entenderá mejor) de leer y oír artículos y declaraciones en los que los conceptos se encuentran muy alejados de las definiciones anteriores. Pero obviando éstos y centrándome en los que aún en el sentido correcto, demarran bastante en su desarrollo, voy a realizar una serie de matizaciones. [Y a ver si alguien ya de una “p” vez me hace algún comentario, que estáis todos anestesiados]

Hay “tantas cosas” que hacen que nuestra productividad sea baja, que nuestra eficacia sea a veces dudosa y que nuestra eficiencia no se corresponda con nuestra valía personal y profesional. ¡OJO! Hablo en general, que hay mucha gente y muchas organizaciones que sí, que son de PM.

1.- Organización del Estado.
a) funcionarios militares. [Ésta va de cal] Parece que se han puesto las pilas. Son poquitos y todos profesionales. Puede que queden cosas por resolver, pues algunos les tocan las tetas a las francesas mientras duermen, pero eso supongo que es la excepción (¿?). Yo veo a algunos corriendo por el río antes de las 8 (am) y ya no están “preñados”.
b) funcionarios civiles. Aquí hay un “guirigay” de tres pares de carayos. Entre duplicidades, triplicidades y cuadruplicidades (¿se escribirá así?) de organismos: ayuntamientos, diputaciones (¿qué pintarán estas cosas a día de hoy?, si quieren descentralizar que comarcalicen ¿no?), comunidades autónomas, gobierno central y UE, ¡vamos listos!
Así es que no les queda más remedio a muchos funcionarios que llegar tarde, tomarse “varios” cafés al día, fumarse varios cigarros, almorzar sosegadamente y tomarse algunos días, bien “moscosos” o “de tos”. ¡AH! Y gracias que ahora con esto de Internet llenan su tiempo. Y ¿a ver quién tiene cojones a meterle mano a la administración? No olvidéis que parte de la culpa (parte solo, que el de Cracovia puso el complemento ayudado por la "inteligence") del deterioro de la URSS fue el mal funcionamiento y la “corrupción” de sus estructuras internas. Y es que no hay nada peor que tener seguro el sueldo (mísero pero seguro) a final de mes y de por vida. Ni cátedras, ni jueces, ni curritos ni na de na. Eso es desmotivante.
c) Entramado político. Ni nuestra nación ni nuestro país se puede permitir el enorme despliegue político que soporta (lo que debería de ir a inversiones en infraestructuras o investigación, va a gastos corrientes. ¡TOMA!). Y no digamos si a eso añadimos los “asesores” DE "LIEBRE" designación. Lo que no se debe de interpretar en el sentido de que sea yo contrario a la descentralización del Estado. Nada más lejos. Más bien creo que hay dos males que nos afectan en ese sentido. Uno, nuestro propio, que no hayamos sido capaces de reconocer una realidad tan meridiana como que debemos de ir cuanto antes hacia un Estado Federal, y Dos, de la UE, que no hayan entendido que es imprescindible converger hacia una armonización fiscal, aún con alguna excepción que no dudo sea necesaria. Pero “excepción” no es “manga ancha”.

