jueves, 24 de diciembre de 2009

FELIZ SOLSTICIO Y AÑO 2010 (según un método de contar)

Y a partir de ahora, más solidaridad, más meditación, más rebeldía, más vivir (en otra entrada está mi definición), más amor (con y sin sexo), más amistad, más compartir y menos medirlo todo por el estúpido crecimiento y el puto dinero (esto último con permiso del hermano Groucho).
¡SALUD!

SANIDAD Y NEGOCIO

Ahora que parece que los EE.UU. se van a dotar de un sistema sanitario para todos, vuelvo la cabeza a Europa, y en concreto a nuestro país, que tiene, al parecer, un sistema sanitario consolidado, y me encuentro con que está en situación de extrema debilidad, y, lo que es aún peor, privatizándose a la carrera.
Y como quiera que "privatización" es sinónimo de "negocio", no nos debe de caber ninguna duda de que cuando la medicina; o sea, la salud y la enfermedad, se convierten en negocio, nada nos puede extrañar que ocurra lo mismo que en cualquier otro campo comercial:
- identificación de "clientes" (no enfermos)
- mantenimiento de "clientes" (no enfermos)
- procesos de elaboración de necesidades de consumo (enfermedades "sencillitas" pero que duren)
- y un largo etcétera.
Todo ello en aras de la supervivencia y crecimiento de las empresas implicadas, que están ahí para ganar dinero.

Por otra parte, al margen de otras razones inconfesables, lo que hace que se privatice la sanidad, o cualquier otro servicio público, es la incompetencia de la gestión pública de la misma. Dicho de otro modo: que los que la gestionan son unos incompetentes; y encima presumen de ello. Lo que no impide que se hagan fotos cuando algún médico nacional protagoniza un avance en trasplantes o en cualquier otro campo, aunque se trate de un asunto puramente privado. Que una foto es una foto, aunque sea en la portada del Play Boy.

No me atrevo a pedir que le plantemos cara, porque o estamos anestesiados o nos han echado algo en el agua, así es que no me queda nada más que desear ¡SALUD!, que la vamos a necesitar.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Mirando la vida

Hay paisajes en los que las huellas del hombre se integran en el entorno sin desentonar. Las hiedras cubren sus muros, la humedad le da color a los ladrillos y cuando nieva, sus tejados se cubren de terciopelo blanco con la misma naturalidad que las copas de los árboles.

Lo siento... así

Lo romántico y lo absurdo van a menudo unidos.

La fe y la razón

La fe hace retroceder la razón.

Pasado, presente y ...

El fanatismo destruye lo que no entiende.

La Manchuela

Me cuenta una amiga, que hace poco más de 20 años visitó por primera vez La Manchuela, invitada por quien después fue su marido durante unos años, para que conociera a su familia (a la de él, que ella a la suya ya la conocía, por lo menos de vista), y que en aquel fin de semana, vivió algunas sorpresas de las cuales selecciono dos.
1.- Le enseñaba su futura tía la casa y, al pasar por el cuarto de baño, una estancia enorme con todos los servicios: lavabo, water, bidé, bañera, en un estado de limpieza sin par, mi amiga no pudo evitar lanzar una exclamación de sorpresa.
A lo que la tía contestó: "y gracias a Dios aún no lo hemos tenido que utilizar". Lo que sorprendió en silencio a mi amiga.
Luego se enteró de que aún continuaban con el retrete tradicional y que para lavarse utilizaban zafas o jofainas, según para que. De modo que ducharse o bañarse sólo lo hacían cuando tenían que ir al médico.
2.- El sábado por la tarde, una de sus primas o cuñadas, eso no lo recuerdo ahora, recién llegada de trabajar en un almacén de fruta, le dijo a su madre: "voy a lavarme que quiero salir esta noche al baile". A lo que su madre le contestó alzando la voz: "siempre lavándote lavándote, que llegará un día que te lavarás hasta ESO".

Y fue entonces cuando entendí yo (es que soy muy cortito) el refrán ese que dice: "Desde que se inventó la máquina de cortar jamón y el bidé, ni el jamón sabe a jamón ... "

vivir es...

Sentir que aún no se han vivido momentos apasionantes que nos pertenecen, e ir a buscarlos.

El céntimo

Iba yo con “una persona” hacia el pirineo aragonés, en su coche, por una ruta que no es la que yo elijo, pues atraviesa Cataluña y es a mi entender más larga y la carretera está más transitada, pero como no conducía yo…

Durante el viaje hablamos de todo aunque sin profundidad: de la montaña, del tiempo, de la familia, de política y de religión.

Sus principios y sus creencias no tienen nada que ver con las mías, no obstante jamás hemos tenido ningún problema, pues nos tratamos con respeto y no pretendemos cambiar nada del otro.

Recuerdo que me decía que su vida era más fácil que la mía, desde el punto de vista de la conducta moral, por decirlo de una forma global. Porque a él le basta con seguir sus “mandamientos”, y si se desvía va, se confiesa y le perdonan el error. Mientras que yo he de plantearme cada vez la ética, la moral, mi conciencia, el componente humano, etc., y a continuación tomar una decisión. Y si yerro, pues analizo y me planteo qué hacer para repararlo y, por supuesto, qué hacer si surge una próxima vez.

Y creo que tiene razón en eso, a pesar de lo cual yo continúo con mi propia ideología, particular, única e irrepetible.

Pero cual fue mi sorpresa cuando observé con el rabillo del ojo que el indicador del combustible estaba en la reserva, a pesar de lo cual había dejado pasar dos estaciones sin repostar. De modo que se lo dije, a lo que me contestó que no iba a repostar hasta que dejáramos Cataluña, que a los catalanes no les dejaba el céntimo para la sanidad.

Enseguida recordé que su madre y su hermano han sido atendidos repetidas veces en una clínica del servicio sanitario de la Generalitat, en Barcelona, e incluso que ambos están trasplantados de riñón en esa ciudad.

Pero no le dije nada, claro, por si ese detalle no estaba en sus mandamientos y le creaba un problema que quizá no iba a saber resolver.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Saín de Culebra

La plaza, pequeña, estaba recubierta de azulejos árabes de color blanco y azul. Los bancos eran polígonos cuadrangulares sin respaldo, con el mismo decorado, añadiendo en los cantones piezas amarillas.
A un lado, flanqueando la puerta de la iglesia, crecían dos gruesas palmeras y al otro, entre el café y el estanco, media docena de pinos mediterráneos repletos de gorriones, bajo cuya sombra se cobijaban en verano los tertulianos de la omonia.
Por ella pululaban lentamente no más de dos docenas de viejos, unos cubiertos con gorra, otros con boina y los menos desmonterados. Y es que ir desmonterados era como desafiar al régimen.
Era casi mediodía cuando por una esquina apareció un extraño llevando acuestas un abultado zurrón. Todos volvieron hacia él la cabeza entreabriendo la boca.
Él se paró un momento para mirarlos a todos y en seguida continuó a paso lento hasta situarse en una esquina de la plaza. Alto, de avanzada edad, de piel pecosa, escaso pelo rojizo y mirada clara y acuosa, hizo un ademán de saludo y descargó el zurrón sobre el suelo.
Ante la curiosa y desconfiada mirada de todos, sacó una estera y la extendió en el suelo a modo de escenario. Se enderezó e hizo un gesto para que se acercaran. Alzó la voz e inició una arenga sobre lo que pretendía comunicar.
Los hombres de la plaza, escasos de acontecimientos, se fueron acercando más y más hasta formar un apiñado semicírculo, espoleados por la curiosidad del improvisado espectáculo.
El extranjero comenzó hablando de la naturaleza y de los beneficios que nos brindaba, derivando pronto hacia los reptiles. Metió una mano en el zurrón y sacó de él una culebra viva, lo que produjo una sonora admiración y que se abriera algo más el círculo (yo apreté la mano de mi abuelo y me puse tenso). Dijo que él, que venía de tierras adentro de la meseta, conocía algunos de sus beneficios y los quería compartir.
Dijo que de las culebras se obtenían muchas cosas, pero nada como un ungüento que el llamaba "saín de culebra". Ungüento que curaba las heridas de forma inmediata.
Devolvió la culebra a su cesta y sacó ahora del zurrón varios frascos con ese mejunge, que depositó sobre la estera; a continuación metió la mano en uno de sus bolsillos y extrajo una enorme navaja que abrió lentamente. La empuñó con la mano derecha y la levantó bien alta para que todos la pudieran ver, subiendo el tono de voz y sin parar de hablar. De repente, dio un grito y calló durante varios segundos. Levantó la mano izquierda, puso el envés junto a la navaja y se hizo un corte en ella de varios centímetros, dejando brotar la sangre.
Abrió lentamente uno de los botes, cogió de aquella pasta con dos dedos y cubrió la herida.
El silencio inmóvil y la respiración contenida en que había caído el grupo desde la autolesión desembocó en un murmullo singular. En ese runrun que se produce cuando se juntan muchas personas hablando a bonico.
El desconocido limpió su herida y la mostró a los presentes sin sangre. Luego dijo que cada bote valía tres pesetas.
Muchos compraron, otros le hicieron preguntas, hasta que poco a poco se fue disolviendo el espectáculo.
Mi abuelo no compró, su pensión no daba para mucho. Siempre se quejaba de que no tenía montepío, que hubieran sido casi 50 pesetas más al mes. Nos volvimos a casa.
Yo quedé marcado por la autolesión de aquel desconocido, fui consciente que lo hacía para comer. Ya nunca lo he olvidado. Eran los años 50.

