lunes, 15 de septiembre de 2008

Eficacia, eficiencia y productividad

(no recomendable en las horas de siesta)

Eficacia: se aplica a las cosas que producen el efecto o prestan el servicio a que están destinadas. [RAE] Capacidad de lograr el efecto que se desea o espera.
Eficiencia: se aplica normalmente a las personas que aplican cumplidamente la función a que están destinadas. [RAE] No figura. En los medios de comunicación se interpreta como la productividad de la eficacia, tanto para personas físicas como para estructuras organizativas.
Productividad: que produce cosas útiles. [RAE] Relación entre lo producido y los medios empleados.

Al margen de las matizaciones que se puedan añadir, pues lógicamente se trata simplemente de una simplificación para comenzar, voy a tomar estas definiciones como base para el desarrollo posterior.

Estoy hasta los pelos (quien me conozca lo entenderá mejor) de leer y oír artículos y declaraciones en los que los conceptos se encuentran muy alejados de las definiciones anteriores. Pero obviando éstos y centrándome en los que aún en el sentido correcto, demarran bastante en su desarrollo, voy a realizar una serie de matizaciones. [Y a ver si alguien ya de una “p” vez me hace algún comentario, que estáis todos anestesiados]

Hay “tantas cosas” que hacen que nuestra productividad sea baja, que nuestra eficacia sea a veces dudosa y que nuestra eficiencia no se corresponda con nuestra valía personal y profesional. ¡OJO! Hablo en general, que hay mucha gente y muchas organizaciones que sí, que son de PM.

1.- Organización del Estado.
a) funcionarios militares. [Ésta va de cal] Parece que se han puesto las pilas. Son poquitos y todos profesionales. Puede que queden cosas por resolver, pues algunos les tocan las tetas a las francesas mientras duermen, pero eso supongo que es la excepción (¿?). Yo veo a algunos corriendo por el río antes de las 8 (am) y ya no están “preñados”.
b) funcionarios civiles. Aquí hay un “guirigay” de tres pares de carayos. Entre duplicidades, triplicidades y cuadruplicidades (¿se escribirá así?) de organismos: ayuntamientos, diputaciones (¿qué pintarán estas cosas a día de hoy?, si quieren descentralizar que comarcalicen ¿no?), comunidades autónomas, gobierno central y UE, ¡vamos listos!
Así es que no les queda más remedio a muchos funcionarios que llegar tarde, tomarse “varios” cafés al día, fumarse varios cigarros, almorzar sosegadamente y tomarse algunos días, bien “moscosos” o “de tos”. ¡AH! Y gracias que ahora con esto de Internet llenan su tiempo. Y ¿a ver quién tiene cojones a meterle mano a la administración? No olvidéis que parte de la culpa (parte solo, que el de Cracovia puso el complemento ayudado por la "inteligence") del deterioro de la URSS fue el mal funcionamiento y la “corrupción” de sus estructuras internas. Y es que no hay nada peor que tener seguro el sueldo (mísero pero seguro) a final de mes y de por vida. Ni cátedras, ni jueces, ni curritos ni na de na. Eso es desmotivante.
c) Entramado político. Ni nuestra nación ni nuestro país se puede permitir el enorme despliegue político que soporta (lo que debería de ir a inversiones en infraestructuras o investigación, va a gastos corrientes. ¡TOMA!). Y no digamos si a eso añadimos los “asesores” DE "LIEBRE" designación. Lo que no se debe de interpretar en el sentido de que sea yo contrario a la descentralización del Estado. Nada más lejos. Más bien creo que hay dos males que nos afectan en ese sentido. Uno, nuestro propio, que no hayamos sido capaces de reconocer una realidad tan meridiana como que debemos de ir cuanto antes hacia un Estado Federal, y Dos, de la UE, que no hayan entendido que es imprescindible converger hacia una armonización fiscal, aún con alguna excepción que no dudo sea necesaria. Pero “excepción” no es “manga ancha”.