2.- Grandes empresas
a) ¿Ponen a disposición de sus integrantes la totalidad de los progresos que la técnica nos ofrece? NO x 10 (elevado a “n”) y “n” tiende a infinito.
He pertenecido a más de una de ellas y he vivido situaciones “relevantes” (¡qué prudente me he vuelto!). Desde ir a por dinero a otra oficina con el periódico como único protector ante un atraco, dejar de responsable en una oficina a un ETT recién llegado, trabajar con programas informáticos sin formación o con licencias de casi 10 años atrás, cuando el proveedor se manifestaba incapaz de dar mantenimiento. Por poner unos pocos ejemplos, que los hay a miles.
b) La formación es “mala”, cuando existe. Es normal que se aplique la regla del “management" cuya traducción real es “apañárselas”.
c) La organización del trabajo es “mala”, cuando existe. Mucho más normal es que cada uno se monte su propia “oficina” o Reino de Taifas. Así que es normal que una misma entidad sea “líder” en una ciudad y “el último de la fila” en otra, con idéntica competencia.
d) Estas dos deficiencias se cubren en general con una política de doble rasero: por una parte se “exige” (sin decir palabra, pero se “exige”) que el implicado y comprometido currito con corbata (futuro directivo) haga entre 18 y 20 “horas culo”; y por otra se “tolera” que se incumpla levemente la hora de entrada, se tomen algunos cafés y se fumen algunos cigarrillos en puertas y balcones, y otras “cosillas” que mejor no mentar. A los "jefecillos" les brillan los ojos de verte allí, aunque no hagas nada productivo, pero va en el currículum, igual que los infartos y las separaciones matrimoniales. Se ve que hay quien está mál visto en casa.
e) El horario “oficial” de toda la nación es totalmente inadecuado e hipócrita. Se vende una cosa y luego la realidad es otra.
Algunas empresas “venden” el horario de 8 a 15 h, con una interrupción para el llamado “almuerzo”. O sea, 7 horas con un café tomado en la ducha y un bocata de fritanga a media mañana, salteado de más cafés y algún tentempié. Lo que provoca numerosas visitas al “WC” y a las máquinas de cafés y tentenpiés. Y esto no hay tampoco quien le meta mano, aún siendo conscientes que los países más productivos de nuestro entorno, amén de otras cosas, tienen horarios que permiten a sus empleados ser personas y vivir como tales. [No digo nada de Internet porque no quiero ensañarme]
f) Todavía hay muchos “profesionales” cuyo único currículum es “doctor en trepa”. Los cuales ven bien a sus imitadores siempre que no les hagan sombra. Ellos, para suplir esto, se matriculan en primero de una carrera y entonces, ponen estudios de “tal”, para tranquilizar su conciencia. Esto tardará en cambiar.
g) El divorcio de la universidad y del resto de formaciones de menor nivel y la empresa es sangrante. Y ambos se miran el ombligo cada vez con más insistencia, pero de limpiárselo nada.
h) Amiguismo y rateo del sueldo son otros dos males propios de la ignorancia, de falta de autoestima y de ensañamiento con el débil que no comentaré. No quiero pasarme.

3) Pequeñas y medianas empresas
Aquí, todo lo expresado antes se ve algo modificado al ser el jefe el dueño del tinglado.
Modificado en el sentido de ampliado, además de que el aprovechamiento de todos los resquicios que dejan las leyes, básicamente laborales, es insultante para cualquier ciudadano que paga sus impuestos (porque se los descuentan de lo que cobra).
a) Las contabilidades A y B dejan paso a muchas más letras del abecedario.
b) Las subcontratas de las subcontratas de las subcontratas están a la orden del día (la última con ilegales que salen de la obra cuando alguien llega, como cuando le das un palo a un avispero).
c) Y las inspecciones de la administración se ve que están mal pagadas, porque a menudo avisan de que van a ir al día siguiente.

4) Autónomos
Tanto profesionales de bata blanca como de puños blancos y gemelos campan aquí por sus respetos.
Quién no se ha sentido mal cuando le preguntan ¿con IVA o sin IVA? O cuando le piden 200 € por matar un nervio… que diga algo o calle para siempre.
Y para los que apostamos con todas nuestras fuerzas por los tres pilares públicos: sanidad, enseñanza y justicia, les invito a que se vean en la siguiente situación. “Tiene Vd. un cáncer muy poco evolucionado, le ponemos en lista de espera y ya le llamaremos”; y como alternativa, si vas al mismo médico en su clínica privada, te opera en una semana y te cobra un puñado de miles de euros, que al ser sin IVA puedes hacer frente con ayuda de la familia, de un préstamo, o ¡qué cojones!, con los ahorros de tú vida producto de tú trabajo, una vez descontado el IRPF.