Símbolos

Escucho a una persona con criterio (sí, ya sé que es difícil encontrarlas, pero ya veis, hallé una), decir que no le gustan las banderas, que le dan "yuyu".
Y como quiera que coincido, cosa poco habitual en mí, pues me paro a pensar y concluyo que, además de las banderas, tampoco me gustan los escudos, ni los himnos, ni, en general, ningún símbolo.
Vamos, todo eso que se utiliza para "conformar", para "manipular" y para "enfrentar" a las personas con otras personas.
Pero, no contento con el resultado, que se me quedaba incompleto, me hago una pregunta: ¿por qué?
Y como segunda respuesta (la primera ya está expresada) me digo a mi mismo que porque representan "cosas del pasado" que buscan activar instintos del ser humano que lo alejan del raciocinio. Vamos, que lo hacen menos humano.
Pero sobre todo me paro en el significado de una palabra que parece inocua pero que sobresale entre las demás. Y esa palabra es "pasado".
Sí, "pasado", porque siempre o casi siempre el pasado está presente, y nunca o casi nunca aporta nada al futuro.
Nuestros padres nos enseñan a partir del pasado, en las escuelas y en las universidades nos enseñan el pasado, la sociedad se aferra al pasado, y todo en general, salvo en muy contadas ocasiones está referido a ese omnipresente pasado, casi como una maldición.
Viajamos con la mirada puesta en el retrovisor, mientras destruimos el futuro convirtiéndolo en presente, a ciegas. Un futuro del que sólo si nos hablan es para prevenirnos de él. Y es lo único que es realmente nuestro, es eso que estamos diseñando cada minuto que pasa.
Pero ante el que no estamos receptivos, sobre el que no volcamos nuestra creatividad ni descargamos nuestras capacidades, casi infinitas. Un futuro que casi siempre es desperdiciado en aras del pasado. Corremos hacia él con la cabeza vuelta hacia atrás. Ni nos preparan para que lo gestionemos ni nosotros nos preparamos para hacerlo.
¿Será por eso que no me gustan los símbolos? y ¿será por eso que cada día busco algo nuevo en la vida?.
Aunque, de momento, poco o nada encontré. ¡Quizá mañana!.

Gurús olvidadizos

Ni el diccionario de la RAE ni el de María Moliner dicen nada al respecto de Gurú. Lo más parecido de lo que hablan es de gurullo o gurullada, y me abstendré de repetir lo que dicen.
Pero todos sabemos a qué me refiero cuando digo "Gurú", que por cierto, proliferan últimamente. Los hay por doquier.
Y todos, unas veces con fórmulas milagrosas y otras con de esas que fastidian al vecino y dejan indemne al predicador. Vamos, en este caso, al mentado Gurú y a sus adláteres.
Me doy cuenta reflexionando sobre su genial alquimia de que hay dos temas que ninguno, absolutamente ninguno, aborda ni siquiera tímidamente (¡qué olvidadizos!).
Uno la necesidad apremiante de atajar el bochornoso fraude fiscal de una vez por todas, doble de la media de la UE.
Y el segundo la imperiosa necesidad de adelgazar las administraciones públicas, cuya obesidad mórbida (por seguir con el mismo símil) supera ya el 20% de la población activa, sin que a pesar de ello, tenga un grado de eficacia aceptable, y en cuanto a la eficiencia ni mentarla, claro.
No somos conscientes de la maraña de administraciones y organismos públicos en que estamos inmersos, situación a la que se ha llegado por la absurda actitud de no querer contrariar a nadie. Administración local, provincial, autonómica, nacional, europea y no sé cuantos organismos autónomos más.
Y si se quiere una guinda para el pastel, no vendría mal ponerla con la racionalización de los sueldos, dietas y pluses de los innumerables políticos, sus asesores y los correspondientes "ex", que no son moco de pavo. Sueldos que ellos mismos se fijan. ¡Qué cara...!

sábado, 21 de noviembre de 2009

Mis monólogos con Athenea

Me levanto, temprano como siempre y miro hacia el amanecer. Lo tengo delante de mi ventana. Otro día más es un amanecer perezoso de un otoño cálido, típico del cambio climático que algunos niegan y todos ignoran.
Nada más salgo a la calle respiro un ambiente con toques de pesimismo triste. Rutinario.
Reflexiono durante unos segundos (luego tendré agujetas) y no puedo evitar asimilar "pesimismo a pereza".
Inmersos en una estúpida crisis social de la que todos esperamos que los saquen por la vía de "tener más dinero", aún a cambio de más esclavitud. De más mentira. Ignoramos que tras situaciones como la actual lo que toca es la "reinvención" en lugar de la recuperación. Para la reinvención es necesario que haya cambios, muchos cambios. Y los cambios requieren de dos cosas que ni tenemos ni estamos dispuestos a aceptar: convicción y destrucción. Convicción de la necesidad del cambio y aceptación y colaboración en la destrucción de lo que no sirve (que hay mucho) del sistema actual.
Pero de eso nada, aceptamos la hipocresía y la mentira como algo normal, nos dejamos envolver por ellas, incluso formamos parte de ellas. ¿Estará cambiando nuestro ADN? o nos habrán puesto algo en el agua.
Ignoramos que nadie vendrá a cambiar el mundo, que hemos de ser nosotros quienes lo hagamos. Y ese cambio, cuando ocurra, si ocurre todavía a tiempo, que lo dudo, ha de darle a cada cosa su valor:
- al aire su valor. Valor que desconocemos porque todavía no se paga. Sólo valoramos lo que se paga, o casi.
- al agua su valor. Ya se empieza a pagar o a no tener, que es peor.
- a la libertad su valor. Sin comentarios.
Alguien pasa y me saluda. Contesto y pierdo el hilo. Así es que me voy hasta donde todos los días me espera Athenea, me siento a sus pies y le cuento todo esto.
Le cuento todo esto y ni se inmuta. No sé por qué lo hago si parece no hacerme caso. Será porque me escucha; y, además, es tan bella.
Me levanto y comienzo a andar de nuevo. La mirada alta y la mente en blanco, para evitar las agujetas.
Mañana volveré de nuevo, no sé si con algo bueno que contarle a Athenea, pero sí que con mucha ilusión y un retazo de esperanza.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Lo que pasa por mi cabeza

a) Entro con unos amigos en un bar del centro (de la city) en el que hay un lugar para no fumadores. Es la hora del almuerzo. Voy vestido con un traje italiano, camisa azul falange española y de las jons y con una corbata al estilo Pep Guardiola. Mi cabeza reluce como siempre, lo que impide que se vea lo que pienso.
Probablemente por eso algunos vuelven la cabeza, me sonríen y me saludan. Ya hace casi dos años que no frecuento estos lares, de modo que no creo que tengan tan buena memoria. Seguro que lo hacen por el "hábito".
Nos sentamos y al poco, dos notarios lo hacen en la mesa de al lado, ambos se levantan apenas se han sentado, y dirigiéndose a mi me saludan y me dan la mano. Correspondo a su saludo con una sonrisa evidente y un pensamiento oculto.
Es el mundo en el que vivimos: MENTIRA, TODO MENTIRA.
Pocos días después vuelvo tal y como visto ahora: pantalón de montaña, camiseta de Amnistía Internacional y una chaquetilla de Decathlon. No me saluda ni dios, como dios manda.
Eses es nuestro mundo. Por eso me encanta el pueblo. Pero el pueblo de verdad, ese en el que hay sendas y calles sin asfaltar. Ese en el que todos nos saludamos sin importar la vestimenta.

b) Me cuenta Fernando que viviendo en El Cairo (hace poco, no el siglo pasado), y estando con su hijo harto de esperar en un paso de cebra para cruzar, se dirigió al policía que había allí cerca y que no hacía nada para que se respetaran las rayas del suelo y le explicó que aquello era un paso de cebra y que tenían preferencia los peatones. El tal guardia se quedó mirándolo fijamente y le aseguró que se lo iba a decir a su jefe.
Y es que el problema no es que no lo sepan los guardias de Egipto, el auténtico problema es que no lo saben los jefes. Como en todos los países.