2.- Grandes empresas
a) ¿Ponen a disposición de sus integrantes la totalidad de los progresos que la técnica nos ofrece? NO x 10 (elevado a “n”) y “n” tiende a infinito.
He pertenecido a más de una de ellas y he vivido situaciones “relevantes” (¡qué prudente me he vuelto!). Desde ir a por dinero a otra oficina con el periódico como único protector ante un atraco, dejar de responsable en una oficina a un ETT recién llegado, trabajar con programas informáticos sin formación o con licencias de casi 10 años atrás, cuando el proveedor se manifestaba incapaz de dar mantenimiento. Por poner unos pocos ejemplos, que los hay a miles.
b) La formación es “mala”, cuando existe. Es normal que se aplique la regla del “management" cuya traducción real es “apañárselas”.
c) La organización del trabajo es “mala”, cuando existe. Mucho más normal es que cada uno se monte su propia “oficina” o Reino de Taifas. Así que es normal que una misma entidad sea “líder” en una ciudad y “el último de la fila” en otra, con idéntica competencia.
d) Estas dos deficiencias se cubren en general con una política de doble rasero: por una parte se “exige” (sin decir palabra, pero se “exige”) que el implicado y comprometido currito con corbata (futuro directivo) haga entre 18 y 20 “horas culo”; y por otra se “tolera” que se incumpla levemente la hora de entrada, se tomen algunos cafés y se fumen algunos cigarrillos en puertas y balcones, y otras “cosillas” que mejor no mentar. A los "jefecillos" les brillan los ojos de verte allí, aunque no hagas nada productivo, pero va en el currículum, igual que los infartos y las separaciones matrimoniales. Se ve que hay quien está mál visto en casa.
e) El horario “oficial” de toda la nación es totalmente inadecuado e hipócrita. Se vende una cosa y luego la realidad es otra.
Algunas empresas “venden” el horario de 8 a 15 h, con una interrupción para el llamado “almuerzo”. O sea, 7 horas con un café tomado en la ducha y un bocata de fritanga a media mañana, salteado de más cafés y algún tentempié. Lo que provoca numerosas visitas al “WC” y a las máquinas de cafés y tentenpiés. Y esto no hay tampoco quien le meta mano, aún siendo conscientes que los países más productivos de nuestro entorno, amén de otras cosas, tienen horarios que permiten a sus empleados ser personas y vivir como tales. [No digo nada de Internet porque no quiero ensañarme]
f) Todavía hay muchos “profesionales” cuyo único currículum es “doctor en trepa”. Los cuales ven bien a sus imitadores siempre que no les hagan sombra. Ellos, para suplir esto, se matriculan en primero de una carrera y entonces, ponen estudios de “tal”, para tranquilizar su conciencia. Esto tardará en cambiar.
g) El divorcio de la universidad y del resto de formaciones de menor nivel y la empresa es sangrante. Y ambos se miran el ombligo cada vez con más insistencia, pero de limpiárselo nada.
h) Amiguismo y rateo del sueldo son otros dos males propios de la ignorancia, de falta de autoestima y de ensañamiento con el débil que no comentaré. No quiero pasarme.

3) Pequeñas y medianas empresas
Aquí, todo lo expresado antes se ve algo modificado al ser el jefe el dueño del tinglado.
Modificado en el sentido de ampliado, además de que el aprovechamiento de todos los resquicios que dejan las leyes, básicamente laborales, es insultante para cualquier ciudadano que paga sus impuestos (porque se los descuentan de lo que cobra).
a) Las contabilidades A y B dejan paso a muchas más letras del abecedario.
b) Las subcontratas de las subcontratas de las subcontratas están a la orden del día (la última con ilegales que salen de la obra cuando alguien llega, como cuando le das un palo a un avispero).
c) Y las inspecciones de la administración se ve que están mal pagadas, porque a menudo avisan de que van a ir al día siguiente.

4) Autónomos
Tanto profesionales de bata blanca como de puños blancos y gemelos campan aquí por sus respetos.
Quién no se ha sentido mal cuando le preguntan ¿con IVA o sin IVA? O cuando le piden 200 € por matar un nervio… que diga algo o calle para siempre.
Y para los que apostamos con todas nuestras fuerzas por los tres pilares públicos: sanidad, enseñanza y justicia, les invito a que se vean en la siguiente situación. “Tiene Vd. un cáncer muy poco evolucionado, le ponemos en lista de espera y ya le llamaremos”; y como alternativa, si vas al mismo médico en su clínica privada, te opera en una semana y te cobra un puñado de miles de euros, que al ser sin IVA puedes hacer frente con ayuda de la familia, de un préstamo, o ¡qué cojones!, con los ahorros de tú vida producto de tú trabajo, una vez descontado el IRPF.

Y todo esto (que hay mucho más, pero ya basta ¡coño!) ¿Para qué?
Pues para deciros que si en el numerador y en el denominador de el algoritmo con que se calcula la “productividad” se pusieran las cifras reales de todas las transacciones económicas y las circunstancias valoradas (tecnologías ignoradas, horarios inadecuados y mangaporhombros de su aplicación) que han producido las “ineficiencias” enumeradas, estoy seguro que nuestra productividad mejoraría sensiblemente.

Porque… resulta que NO ES CONGRUENTE nuestro PIB con los gastos suntuarios de la población española (coches y edificios de lujo, comidas en restaurantes de lujo, yates de lujo, viajes de lujo, joyas, arte y más).
Porque resulta que la productividad se mide, entre otras cosas, por la recaudación de IVA, por la recaudación del IRPF, por la recaudación del IS, del IRC y de algunos datos más. Datos que todos sabemos que están gravemente adulterados.
La coartada es que trabajamos mucho, así es que… ¿cómo puede ser?
También podemos responder a la italiana: “piove, porco governo”

[Otro día reflexionaré, sobre las diferencias que hay entre las tarifas de los impuestos: IVA, IS, IRC e IRPF, éste último “progresivo” para animar a ser más productivos y a trabajar más; aunque se podría pedir que apliquen a todos la ley Beckam ¿no?]

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