Y todo esto (que hay mucho más, pero ya basta ¡coño!) ¿Para qué?
Pues para deciros que si en el numerador y en el denominador de el algoritmo con que se calcula la “productividad” se pusieran las cifras reales de todas las transacciones económicas y las circunstancias valoradas (tecnologías ignoradas, horarios inadecuados y mangaporhombros de su aplicación) que han producido las “ineficiencias” enumeradas, estoy seguro que nuestra productividad mejoraría sensiblemente.

Porque… resulta que NO ES CONGRUENTE nuestro PIB con los gastos suntuarios de la población española (coches y edificios de lujo, comidas en restaurantes de lujo, yates de lujo, viajes de lujo, joyas, arte y más).
Porque resulta que la productividad se mide, entre otras cosas, por la recaudación de IVA, por la recaudación del IRPF, por la recaudación del IS, del IRC y de algunos datos más. Datos que todos sabemos que están gravemente adulterados.
La coartada es que trabajamos mucho, así es que… ¿cómo puede ser?
También podemos responder a la italiana: “piove, porco governo”

[Otro día reflexionaré, sobre las diferencias que hay entre las tarifas de los impuestos: IVA, IS, IRC e IRPF, éste último “progresivo” para animar a ser más productivos y a trabajar más; aunque se podría pedir que apliquen a todos la ley Beckam ¿no?]

martes, 9 de septiembre de 2008

EXPO-Zaragoza

No quería perdérmela y he dicho ¡venga, a la EXPO!
Y os cuento: es una excusa para recalificar terrenos y para engañar a más de 5 millones como yo (¡UY qué tonto!).
A saber: 35 € la entrada + 12 € el aparcamiento + la comida (si es basura 20/25 €, o sino unos 40/45 €) + 50 € de gasolina a 90 km/h que es como menos gasta. Y te metes 700 km entre pecho y espalda.
Luego hay que pagar para entrar en algunos pabellones, entre ellos el de España. Y hacer una cola de aproximadamente 2 horas y 1/2 ó 3. Las entradas a éstos son limitadas y si llegas tarde "te quedas sin". Cuando me venía me ha dicho uno de esos que lleva un collar colgado del cuello con una tarjeta que si me hubiera hecho pasar por alcalde de un pueblo (del que fuera) me hubiera hecho un hueco.
Los demás pabellones una "pasada": promoción turística pura y venta de baratijas.
No os imagináis lo que cunden las pantallas de plasma y las fotos ampliadas.
Pero en el fondo, lo que he dicho al principio, como la Ciudad de las Ciencias y las Artes y las Letras y todo eso... pura obra arquitectónica y recalificación de terrenos.
¿Cuánto falta para que los museos estén vacíos y nos muestren sólo el edificio?
¡Al tiempo!

Aunque, bien visto, podrían hacer lo mismo con ministerios y consellerías. Seguro que nos iría mejor.

Hospital de La Marina

El domingo iba por la carretera que une Ondara con Denia, y como quiera que hacía poco que "Canal Nuev" había estado dando la tabarra con el nuevo hospital, decidí desviarme para verlo des cerca.
Cual fue mi sorpresa al encontrarme con un deificio en obras. Sacos de cemento, grúas, casetas de obra, etc. Tan diferente a lo que me habían enseñado.
Pero esto no es malo, así se podrá inaugurar más veces. Que seguro que ya habrá quien piense que estoy criticando. Nada de eso, que lo que dice "Canal Nuev" es de verdad de la buena.
Y al salir de "la obra" (no confundir, por favor) reflexioné que quienes, desde puestos de responsabilidad pública, dicen que es más barata la gestión privada de la salidad que la pública (y eso que la privada incluye el beneficio empresarial), están llamándose incompetentes. ¡Qué tontería!, habrá sido sin darse cuenta.
No, si al final tendría razón mi primer jefe cuando, ante afirmaciones mías de esto o de lo otro, me decía: "Vd. lo que tiene que hacer es ver menos la tele y viajar más".
¡UYUYUY qué malo que era mi primer jefe!
¡Salud! que la vamos a necesitar.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Números redondos