c) Me cuenta mi amigo Enrique que iba paseando por Amsterdam y de pronto oyó que alguien le llamaba la atención. Era un ciclista que le pedía que se apartara, pues estaba invadiendo el carril bici. Se apartó y el ciclista añadió: ay españolo...
Se ve que en el país de las bicicletas somos los españoles quienes invadimos el carril bici. Igual que aquí. Con la diferencia de que aquí, también los ciclistas invaden el espacio de los peatones. Cosas de la latitud... geográfica, claro.

d) Este verano he estado en los Alpes haciendo senderismo de montaña. Me ha llamado la atención que ni en la montaña ni en los pueblos he encontrado basura en el suelo, a pesar de que tampoco vi profusión de barrenderos ni de papeleras.
Un día, en un parking, vi a lo lejos un paquete de tabaco rojo y blanco. Me acerqué y cual fue mi sorpresa cuando vi que en él se podía leer: FUMAR MATA.

e) Y, por último: "La fe hace retroceder a la razón".

sábado, 3 de octubre de 2009

La realidad tal como es

Puso la correa al perro, cogió el móvil y el paquete de tabaco y abrió la puerta del unifamiliar. Como cada noche sintió la bofetada del aire de la calle, cerró tras de sí y bajó los escalones.
Fue tirando de la correa del perro hasta estar lejos de su portal, pues no quería que el chucho se cagara tan cerca, luego le soltó el enganche y lo dejó que correteara por el parque infantil, mientras apuraba un par de cigarrillos y daba vueltas a lo acaecido durante el día.
El taller iba bien aunque para ello tuvieran que trabajar 10 ó 12 horas al día; sus cinco trabajadores lo hacían bien. Le había costado enseñarlos pero al final lo había conseguido.
Dos de ellos eran inmigrantes ilegales y les dejaba dormir en el almacén, junto a los aseos. Allí tenían de todo y estaban mejor que en su país. Y si no que no hubieran venido.
En seguida empezó a darle vueltas a la planificación del día siguiente. Lo primero que tenía que hacer era ir a hablar con el maestro de su hijo, pero eso lo tenía chupado. Se iba a enterar ese intelectualillo de mierda.
Luego pediría un camión para que se llevaran las 200 puertas del último pedido, que ya estaban acabadas. Les había advertido que sólo podía facturar la mitad, pues el resto de la materia prima se la habían pasado bajo mano, era de un incendio. Por eso hacía el precio que hacía.
En esas divagaciones acabó el último pitillo, llamó al perro y volvió a descansar.
Al día siguiente, arrancó el todoterreno (se sentía muy bien cuando oía el ruido de su potente motor) y se dirigió al colegio de su hijo.
Llegó diez minutos tarde a la reunión con el profesor; sabía que estaba allí porque tenía su bicicleta aparcada junto al pino de la entrada, así es que repasó mentalmente lo que quería decirle.
Abrió la puerta, entró y allí estaba el tal profesor, con su sonrisa seria y un montón de folios garabateados delante. Pero la entrevista fue muy breve.
"Buenos días. Mire Vd. yo traigo aquí a mi hijo para que le enseñen, que educarlo ya lo educo yo. Así es que de ahora en adalante, ni una palabra de que los emigrantes son personas, de que los negros y los moros son como nosotros, y mucho menos de todo lo que tenga que ver con el sexo. ¿entendido?. Vamos que Vd. no hace a mi hijo un rojo porque no me sale de los cojones.
Y si tiene algo que decir contra mí, va y se lo cuenta al director, que él le dirá. Porque yo contribuyo con este colegio como nadie. Hace 4 meses le puse todas las puertas gratis y la capilla la he pagado también yo, y el director lo sabe y ahora Vd. también.
¿Algo más?"
Dio un portazo y se fue. Cogió el coche y salió a toda velocidad, al tiempo que llamaba por el móvil al del transporte, y enseguida a Gil para que le esperara esa tarde. La tenía libre y se sentía fuerte como un toro.
Luego pensó: "Gracias a mí y a otros tantos como yo funciona el país, así es que no voy a permitir que nadie lo cambie. En eso si que estoy (estamos) dispuestos a jugarnoslo todo."

La felicidad

"EL HOMBRE NO ESTÁ diseñado PARA SER FELÍZ, SI NO PARA LA SUPERVIVENCIA"
Si esta afirmación tiene una parte de certeza, y yo creo que tiene mucha, lo que llamamos felicidad se reduciría a algunos momentos o instantes más o menos prolongados, basados en sensaciones, descargas de adrenalina, o de cualquier otra "ina", y nada más.
No a un estado prolongado.
Cuando alguien dijo la frase en una sobremesa familiar, me guardé la idea y la reflexioné después durante mucho tiempo, llegando a la conclusión que acabo de expresar, con bastante satisfacción por mi parte.
Desde que el ser humano habita el planeta, su principal preocupación ha sido sin ninguna duda la supervivencia. Sólo en los últimos años, una parte de esos habitantes han sentido que no tenían nada que temer, fruto de una buena dosis de estupidez, y de un sistema socioeconómico de organización cuyo juicio me guardo para otra ocasión, y se han dedicado a buscar y preguntarse por la felicidad.
Esa conducta los ha vuelto más vulnerables y menos conscientes de su verdadera misión en la vida.
En resumen: más estúpidos. Cualidad que por cierto no tiene límite superior, y a diferencia de otras como la inteligencia, ésta puede incluso tender al infinito.
De esta guisa, el llamado ser humano, de cuyo género participo, queda a merced de sus semejantes, individual y colectivamente; así como de las innumerables trampas que se elaboran con el fin de dominarse unos a otros. Lejos, muy lejos, de su mensaje genético y de su natural condición.
Lástima que, en un alarde de superación, además del mentado error, también se olvide de que es finito.
¡Alea jacta est!

domingo, 6 de septiembre de 2009

Va de insectos

De pequeño me lo contaba mi madre. Luego en el colegio lo ponían de ejemplo. Y así quedó en el poso de mi memoria.
Años después todo cambió y compartí su crítica con quienes lo acusaban de cercenar el derecho al ocio frente al trabajo sin descanso.
Y el tiempo siguió su curso.
Ahora, que sufro sus consecuencias verano tras verano, lamento que aún muriendo de frío tenga cada año nueva descendencia.
Contínuo, monótono, molesto maltrato sonoro.
Eterno, inmisericorde, aburrido, violento, incansable ruido estival.
Irritante, pertinaz, martirizante agresión auditiva,
Es el frotar de sus alas, el "canto" de las cigarras.

El pasado no existe ni el futuro tampoco

Todas las tardes acudía al café de la plaza y me arrebujaba en un rincón escondido, siempre en el mismo, para desde allí capturar algún momento singular, alguna imagen diferente o sugestiva que estimulara mi pobre mente de aprendiz de artista, para al día siguiente llevarla a mis cuadros; cuadros en los que hacía décadas que buscaba un estilo propio con poco éxito.
Unas veces era el apareo de unas palomas, otras el andar cansino de algún anciano con un niño de la mano y las más los gestos que algunas personas hacemos cuando no nos sentimos observados.
Miraba yo aquella tarde fijamente el lejano reloj de la torre, por entre las hojas del ficus de hoja pequeña que me acompañaba junto a la columna, cuando una imagen lejana me recordó algo que todavía tenía un hueco en mi memoria.
Se acercaba muy lentamente con aires de seducción y, aunque su figura ya no era la misma, los años pasados apenas le habían restado encanto. Continuaba teniendo ese algo diferente que me mantuvo tantas noches en vela, tantos días buscando entre la multitud de las calles en las horas punta, que me hizo llorar sobre las cartas no contestadas y que me sometió al inútil sufrimiento de la ignorancia.
Uno tras otro se me dispararon todos esos momentos de un solo golpe, como los vagones de un tren rápido vistos desde una estación en la que no se detiene, y pasaron delante de mis ojos de forma velada, quizá porque no querían impedirme ver su acercamiento, arropado en la nebulosa del recuerdo.
Entré en un sopor relajado y no sé si gocé o simplemente observé abstraído el tiempo infinito que la llevó hasta mi presencia.
Impecable, con un a abierta sonrisa en la mirada y un ofrecimiento en los labios; con su generoso escote volcado sobre mi mirada, estaba naturalmente fascinadora.
La miré de hito en hito durante largo rato tiempo, gesticulé con la boca de medio lado, sin levantarme de la silla y susurré suficiente para que me escuchara sólo ella: "es inútil, yo ya tengo a Raúl".