Cuando hace años visité por primera vez el Reino Unido, me sorprendió ver como sus habitantes, cuando pagaban algo en efectivo, contaban minuciosamente los peniques, del mismo modo que al recoger las vueltas.
Aquí, ya por entonces, aún lejos del Euro, redondeábamos y despreciábamos los céntimos, y, poco después, las pesetas.
En poco tiempo, nuestra moneda pasó a ser “el duro”.
Años más tarde, pero no muchos, llegó el Euro “de metal” (craso error éste), lo que nos trasladó a un escenario de “otro duro”, pero ahora de más de 166 pesetas, sin que tuviéramos tiempo de asumir tan relevante cambio.
Pero es que, a menos de 10 años de la nueva moneda, cuando en el Reino Unido, por seguir con la misma referencia comparativa, se convive con precios de 3,28 £, 17,62 £ ó 122,45 £, aquí nos vamos directamente a 5 €, 25 € ó 150 € (terminación en 0 ó 5 y sin céntimos). ¡AH! Y si puede ser sin IVA, mejor.
Reflexionen los dioses del redondeo en éste país de ricos, en el que la moneda base es pura calderilla.

Nikolás y Karim, Karim y Nikolás

Nikolás y Karim son amigos. Amigos en todo el sentido de la palabra.
Karim vino hace 10 años en una patera, aún menor de edad. Por el camino las aguas se tragaron a su padre a un hermano. Ahora Karim tiene una empresa de pinturas en la que trabajan 6 personas; envía dinero a su madre y va a casarse pronto.
Nikolás es de aquí de siempre. Ha hecho un poco de todo y ahora repite primero de física en la universidad. Dice que quiere ser astronauta.
Nikolás le acaba de contar a Karim que ha tenido que pagar una multa por fumar “hachis” y Karim ríe sin control. En su tierra de allá no le creerían.
Nikolás pide un cubata y Karim un zumo de piña. Los dos ríen y hablan de chicas, de fútbol y a veces también de otras cosas; incluso de política, aunque en eso discrepen mucho.
Nikolás envidia en silencio a Karim, por su fuerza, por su constancia, por su alegría. Y Karim, también en silencio, envidia a Nikolás porque no ha tenido que perder a su padre y a su hermano para ingresar en el mundo de la corrupción, desde ese otro, el del fascismo.
Pero ellos nunca hablan de envidias, son amigos.

“K+k=2k”

Lenguaje sexista

Mery es modela. A veces, cuando estamos juntas, me cuenta cosas de su trabaja.
Otras soy yo quien le hace preguntas de esa munda tan particular de la que casi nada conocemos.
Ayer estaba yo muy curioso y ella muy habladora, así es que nos acostamos más allá de la media noche.
Me decía que, cuando desfilan, van tan serias para no distraer a la pública y que éstas se fijen en la vestuaria.
Que no llevan sujetadora para aportar naturalidad y que si las pezonas van de aquí para allá, sólo hace que mejorar la exhibiciona.
Le pregunté por qué cruzan las piás al andar y me contestó que es también para realzar la modela.
Lo de la desgadeza ya lo habíamos hablado antes y tiene que ver con la indefinición de la sexa de quien manipula esas exhibiciones, aunque yo creo que es para darle envidia a Cristina Almeida.
Lo pasamos muy bien porque ella también odia el lenguaje sexista (y todo lo demás).

Desfile de modelos

Él había pasado la siesta, larga siesta, durmiendo junto a la piscina.
Cuando ella le despertó para avisarle de que faltaba poco más de una hora para el desfile, aún sintió en su paladar el amargor del té de Ceilán con que había rematado la comida.
No tardó en estar listo. La tarde era calurosa pero ligera, así es que se vistió de su color favorito. El blanco. Incluso se permitió coger un sobrero al tono.
Ella lo hizo de negros trasparentes. Yin-yang, el equilibrio zen.
Durante el desfile, él dejó volar sus sentidos de aquí para allá. Como siempre. Unas veces se detenían en los apretados morros de las modelos. ¿Por qué estarán tan serias? Se preguntaba siempre; otras en el movimiento nervioso de sus pezones, libres bajo los exclusivos trapitos. ¿Por qué taconearán con tanta fuerza, cruzando los pasos? Otra pregunta repetida. Y, por instantes, gozaba tanto de fugaces penetraciones como de penetraciones lentas.
Mientras, ella dejaba vagar sus ojos y cambiaba de postura una y otra vez, pendiente del fotógrafo que había al otro lado de la pasarela. Se sintió húmeda y un escalofrío corrió por su espalda.
Nada diferente a cualquier otro desfile de modelos.

El burro del tío Patiño

Dice un refrán aragonés: “para las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo yo me las subo”.
Y es que, el burro, hasta que a mitad del siglo pasado se generalizó el uso del motor en el transporte, fue una ayuda imprescindible para el hombre, acarreando cargas y subiendo cuestas; aunque no siempre el pollino lo hiciera de buen grado, según parece.
Cuentan en mi pueblo que, al menos el del tío Patiño, se resistía a llevar la carga de un lado para otro, y mucho menos hacerlo a buen trote.
Y cuentan también que un buen día que el animal se resistía más de lo habitual, no se le ocurrió otra cosa al mentado tío Patiño que restregarle un pimiento picante por el culo. Lo que parece que dio el efecto deseado. Más incluso, puesto que el tío Patiño, aún apretando el paso no conseguía ir a su par; de modo que, antes que perder al burro de vista, optó por hacer lo propio consigo mismo.
De modo que, bajóse los pantalones y, culo en popa, puso manos a la obra. Pero se ve que lo hizo con tal fuerza que al poco, no sólo había alcanzado al animal sino que lo superaba largamente sin poder poner freno a la carrera. Por lo que hubo de gritarle con todas sus fuerzas: “En la cuadra te espero”.

17 de julio

Arriba el telón. Peleles sanguinarios. Enfermos ávidos de sangre y de poder. Incomprensibles reveses, deslealtades, apoyos y fidelidades.
En principio, desavenencias entre hermanos. Un conflicto local.
En el fondo, el crisol de una nueva era. El destino de occidente, y de oriente, y de mucho más allá.
La caída del primer telón, preludio del segundo.
Victoria de la ilegalidad, de la no ética, de la inhumanidad y de las mentes enfermas.
Abajo el telón. Y entre bambalinas: la iglesia, siempre la iglesia.

Crisis

En los últimos meses, seguro que esa es la palabra más repetida en la prensa, la radio y la televisión, amén de ser la más articulada en la boca de todos los occidentales.
No se, pero no me hago a la idea, de que lo mismo ocurra en El Chad, Haiti o Tanzania, por poner tres ejemplos. Lo que demuestra a mi entender, la manipulación y/o la ignorancia de algunos profesionales de la comunicación, así como la vulnerabilidad de los receptores de sus mensajes.
Y es que aquí ya estamos todos anestesiados y nadie se cuestiona nada. Pensamos lo que nos dicen que tenemos que pensar y lo hacemos nuestro.
Porque… vamos a ver, ¿en qué razonamiento lógico cabe que en un mundo redondo (quiero decir limitado), podamos estar creciendo económicamente de forma infinita?
Otra cosa sería crecer en cultura, en conocimiento, en educación o en tecnología; pero casi nada de eso se mide, excepto que reporte beneficios. Y es que en casi todo lo mencionado llevamos un estancamiento de más de 20 siglos, pues nada hemos avanzado desde los antiguos griegos, incluso en algunas cosas el retroceso es evidente.
Hace algunos años le leí a un premio Nobel de economía un razonamiento en el que calificaba a la economía que se empecina en el crecimiento continuo, de economía (o mentalidad) del “cowboy”, haciendo referencia a aquellas personas que actúan todavía como si la tierra fuera plana e infinita, donde el único objetivo del ser humano es explotar o destruir (que es lo mismo) en su beneficio cuanto encuentra en su camino.
Así es que si nadie se atreve a decir bien claro y bien alto, que vivimos en un pequeño planeta que gira alrededor de una estrella, iremos de crisis en crisis, de fracaso en fracaso y de decepción en decepción, hacia nuestra propia destrucción.
Amén.