martes, 1 de septiembre de 2009

Empleo y cambio social (I)

El gobierno, los gobiernos, durante las últimas décadas, no han hecho nada por regular el empleo, aunque es un derecho que garantizan las constituciones. Sólo han hecho “dejar de hacer”.
No olvidemos que el sistema económico, y sobre todo durante los últimos 20 ó 30 años, ha despreciado al “estado” aduciendo que sólo servía para entorpecer el progreso, con la conformidad y apoyo de unos (los beneficiados) y la complicidad estúpida de otros (los perjudicados).
Pero luego llegó la tan utilizada “crisis”. Es decir, que el proceso especulativo que estaba enriqueciendo de forma desmesurada a unos pocos a costa de otros muchos, llegó a su fin.
Y como la avaricia no tiene límites, todos sin excepción, los perjudicados y los que querían seguir con los beneficios al mismo ritmo, han vuelto la mano ahuecada hacia el estado. Ahora sí, ahora es necesario y ahora es también responsable.
A decir verdad, responsable sí que es, sobre todo por omisión en el pasado y por dejadez.
Y el estado, papá estado, cayó en la trampa que cae siempre, porque quiere caer, porque sabe a quien le debe estar ahí arriba, que no es a las urnas sino a quienes le dan los recursos para que esté en ellas y a quienes no se lo impiden, que son los mismos. Lástima que no nos lo pueda confirmar Salvador Allende y muchos otros.
Por hacer un burdo símil es como la trampa en la que caen los padres con los hijos, la diferencia es que aquí no hay genes ni cariño, si no para tener opción de volver a ganar en las próximas elecciones, en ese simulacro de democracia de la que tan orgullosa está la sociedad.
Y, una vez que el estado ha mordido el anzuelo, la responsabilidad es total y absolutamente suya. El pasado ya no existe.
Se ha olvidado:
- la desregulación de los mercados financieros
- la pasividad del estado ante los abusos
- la tolerancia de la corrupción
- la explotación de los desprotegidos
- el fraude fiscal
- la especulación sin límites
- y tantas cosas más

En la situación actual, el estado, y por tanto la sociedad, ha perdido la oportunidad de sentar los principios para unas relaciones más justas y un sistema socioeconómico más equilibrado y por tanto más duradero; basado en principios diferentes al crecimiento económico continuo, esa genialidad que nadie comprende y todos aceptan como imprescindible, y a la especulación como acaparación de riqueza.
Ha perdido la oportunidad de fijar un sistema impositivo más acorde con los países del entorno, exigiendo una convergencia en el plazo más corto posible.
Pero como no ha sido así, cualquier mercado único continuará siendo injusto y desequilibrado.
Ha perdido la oportunidad de depurar el sector público, eliminando una parte relevante de la burocracia que lo convierte en poco eficaz y nada eficiente.
Ha perdido la oportunidad de unificar las relaciones laborales entre el sector privado y sector público, a todos los niveles.
Ha perdido la oportunidad de crear una banca pública; sí, pública e independiente, que evite que la sociedad dependa en exclusiva de la banca privada hasta elevarla a nivel de primer poder.
Ha perdido la oportunidad de consagrar como pilares del estado a la sanidad y la enseñanza pública. Dignificándolas y haciendo que los profesionales que las imparten y los ciudadanos que reciben sus servicios se sientan orgullosos de ellas. Sin que ello limite en absoluto otras iniciativas privadas, pero no con dinero público.
La iniciativa privada es imprescindible para dinamizar la sociedad en todos sus ámbitos.
Y para cualquiera de estos objetivos “siempre es un buen momento”.
Ampliaré un poco la última idea.
Un país no se puede permitir que los 2/3 de los jóvenes abandonen su formación antes de concluirla, fracasando en el intento. Que ignorando lo que les espera en un futuro próximo, caigan en el desánimo, en la pasividad o en la estupidez de las drogas. Fugaz “dolce vita” que los inhabilita socialmente a medio plazo.
Visto desde fuera podría parecer que la sociedad se ha convertido en una fábrica de vagos, de la cual son responsables la sociedad, el estado y las familias. Todos sin excepción.
Hay que caminar por otras sendas, por otros caminos y por otras carreteras.
Y por último, hay que separar totalmente y democratizar desde la base con la participación activa de toda la sociedad, los tres poderes del estado: legislativo, ejecutivo y judicial. Acercando el poder al pueblo y evitando que ese poder tenga privilegios respecto del pueblo al que sirve. Ni sociales, ni políticos, ni económicos.
¿Queremos?

jueves, 13 de agosto de 2009

Periodismo del Siglo XXI

No quiero generalizar, pero personalmente tengo la impresión de que el periodismo en el momento actual, en unos lugares algo peor y en otros todavía peor, no es sino un instrumento en manos de grupos de poder económico, político y social, por ese orden.
De modo que la profesión de periodista resulta ser un obrero al servicio de los poderes dominantes en el medio, el cual carece en la mayoría de los casos (por no decir en todos) de opinión propia y mucho menos de objetividad en las informaciones que facilita.
Se marcan objetivos del estilo de “ni hablar de éste tema” o “hay que volcarse en favorecer tal o cual aspecto” sea del tipo que sea.
Hay un protocolo de filtros que depuran las informaciones y les dan el sentido que conviene a “quien paga” (aunque sea una miseria).
No hay por tanto periodismo de opinión, puesto que las secciones de opinión las cubren aquellos que han sido designados para ello, porque así conviene. Y en la información hablada (radio y TV), el busto parlante dice lo que le han puesto en el guión y le van dando para que lea mientras gesticula delante de el micrófono o la cámara, a veces en directo y otras con una pequeña diferencia temporal, “por si acaso”. No hay opinión del periodista. Sólo lo que se ha cocinado previamente.
Y a todo esto, a esta degradación de la profesión, hay que añadir el “método de expresión”. Pues tanto entrevistados, ajenos a la profesión, como periodistas, y es en éste caso último cuando la situación alcanza niveles de gravedad, es normal por desgracia encontrarnos con que se utilizan con profusión muletillas, impropias de personas públicas y mucho más, como decía, de profesionales.
He contado por decenas palabras como: bueno, no, la verdad (¡ah! ¿Que todo lo demás no era verdad?), impresionante, flipante, una pasada, hombre (¡qué raro! Muy pocas veces se dice “mujer”, y mira que hay…), en fin, yo, pues, igual, pero y otras muchas, cada uno tiene su estúpida muletilla preferida.
Todo menos construir oraciones y manifestar lo que queremos sin más.
Y, repito, si resulta molesto al oído venga de quien venga, cuando es de un profesional de la comunicación, entonces es grave.
Quizá si se empieza por ahí, se pueda conseguir superar barreras poco a poco y profesionalizar más la comunicación.
¡Ánimo, profesionales de la comunicación!

Lo Urgente no es Importante

Asistí hace años a un curso que comenzaba así: “Lo urgente no es importante y viceversa”. La frase me causó impacto y, aunque con matizaciones, creo que guarda en el fondo un relevante contenido de razón, que si lo aplicáramos a la vida diaria, nos ayudaría a mejorar nuestras acciones y decisiones.
Y es que hoy en día actuamos casi siempre para el corto plazo, para el cuanto antes y el urgente, cuando no para el muy urgente.
La prisa es algo contagioso y, para más “INRI” acostumbrados a imitar al poder, el cual, sobre todo el poder político, tiene como único objetivo volver a ser elegido y por tanto también el corto plazo, ésta actitud se acentúa todavía más.
Centrándome por tanto en éste, en el poder, es bien conocido que sus decisiones, sus objetivos y la orientación de su acción política, está totalmente orientada al “cortoplacismo”, por lo que, en muchos casos, resultan inadecuados y perjudiciales a plazo medio y largo.
Esto se agrava al tener tres estamentos de poder (gobierno central, autonómico y ayuntamientos), cuya financiación no es responsabilidad de cada uno de ellos, sino básicamente de uno (gobierno central), el cual la distribuye entre los demás en función de unas fórmulas no fijas y frecuentemente conflictivas. Así es que, a los otros dos les basta con poner la mano y, si no tienen suficiente, pedir más. Sin preocuparse de manera formal por planificar y propiciar una mejora de las estructuras económicas, sociales y laborales, y echando la culpa si algo falta al “señor de la pasta”, según interese políticamente.
Un paréntesis para decir que no es así en todos los casos, que sí hay quien planifica y hace las cosas “algo mejor”, aunque no lo suficiente a mi entender.
Con este panorama nos encontramos que el poder político intermedio, con más recursos que los ayuntamientos (craso error), se dedica a administrar unas veces mejor y otras peor, y a hacer política de poca monta.
Se echa de menos que regiones (o países o reinos, qué más da) que han demostrado sobradamente su vigor económico, social y creativo, se encuentren sumidos en el tedio y sólo sean capaces de encaminarse por el camino de la especulación.
¿Será quizá por esa tendencia de imitar al poder a la que antes me refería?
Echo por tanto de menos, repito, que no se apueste por la formación, que no se incentive la creatividad, que no se apoye sin límites la investigación y que no se apoye a los sectores productivos tradicionales, que tienen un poso de conocimiento y un rico pasado enraizado en la población.
Por el contrario se invierte en grandes eventos privados, que subastan sus actuaciones allá donde más rentable les resulta, y se financian obras multimillonarias, cuyo mantenimiento resulta luego inviable, teniendo que “regalarlas” al sector privado; que por cierto también fracasa en ellas.
Veía el pasado año, y es sólo un ejemplo, como miles de toneladas de naranjas se podrían en los árboles, y como miles de trabajadores de la agricultura estaban sin trabajo cobrando el subsidio de paro. Y, probablemente llevado por mi ignorancia, pensé si no sería posible convertir eso en zumo con “denominación de origen” y una campaña publicitaria adecuada. En lugar de publicitar que “somos los mejores”, sin decir en qué.
Pues a este paso, seremos los mejores “pedigüeños” en las colas de la beneficencia.
Y es que no sólo lo urgente no es importante y viceversa, como decía al principio, sino que no hay nada menos motivador que tener como objetivo “gastar un presupuesto” sin un control transparente. Pues se llega a olvidar que se está administrando dinero público, y no sólo por los administradores, sino que lamentablemente también lo olvidamos los paganos.
¡Salud sufridores anestesiados!

La Publicidad Refleja la Realidad

Siempre he pensado que los publicistas son un colectivo de los que mejor conoce la realidad social y económica de un país, y más concretamente del colectivo al cual se dirigen con sus trabajos.
Así es que observo con atención la publicidad e intento inferir dónde me encuentro.
No ignoro que según qué se publicita (su público objetivo), ésta tiene un perfil determinado: imágenes, música, palabras, etc. Pero aún así, o mejor, gracias a eso, todavía puedo hacerme una idea más exacta de lo que ocurre a mi alrededor.
Hace ya varios días que estoy oyendo por la radio un anuncio publicitario de una agencia de viajes, concretamente de El Corte Inglés, nada sospechoso de cometer errores en su publicidad, que me ha hecho reflexionar sobre si habrían cometido un error en el “spot” (así se llama en inglés y ya se sabe…) tendría que plantearme que estoy en un error, junto con algunos más en nuestro país.
El citado anuncio, que ahora desmenuzaré, iba precedido meses antes de otra cuña en la que un empresario español (dueño y jefe de una pequeña empresa, pues así querían que lo pareciera) llamaba por teléfono a su empleado (pues también querían que pareciera que no había nadie más) para recriminarle por estar durmiendo en el trabajo. Decía el supuesto empresario que se oían los ronquidos desde el otro piso del edificio. Luego hacían referencia a las vacaciones. Y ahí quedó el anuncio, que a decir verdad, me dejó ligeramente descolocado.
Luego vino el segundo, y aquí fue cuando ya mi reflexión subió de tono. Me explico por qué. Un joven, que por su forma de expresarse (su acento, su tono de voz y su método de expresión) habría que situarlo como de origen sudamericano, le pide más vacaciones a su jefe, que da la impresión de ser una persona muy mayor, con la voz cascada y que, al hablar, casi se le sale la dentadura postiza (vamos, de 1950, más o menos), argumentando el joven que, aunque ya hizo vacaciones, la agencia de viajes le garantiza el mejor precio; por lo que todavía le queda dinero. Y entonces, el empresario responde “¿y le garantiza también que todavía le quedan vacaciones?” Y ahí acaba el spot. Spot que, por cierto, se ha repetido profusamente durante varias semanas, lo que hace suponer que cumplió el objetivo marcado; de lo contrario se hubiera eliminado, que la publicidad es cara y se le hace seguimiento.
Y precisamente ahí es donde comienzo yo a darle vueltas a la cabeza. Pues no cabe dura al parecer de que los publicistas han elegido un perfil de empresario español que yo creía ya superado, pero que quizás estaba equivocado.
Repito, señor mayor, con la voz cascada, que no utiliza ningún producto para sujetarse la dentadura (lo que no dice nada a favor de su modernidad; ¿no debería de llevar implantes…?), y cuyos argumentos para negar las vacaciones son tan de “Pero Grullo” como, por supuesto, la estructura íntegra del spot; y del anterior, con el que coincide en el diseño, en los actores y en la presentación.
¿Quienes están en lo cierto entonces? ¿Los publicistas o lo que yo, ignorante de mi, creía? No tengo dudas.
Así es que olvidémonos de que nuestro país (un país pobre, con muy pocos recursos naturales y menos aún tecnológicos) ocupe un lugar mejor que el que ostenta en al actualidad, gracias sobre todo a la UE; mucho me en nos de llegar a un acuerdo social, de mejorar la productividad (*) o de conseguir un clima sociolaboral de nivel europeo; o sea, de economía de mercado con importante componente liberal y un leve toque social.
Con una salvedad: que nos tomemos en serio que somos una pequeña parte de un planeta en riesgo, que tenemos que abandonar la conducta del pelotazo absurdo y que, aunque presumimos de ser seres humanos educados y solidarios, aún nos queda un largo trecho para llegar a serlo.
(*) El déficit de la productividad en nuestro país tiene varios componentes:
1.- Formación. La empresa dedica muy pocos recursos, sólo le interesa la formación si hay subvenciones y no facilita tiempo para que se lleve a cabo, ha de ser a costa del tiempo libre del trabajador.
2.- Medios adecuados para los procesos de producción. Pondré un ejemplo muy simple pero extrapolable a recursos y herramientas informáticas y de todo tipo: no cuesta lo mismo trasladar un camión de ladrillos mediante una pluma que a mano.
3.- La economía sumergida. Otro ejemplo: si un taller de carpintería con tres empleados hace 20 puertas a la semana y sólo factura 10, porque las otras 10 las vende sin factura (en negro o en “B” como les gusta decir), la productividad se reduce a la mitad, además del fraude fiscal. Y eso es totalmente normal, y quien diga que no, que me diga en qué país vive, porque en el mío no.
4.- Falta de coordinación (por decirlo de modo prudente) entre las enseñanzas (profesional y universitaria) y la empresa.
Hay más, pero ¿NOS PARECE POCO?

jueves, 2 de julio de 2009

Eso que llaman "sistema financiero"

En concreto voy a referirme a las cajas de ahorros. Que no sé qué pasa que unos y otros no hacen nada más que darle vueltas al lenguaje para no decir las cosas por su nombre.
Porque los bancos son privados y, aunque estoy en contra de cualquier tipo de ayuda porque o capitalismo sí o capitalismo no, ahí no entro; pero sí para unas cosas y no para otras eso sí que no trago.
Vamos pues a las cajas.
1) El error viene de lejos. La CECA no supo ser la "CAJA DE CAJAS" y acometer una integración. Más bien al contrario, propició una desintegración.
2) Los sucesivos gobiernos han ido desmembrando su dependencia y finalmente, en los últimos años, ley tras ley, sólo han hecho que ponerlas al servicio de las comunidades autónomas, salvo alguna excepción que más vale no mentar.
3) Ahora, visto que éstas (las CCAA), en su mayoría han hecho mangas y capirotes y, las cajas están en una situación crítica de liquidez, de insolvencia y de morosidad, el gobierno central va a salvarlas, pero no sabe qué pedirles a cambio.

En resumen, han vuelto a perder la oportunidad de contar con una entidad financiera pública, dependiente del Banco de España (ya que la CECA no ha sido capaz de liderarlas), a través de la cual se actúe sobre la economía del modo que a los intereses de los ciudadanos (y del país) les convenga.

Y esto no acaba aquí, porque la situación se prolongará hasta el abismo, si no surge alguien con sentido común, que sea capaz de hacer comprender la realidad de la situación.
Y, si no, al tiempo.

¿Qué clase de enfermedad es... ?