Arbolear

Busco aquí y allá y nada…
El diccionario se olvida una vez más de las palabras que envuelven mi vida.
Esas con las que aprendí a hablar y todavía suenan en mis oídos.
Cuando estábamos en el campo y acabábamos de comernos unas naranjas o unos higos, las cáscaras o las pieles se arboleaban.
Cuando cogíamos algo del suelo con lo que podíamos hacernos daño o ensuciarnos, nos gritaban: ¡arbolea eso!
Cuando acabábamos de almorzar o merendar en el margen de un bancal, los restos de la comida, fueran los que fueran, se arboleaban.
Pero lamentablemente, la acción del verbo arbolear, 50 años después, no es una anécdota (un mal hábito) del pasado. Hoy mismo me he recorrido en bicicleta más de 40 km, y en las orillas de carreteras y caminos he podido ver grandes cantidades de botes de refresco, botellas, bolsas de plástico, paquetes de tabaco y un largo etcétera de objetos que, presumiblemente, han sido “arboleados”, aunque ya a penas queden árboles a los que arrojárselos.
Periódicamente he visto como los recogen en grandes bolsas amarillas, que quedan algunos días junto a las carreteras.
Así es que como arbolear es algo muy nuestro (aunque no exclusivo), reclamo el verbo para nuestro diccionario ¿o acaso alguien se avergüenza de una realidad tan palpable?
Hace pocas semanas, llegando a Burdeos, un camionero arboleó delante de mis narices una botella de agua vacía. Sorprendido, le pité, y él me devolvió el pitido como saludo de buen paisano. ¡Qué vergüenza!

Propuesta: [arbolear: vr. 1ª conjugación. Tirar algo lejos (a los árboles o si no hay, da igual). También se usa para tirar en la playa, en el mar, etc. Siempre lejos de uno, a ese lugar infinito que no es de nadie. Cuanto más arboleémos, más rápido ocurrirá todo y las agonías, cortas.]

Agosto, golf resort

Agosto nos llama todos los años a ponernos en caravana por el carril de la izquierda, haciendo luces al coche de delante, para llegar cuanto antes donde nunca pasa nada ¿o sí?
Sí, sí pasa. Pasa que hacemos cola en la pizzería, en los pollos asados, en la panadería, en las hamacas de la playa y, por la tarde, en los helados y el café, esto último a 2 Euros (que son nada más y nada menos que 333 pesetas).
Pues bien, éste año, harto de los vecinos de siempre, de las barbacoas de siempre, de los gritos de siempre y del perro del apartamento de arriba, he alquilado un unifamiliar junto a un centro de ocio [unifamiliar: casa de 120 m2 en tres plantas, de los que 60 m2 son de escaleras].
Hasta ahora pasaba el susodicho mes en un “golf resort con SPA”, pero como el lugar había sido durante años un vertedero de basuras, la hierba del “green” crecía muy bien, pero le iban a la par las moscas, mosquitos, avispas y otros dípteros, ortópteros e himenópteros; y es que, eso de estar en plena naturaleza todo el día espantando insectos, cansa un montón.
Así es que este año, en el centro de ocio, ha sido muy diferente. Nada de insectos. El tal centro es un enorme solar polvoriento en un cruce de carreteras muy transitadas por todo tipo de vehículos y a todas horas (especialmente motos de escape libre, coches con “bacalao” a 200 decibelios y camiones); y en él han ido asentándose correlativamente sin fallar ni un solo día: un circo ruso, esos coches americanos con ruedas de tractor, los quark voladores y algún otro espectáculo espectacular de no recuerdo qué parte del mundo (quizá chino, que hay muchos).
Todos muy amables, pues nos invitaron al estreno. Pero no hizo falta ir, pues desde la cocina, con todo cerrado a cal y canto, se “sentía” el espectáculo a flor de piel hasta bien entrada la madrugada; todo gracias a las nuevas normativas del ruido y a su estricta aplicación por las diferentes administraciones.
Un año más, vuelvo encantado al trabajo. Ni síndrome postvacacional ni nada de nada. ¡Pues no he echado de menos yo el estrés ni nada!
Pero para el año que viene me han aconsejado otro “resort” en una zona que hay muchos “golf resort”, y donde creo que los lagartos pasean con cantimplora. Pero los reptiles son muy muy silenciosos.
¡Viva agosto y la parálisis del país!

Velocidad máxima

Me refiero a esos carteles que hay en carreteras, autovías y autopistas, redondos, con el fondo blanco, un número negro en el centro y rodeados de una franja roja.
Esos carteles, según el código de la circulación, indican la velocidad máxima que en cada vía tienen que mantener los vehículos a motor.
Pero resulta que no es así. Aquí, en este país, es la cifra a partir de la cual hay que calcular, y añadir un tanto por ciento (normalmente el 20), para obtener la velocidad mínima a la que hay que circular. Excepto que nos avisen (venden unos aparatitos para eso) o sepamos que hay próximo un radar de control de velocidad.
A esto hay que añadir otras normas de uso habitual; por ejemplo, que en autovías y autopistas debemos de circular por la izquierda y hacer luces si alguien osa ponerse delante. Y, si lo hace con un vehículo de poca cilindrada, tocar el pito al mismo tiempo.
Por lo que propongo a la DGT, que cambie los literales del código, para que coincidan con la realidad.

El Euro. Acierto y errores.

Nadie hoy, ocho años después, pone en duda el acierto de la moneda única europea; pero de ninguna manera quiere eso decir, que el acierto de su creación e implantación, haya sido todo aciertos.
Hubo errores, y muchos, pero desde un punto de vista puramente técnico, globalmente para todos los países y desde mi punto de vista, voy a destacar dos.
Uno, que la moneda base, el Euro, se acuñara en moneda de metal y no en papel moneda.
Se hizo sin duda por razones de costes; pero aunque parezca que se trata de un matiz nimio, no es en absoluto así.
El valor del papel moneda, del billete (en EE.UU. llaman al dólar “el billete verde”) es superior al de la moneda, aunque ésta sea anterior en el tiempo y más valorada cuando se acuñaba en metales nobles (oro o plata).
No voy a recurrir a sofisticados razonamientos psicológicos. No es lo mismo dar unos billetes que dar unas monedas. Tener billetes que tener monedas; por poner dos ejemplos fácilmente entendibles.
No nos quepa ninguna duda de que esta decisión contribuyó de forma importante a una parte de la “inflación oculta” que se produjo en todos los países con la implantación de la moneda única.
Y dos, el billete de 500 € ¿para quién y para qué?... ¿Cómo se les ocurre semejante barbaridad en la era de las transacciones electrónicas?
¿Acaso el objetivo era sustituir al dólar en los “maletines” (droga, tráficos ilegales, etc.)? Pues en ese caso el objetivo se ha cumplido con creces. Y también han conseguido facilitar el fraude fiscal de forma relevante.
Y, no contentos con eso, el BCE y los bancos nacionales le dan a la máquina de los billetes de 500 € sin control. ¿Es posible explicarlo?
Y ya he dicho que me limitaría a los más relevantes desde el punto de vista general y técnico, sin entrar en armonización fiscal y otros temas que pueden poner a la larga en peligro alguna economía cuya estructura y peso en la Unión, no merezcan ser tenidas en cuenta a la hora de las grandes decisiones.
Y, si no, ¡al tiempo!