Era una clase normal de un colegio normal, pero Sergio estaba muy entrado en carnes y para burlarse de él, le decían "el gordito". Nada anormal conociendo la crueldad que ya en la infancia demuestran algunos seres humanos.
Un día, un profesor cuya única vocación había quedado olvidada en el fondo de un profundo pozo, en medio de un baño de multitudes (éramos 28), y ante la imposibilidad de ganarse el aprecio de otro modo, se dirigió a Sergio diciéndole: "a ver tú, gordito seboso, dime qué es lo que llevamos para hoy".
Yo no me pude contener. Me levanté y le dije: "señor profesor, se llama Sergio".
Antes de que el vocacional profesor reaccionara, el tal Sergio se volvió hacia mi y me espetó "no, si no me importa". Lo que provocó la carcajada de toda la clase y que yo tuviera que volver a septiembre, tras un examen oral "Ad hoc".
Años después, estábamos comiendo en un restaurante, y, junto a nosotros había un bebé en un carrito. Un señor, de forma mecánica, le lanzaba una y otra vez el humo de su puro y, en respuesta, el niño tosía. No me pude contener y le advertí de la situación (al señor, claro), pero su madre (la del niñ, no la del señor) se apresuró a enmendarme: "no tiene importancia, no se preocupe usted de eso". Y, como agradecimiento, no en un tono muy amable.
Hoy, cruzaba el río por un puente que tiene estrechas aceras y ancha calzada. La acera la compartimos los peatones y las bicicletas (a veces también alguna moto en el sentido de la marcha o en el contrario, eso no es relevante PARA ELLOS); éstas últimas se comportan de forma variada. Unas son respetuosas y otras invasoras, las últimas cada vez más frecuentes. La de hoy, agresivamente invasora. De modo que una anciana ha tenido que bajarse de la acera y un coche frenar en el último momento. Tampoco me he podido reprimir y le he recriminado al ciclista, pero cual ha sido mi sorpresa al ver que todos, incluso la anciana, se han vuelto contra mí, aduciendo que no tenía importancia.
Así comprendo que, muchos de los que van a votar, no tengan en cuenta la honradez de quienes gestionan nuestros impuestos; lo que todavía no sé es de qué enfermedad estamos afectados, y si hay tratamiento para ella.
No obstante, yo seguiré anteponiendo el respeto a la tolerancia.

lunes, 22 de junio de 2009

Un atajo (¿de qué...?)

Cuando el diagnóstico no es adecuado, la medicina no sirve; pero si el error es conocido de antemano y, aún así, se prescribe el fármaco, la estupidez del prescriptor está más que demostrada. Pues no quiero presuponer mala intención, que supondría fraude, deslealtad con sus juramentos y falta de ética.
Dicho esto, voy a poner un ejemplo para intentar hacerlo más ameno, aunque ya sé que las anécdotas, y un ejemplo no va más allá de eso, de una anécdota, no se pueden elevar a la categoría de dato estadístico, pero ilustran y ayudan a entender lo que aún estando ante nuestros ojos, por diversas razones, principalmente de comunicación, no acabamos de entender.
Estaba yo ayer mirando desde una cómoda atalaya, hacia un callejón largo que acaba en un pasaje, el cual se encuentra cerrado siempre por la noche y a menudo gran parte del día.
Todos, absolutamente todos los que intentaron acortar su camino aprovechando el citado pasaje, que comunica una calle con otra; tanto los que lo hicieron a pie como los que iban en bicicleta, los hombres como las mujeres, acompañados o solos, llegaron casi a tropezarse con la gran persiana que lo cierra, nada sospechosa de no verse a lo lejos, para después, dar la vuelta y desandar lo andado.
Y aquí acaba el ejemplo.
Vivimos desde hace varios meses, ya casi años, en una situación que todos, sin excepción conocida, denominan “crisis económica”.
Desde el principio de la llamada crisis, también todos los dirigentes sin excepción, se vienen afanando en apuntalar el sistema socioeconómico, cosa que por otra parte les reclaman la totalidad de los ciudadanos (que me perdonen las escasas excepciones). Bueno, para ser más exactos, y creo decir bien, los que no han visto que “la puerta del pasaje está cerrada” y que no hay atajo.
Es totalmente cierto que vivimos una crisis, y, para ser más exactos una crisis muy profunda, pero no una “crisis económica”.
Vivimos una crisis “social y de valores” que no acertamos a ver porque nos miramos sólo las puntas de los pies, y no unos metros más adelante. Y no es algo de ahora, no. Esta crisis se viene forjando desde hace bastantes años. Cuando el ser humano dejó de ser humano para ser un “ser económico”, y dejó de ser consciente de que la tierra es un planeta limitado y no una superficie plana e infinita, y perdió la solidaridad que en mayor o menor medida tuvo en algún momento, gracias a la cual disfrutó de momentos de verdadero progreso social, humano y tecnológico, sin poner en peligro su propia vida y la de sus semejantes.
Pero ahora ha llegado a su fin porque los financieros, que bajaron los tipos de interés para fomentar el consumo, quisieron seguir obteniendo beneficios desorbitados con la intermediación bancaria, y para ello inventaron otros instrumentos, la mayoría fraudulentos, para compensar lo que no les daban los diferenciales de tipos de interés. No obstante, no les echemos la culpa a ellos, antes o después tenía que ocurrir.
Y la miopía se traslada a todos los frentes. Voy a poner otro ejemplo. Hay un debate que se libra desde hace tiempo, sobre si energía nuclear sí o energía nuclear no; ahora por cierto algo más vigente en nuestro país. Pues todos los análisis que se hacen lo son desde el punto de vista económico. No he oído ni leído a nadie que lo plantee desde un punto de vista técnico: reservas de uranio, riesgo de accidente de las centrales, propiedad de la tecnología necesaria, almacenamiento de los residuos y su riesgo, etc.
De modo que, con el análisis llevado sólo al campo de los números y de mantenimiento de puestos de trabajo, el "lobby" nuclear tiene ganado el debate, igual que en otros campos: como el del tabaco, donde lo tienen ganado las tabaqueras, en el del petróleo, donde se sospecha están secuestradas multitud de patentes de tecnología que resolvería o al menos minimizaría el problema energético, donde campan por sus respetos las multinacionales del petróleo; y en el de las drogas no aceptadas socialmente y no autorizadas de forma generalizada (o si se prefiere de forma hipócrita), cuyos cárteles manejan a su antojo el tráfico, comercialización y distribución, y condicionan la producción. Sin mentar otros muchos en los que estamos todos atrapados hasta las trancas.
De pasada he nombrado otro factor que hace tiempo que se utiliza precisamente contra quien lo ejerce (otra vez soy prudente con el verbo, me estoy haciendo mayor): los puestos de trabajo. Y es que es importante que en esto seamos (también) “solidarios”. Pues lo que haya que hacer para sobrevivir, que será mucho, nos lo vamos a tener que “repartir” entre todos. Que no sería de recibo que unos pocos hicieran todo el esfuerzo, mientras el resto “mira”.
Pero creo que ahora no es el momento de plantearnos actuar en tantos frentes a la vez, basta con que miremos un poco más allá, veamos la puerta del pasaje cerrada, y cuanto antes nos volvamos, para tomar otro camino, más largo, pero menos destructivo, más solidario y más sostenible.
Es el momento de volver a la realidad y dejar de una vez el empacho de bienestar de unos pocos, a costa de otros muchos y del planeta sobre el que estamos (de momento).
Un proverbio árabe dice "el mundo se acabará el día que yo me muera", otro indio (de América del norte) "la tierra no la heredamos de nuestros padres, la tomamos prestada de nuestros hijos" y un tercero que no sé de quien es "de ti depende que haya vida después de la muerte".
¡Atrévete a elegir uno!.

martes, 16 de junio de 2009

¿Eres un idealista... extremo?

Pues yo pienso que:
"El idealismo llevado al extremo tiende a desembocar en comportamientos fascistas"

El tabaco

Las luchas contra los "lobbies" nacionales es complicada y tiende al infinito; así es que no digamos cuando se trata de multinacionales.
Se mezclan la hipocresía, la doble moral, los intereses cruzados, el derecho a la libertad y no sé cuantas cosas más.
Yo siempre he mantenido que con que prevaleciera el respeto a la tolerancia sería suficiente, pero ese es un tema para tratar en otro momento.
Ahora quiero dar mi opinión sobre el tabaco, ahora y aquí.
La llamada Ley del Tabaco en este país (no he adjetivado porque me gusta tener amigos y hay quien se lo toma como algo personal) no tiene calificación; pero, a pesar de ella, la responsabilidad de la situación que vivimos es de los no fumadores, siempre.
Si intentas comer, cenar o ir a una cafetería y no quieres tener que soportar el olor a "cirre" (así lo denominaba mi abuelo), o vas con niños o te gusta saborrear la comida y el buen vino y respirar más o menos bien, la búsqueda resulta complicada. La Ley no se cumple ni en los hospitales (donde se abren algunas puertas y el olor te tira de espaldas), pues mira si se va a cumplir en los "locales de ocio".
Pero repito: "no hace falta ni una Ley ni nada parecido", la responsabilidad de la situación es de los no fumadores.
Y diré por qué. Porque si los no fumadores o quienes prefieren repirar un aire más o menos límpio durante la comida o van con niños, etc. no entraran en los lugares que está permitido fumar, a penas habría lugares exclusivos para los fumadores.
Que, por otra parte, es algo propio de la tolerancia hispano-mediterránea, pues en ni un sólo país de nuestro entorno se vive semejante despropósito; eso sí, en todos lo han impuesto por Ley (y en algunos de ellos también por educación).
¿Será que nosotros no tenems ni lo uno ni lo otro?
Demostremos que sí, que aquí prevalece el respeto a la tolerancia y que sabemos utilizar el poder del consumidor, poder del que ya hablaremos otro día.
¿Te atreves?.

La sensibilidad de los publicistas

Tengo puesta la radio y, en pocos minutos he podido oír dos anuncios en los que participaban "investigadores", en los que, para dar más credibilidad a las cuñas, los esponsables han grabado voces de actores que aún esforzándose por pronunciar bien el castellano (español fuera de España), se nota claramente que no lo son o que lo intentan disimular.
Y ahí es donde yo, que conozco con bastante profundidad a los publicistas, veo, como seguro que vosotros también, la intención de dar crediblidad al mensaje, identificando a los investigadores como extranjeros.
Los publicistas son muy sensibles y SEGURO que si hacen esto es porque saben que, al menos a quienes van dirigidos los mismos, hace más efecto (es más creible) si cuando se trata de un investigador (o algo parecido), éste no es español.
Mucho, mucho hemos de poner todos de nuestra parte para que esto cambie. Y primero ha de cambiar la realidad. El día a día.
No hace mucho que nos identificaban con bailaores y toreros; un poco después (ahora) con deportistas y ... (me voy a callar lo segundo, que cuesta poco y quedaré mejor).
¿Cuando nos identificarán con un pueblo inteligente, trabajador, comedido, alegre y culto?. Porque la inmensa mayoría es (somos) todo eso. ¿Qué hace falta para ello? ¿quizá sólo decirselo a los publicistas?.
Si sólo es eso, hagamos todos un esfuerzo y luego no defraudemos.

jueves, 11 de junio de 2009

¿Somos realmente seres inteligentes?

Llevo mucho tiempo sin escribir, porque sólo me atrevo a pensar.
Si como parece, todos estamos de acuerdo en que el comportamiento del ser humano en los últimos decenios se ha demostrado no ser sostenible, por diversas razones, la mayoría de las cuales nos deberían de avergonzar.
Llevamos varios meses predicando una cosa y haciendo otra. Y lo que es más absurdo, esperando con la cabeza escondida y mirando de reojo, que lo que hacemos de cómo resultado lo que predicamos.
Resulta que una pequeña parte de la humanidad se ha dedicado a vivir de forma absurda esquilmando el planeta y permitiendo la agonía de la inmensa mayoría de sus semejantes.
Ahora, se viene abajo el cambalache precipitado por la desmedida avaricia de una parte de esa minoría, que para más INRI es envidiada por el resto.
Todos entonan (entonamos) el mea culpa, pero en el fondo, lo que reclamamos y aceptamos de los gobiernos a sueldo (a sueldo nuestro y sobre todo de esa minoría), es que nos ayuden a apuntalar el sistema hasta ver cuanto más aguanta.
Hay responsabilidades pero no responsables, hay discurso pero no actuaciones consecuentes, hay ideas pero no se aplican.
Todos sabemos cual es la solución, pero nadie tiene el valor de decirlo con claridad y de dar el primer paso.
Las razones son múltiples, alguna ya la he apuntado: que los gobiernos están a sueldo de los que han producido la situación que nos ocupa, pero hay otras. Por ejemplo que las llamadas democracias occidentales, y especialmente sus actores, tienen un único objetivo: ser reelegidos. Y saben que si aplican lo que predican no lo serán.
Se ha vuelto en su contra el haber educado en la estupidez a esa mayoría de votantes que toman su decisión en función de la manipulación a que son sometidos con la complicidad de los medios de comunicación, y del marketing que les aplican en sus campañas (perdón, vosotros no sois culpables, y lo de estúpidos está dicho con cariño).
Porque… qué pasaría si tomaran alguna de las medidas que dicen, aunque con la boca pequeña, para cambiar el modelo socioeconómico.
Por ejemplo:
- Si redujeran la economía al 50%. Me refiero a doblar la vida útil de todo lo que consumimos (coche, ordenador, teléfono, ropa), y, por supuesto, reducir también la jornada laboral a la mitad.
- Si nos limitaran la circulación privada y obligaran a utilizar los medios de transporte colectivos.
- Si redujeran la dependencia energética en un 50%. Potenciando las energías alternativas, expropiando para ello las patentes que tienen las multinacionales del petróleo en sus cajas fuertes; reduciendo la iluminación en las ciudades, celebrando los eventos deportivos con luz del día, etc.
- Si nos convocaran a una participación ciudadana activa a todos los niveles (social, político, económico).
- Si cambiáramos competitividad agresiva por colaboración eficiente.

Y puedo hacer la lista mucho más grande. Pero que mucho más. Porque si meto de por medio los comportamientos éticos y la lucha contra la corrupción, ¡apañaos vamos!.

Pero no, no temáis. Vamos hacia el desastre colectivo y total, progresando de forma exponencial, pero sin que nadie ponga en peligro su “poder”.
Y los ciudadanos. La estúpida ciudadanía (incluido yo, que también estoy en el paquete, no soy una excepción), expectante, tolerando, y esperando. No sé qué, pero esperando.
Probablemente ver como en poco tiempo llegamos todos a ser los esclavos más baratos de toda la historia de la humanidad; responsables únicos de la hecatombe que no tardará en alcanzarnos. Hecatombe que por cierto, esperaremos sentados ante la televisión, que emitirá anuncios invitando a consumir.
Porque, ¿a quién se le ocurre intentar salir de una situación crítica de exceso de consumo, incitando y subvencionando que se consuma aún más?.
¡Que tengáis mucha salud!

Como final, dos apuntes:
1.- Con el nivel de consumo de recursos actual, en el que sólo algo más del 20% de la población consume, el resto, apenas lo hace; el planeta sobre el que estamos tiene recursos para algo menos de 100 años.
2.- El ser humano es el único ser vivo sobre el planeta que cualquier cosa que haga supone un consumo de recursos, principalmente energía.

lunes, 23 de marzo de 2009

Día del Libro (y de un tal Jordi)

Los “días” no son mi fuerte.
Día del niño, día de la mujer trabajadora, día de la lucha contra el cáncer y un largísimo etcétera.
Todos los días son el día de algo, cuando no de más de un tema. Pero un sólo día al año sirve para tranquilizar conciencias y poco más, pues se olvidan los otros 364, porque claro, hay que dedicarlos “a otras cosas”.
Para mí todos los días son días de todos los múltiples temas que acosan a la sociedad actual, tanto desde el punto de vista cultural, sanitario o de cualquiera de los temas que tienen su día, y también de los que no lo tienen, de ahí que vea falso e hipócrita eso de “el día de …”
Sant Jordi es el día del libro y voy a decir lo que pienso sobre libros, escritores y demás fauna relacionada con la representatividad que se le atribuye al tal santo.
Soy un escritor “acobardado” (no sé si bueno, regular o malo) porque me resulta casi imposible publicar, como a tantos y tantos escritores, y totalmente imposible de que lo publicado se conozca, se distribuya y tenga un mínimo de éxito.
¿Por qué?, pues porque todo esto que echo de menos no ocurre si no va acompañado de un nombre (el de un autor “consagrado”, por decirlo de alguna forma entendible) y de una campaña de marketing. Cosas más que lógicas por la organización socioeconómica en la que se asienta esa sociedad en la que estamos inmersos hasta las cejas, a la cual lo que le interesa es que se vendan los libros y punto.
[Esto me recuerda, por cierto, lo que un autor que no citaré califica como el “primer principio del marketing” y que dice: no mejore la calidad de sus productos ni abarate los precios, segmente la clientela y busque estúpidos.]
Las editoriales NO leen libros de autores que no tienen nombre o van avalados por el éxito en otro país, o algún episodio similar.
Soy un lector “perdido”, por no decir “estafado”, pues me resulta muy difícil elegir mis lecturas.
¿Por qué?, pues porque no hay (rectifico, casi no hay) libreros que lean y tengan criterio. Por lo dicho, voy totalmente ciego y, en consecuencia, no acabo de leer uno de cada tres libros que compro, pues me niego a perder el tiempo.
A la hora de comprar busco referencias más o menos fiables y, si no las encuentro, releo o vuelvo a los clásicos.
Para acabar haré una cuantas preguntas, para las que puede haber varias respuestas y me temo que ninguna satisfactoria para la cultura.
- ¿Qué se publica?
- ¿Por qué se publica?
- ¿Qué es lo que hace que un libro se venda?
- ¿Qué tiene más influencia el marketing o la calidad literaria?
- ¿Qué papel juegan autores, temas, editores, libreros y críticos literarios?
- ¿Qué papel juegan los lectores?
- ¿Cómo se reparte lo que vale un libro entre los diferentes intervinientes?
- ¿Qué va a pasar mañana con las nuevas tecnologías (e-book por ejemplo)?
Y un dato final, en España, que no en lengua española, se publican 244 títulos al día, todos los días del año. Ni más ni menos que 89.000 títulos al año.
Visitemos una librería de tipo medio y, si tenemos un poco de experiencia como lectores, echemos una ojeada y emitamos un juicio sobre el tema. Enseguida sabremos lo que vamos a leer, queramos o no, y aquello que no vamos a encontrar si no nos armamos de paciencia y contamos con un trabajador de alguna librería que nos ayude.
NOTA. En lo que se expone con brevedad hay una intencionada contradicción, y en su resolución el sentido de lo que he querido transmitir. Así es que... ¡Escritores del mundo, la legión os espera!