Mis diálogos con la siesta

Son poco más de las tres de la tarde de un tórrido día de agosto en el sur.
La comida ha sido familiar. Siciliana. Incluida la discusión sobre no importa que, que escenifica el enfrentamiento generacional, los primeros escarceos para disputar el liderazgo tribal; todo así hasta completar un menú de lo más mediterráneo.
Y ahora llega lo mejor: la siesta.
De lo más alto de las escaleras desciende una música de “rap” subida de tono, que hace desear que las cigarras se multipliquen y vengan a mi regazo. En la piscina, unos amigos recién llegados del extranjero relatan a gritos el paraíso recién abandonado. La cerveza es mucho mejor, puedes trabajar o no, según te venga en gana, y ganan mucho dinero. Los santos de lejos son milagrosos, y cuanto más lejanos más milagrosos, dice un viejo amigo mío. [Mi amigo lo recita en otra lengua del estado español]
Mientras esto ocurre, yo acabo con la última mosca, ayudado por las páginas salmón del periódico del domingo.
Sin apenas tiempo para recuperarme, suena insistentemente un móvil que se adivina en algún bolso colgado del perchero. Enseguida otro y, entre móvil y móvil, suben de tono las risas de la piscina, de los que sin duda acarician la idea de viajar cuanto antes a cualquier paraíso de esos lejanos.
Por fin, cuando parece que mi oído se ha acostumbrado a todo, se abre la puerta y aparece una visita inesperada. Quizás ellos también creen que aquí estarán mejor que en su casa.
Ya todo me es indiferente. Mi efímera fiesta huyó más allá de los sentidos.

Dorada a la sal

El verano se acaba, y el calor relajado va recuperando perezosamente el estrés de un nuevo ejercicio que ni eso tiene de nuevo.
Así es que, nos disponemos a comer unos pescados en un lugar que garantiza que hace pocas horas, todavía plateaban reflejando en sus lomos la luz del amanecer.
Yo pido dorada a la sal. Si el pescado es fresco, como ahora, me gusta entero y sin más condimentos que un poco de cocción. La sal y el calor del horno son excelentes para eso.
El placer de sus mollas blancas de suave sabor a mar es único y me transportan a mis primeros años de vida, cuando a la sombra de los tambalillos, rebozado de blanca arena y oliendo a la brea de los calafates, comíamos pescado porque no había dinero para otra cosa.
Y ese placer, para mí se hace supremo cuando toca paladear las vísceras, ahora sí, condimentadas con unas gotas de limón. Mi bocado favorito.
Pero algo me alerta hoy que no es como siempre. Un trozo de plástico verde está alojado en su buche. Tiro de él con el tenedor y veo que le llega hasta la boca. Es un trozo de bolsa de las que hay miles de toneladas flotando y en el fondo de los mares.
Todo eso gracias al ser humano, a nuestra envidiada civilización.
Siento una mezcla de angustia y rechazo difíciles de expresar.
Dejo los cubiertos, apuro un vaso de agua y tomo una patata frita del centro de la mesa.
Alguien dijo que la edad de piedra no se acabó porque se acabaran las piedras. Del mismo modo creo que el hombre sobre la tierra desaparecerá (desapareceremos) mucho antes de que se extinga la vida en éste planeta.
Por suerte… para el planeta.