jueves, 12 de marzo de 2009

Envidia

Envidia del guante que toca tu mano
del pañuelo que envuelve tu cuello
y del fajín que aprieta tu cintura.

Cautivo de mi

Ahogué mis amores en yel cobardía,
huyendo al silencio de noches vacías.
Tragué la saliva de historias que nunca conté,
atado a cadenas que no romperé.
Iluso de mi, me engaño y me miento,
culpando al sol, a la luna, al anochecer y al alba,
del llanto que anega mi orgullo.
Y corro a buscar el olvido,
salvar el pasado e ignorar el presente,
cautivo de mi.

Repeticiones (La vena melancólica y romántica)

Repítelo y soy tuya, me dices.
si supiera que es verdad lo que prometes,
una y mil veces lo haría,
hasta que la lengua se disolviera en mi boca,
derramándose en tus oídos,
para que no oyeran mas que el grito
de mi pasión esclava,
en tropel sin freno,
acompañándo vigilia y sueño,
como sucede el florecer de la primavera
a los desnudos troncos del invierno.
Así siempre, hasta que te rindieras a mi amor.

¡TOMA!

Pregúntale al viento

¿Dónde viven tantos besos que brindamos a la luna?
¿dónde las noches en vela inundado de tu piel?
¿dónde se citan mis ojos y tu mirada de miel?
¿dónde los pensamientos, los deseos y las dudas?

¿Cuándo amanecerá del lado de las montañas?
¿cuándo encontraré la llave que me desate el instinto?
¿cuándo el corcel con que huir desbocado hacia el presente?
¿cuándo mi vida y mi yo fuera de este laberinto?

¿Quién escribirá la historia que habita en el corazón?
¿quién contará el dolor de las lágrimas bebidas?
¿quién serenará mi cuerpo, mi mente y mi desazón?
¿quién recompondrá las noches, quién recompondrá los días?

Pregunta al dolor, pregunta al silencio,
pregunta de noche y de día, durmiendo y despierto,
pregunta llorando y a gritos,
pregúntate tu, pregúntale a viento.

jueves, 5 de marzo de 2009

Acabo de perder la fe

Y es que se han juntado tantas cosas...
1) Amo la fiesta, pero no la estupidez. Y todos los años (éste más) estamos viviendo en Valencia la estupidez con trasfondo político para ocultar "ni ellos saben qué".
2) Unos pobres vecinos consiguen que les cierren el infierno de casal fallero que no les deja dormir, y va el "funcionario de turno" y se equivoca en el nombre de la falla en la sentencia, por lo que se van a "joder" y van a aguantar el infierno en vida. ¿Equivocacíon casual?
3) Amo el deporte. Toda clase de deporte, pero no que me invadan el poco espacio que me queda en la ciudad para pasar. Motos aparcadas, bicicletas en plan "tour de France" , sillas y mesas de negocios privados y hasta coches de qué manera... y lo peor, la mala educación.
4) Veo que el dinero para el tercer mundo se utiliza en comprarle semillas a Monsanto; transgénicas, por supuesto, para que no puedan utilizarlas para plantar el año siguiente.
5) El llamado "dinero Zapatero" se utiliza para hacer casales falleros, para arreglar jardines, para "reponer" farolas que funcionan y otras chorradas. Mientras la red de aguas pierde la mitad de lo que se pone en origen, entre éste y su destino: los hogares, negocios o fábricas. A eso se le llama "buen criterio".
6) En todo el mundo se mantiene la banca privada con dinero público, en lugar de "comprarla" y crear un sistema mixto de banca privada y banca pública que cambie el perverso sistema financiero que nos atrapa.
7) El pueblo anestesiado corre hacia el precipicio, obnubilado con el sempiterno "pan y circo".
Así es que, he perdido la fe en la sociedad y en el ser humano, a cuyos grupos pertenezco y me avergüenzo de ello.
No me despido ni con ¡Salud! ni tampoco con ¡Suerte! porque para el fin que vamos a tener creo que no nos hace falta.
;-)

lunes, 16 de febrero de 2009

Se acabó la crisis

"Los que nunca la sufrieron predican su final" (¡hasta dónde va a llegar nuestro estúpido aborregamiento!)
Aunque aún se hablará durante mucho de la crisis, ya dicen que ha concluido.
Y esto es lo que yo veo; además, también daré mi opinión de qué es lo que nos espera en el próximo futuro.
Primero lo primero.
- los parches (caros parches) de dinero de todos, porque el Estado somos todos, que se están aplicando a la economía van a apuntalarla para que de forma tremendamente injusta, una mínima parte de la sociedad continúe explotando al resto, que quedará eternamente agradecida al poder conseguir puestos de esclavos, llamados coloquialmente puestos de trabajo, por poco más de lo que necesitan para subsistir, e incluso a veces por menos de lo que necesitan.
- en los órganos de poder, privados y públicos, continúa y va a continuar la misma casta de dirigentes que han llevado a la sociedad a esta situación.
- y todo esto pasa porque “algo nos han puesto en el agua”. Eso me decía una persona a la que respeto mucho por su edad, contra lo que la sociedad actual hace de forma generalizada en estos casos; me refiero al pozo negro al que se arroja a una gran parte de los mayores de determinados años (cada vez menos).

Y ahora lo segundo, lo que nos espera.
- una etapa en la que nos acostumbraremos a lo que tenemos, al tiempo que nos recuperaremos un poco a costa de entregar mucho y de la destrucción del planeta.
- y una situación a medio plazo (no sé cuantos años pero no más allá de alcanzar los dos dígitos, si acaso) en la que ni la sociedad ni el planeta resistirán la presión.
- una nueva forma de entender la vida, dicho de forma global.
Y ¿por qué?
- y por qué digo esto, pues porque la sociedad actual está basada en el consumo, y la gente, en general, ni siquiera sabe por qué consume, pero consume y ha basado en eso su "modus vivendi". Es más, cuando no lo hace se siente infeliz.
- porque para consumir hace falta dinero, puesto que el mercado es mentira, ya que no funciona sin dinero (perdón por el plagio de la frase José Luís Sampedro), y por tanto los esclavos necesitan dinero, mucho dinero, para consumir, consumir mucho, ya que los que tienen mucho dinero porque siempre lo han tenido, son pocos y ya no pueden consumir más. Yo creo que les importa un "güevo" pues disfrutan con otras cosas. No entraré en detalles.
- y finalmente porque el ser humano tiene un límite de potencial de trabajo, sobre todo cuando su trabajo carece de creatividad, de libertad y de sentido; lo cual solamente pueden realizar los robots, los cuales, para mal del sistema tampoco consumen.

Os deseo ¡Salud!, aunque creo que no la váis a necesitar.
PD. En el plural también estoy incluido yo, por supuesto.

jueves, 12 de febrero de 2009

Este País...!

Expresaré mi opinión de los aspectos económicos, sociales y políticos de éste país en 2009, y me temo que también en los siguientes...

España NO es un país rico. Bien es cierto que ha atravesado un período dilatado de tiempo (casi una generación) en el que las circunstancias sociales, políticas y económicas le han favorecido para conseguir un nivel de “desarrollo occidental” relevante (las comillas son muy intencionadas, pues no es desde mi punto de vista un desarrollo real), pero con muchas deficiencias estructurales para mantenerlo en el futuro próximo.

Enumeraré las circunstancias que han propiciado el desarrollo y que considero más importantes:

- Llegada de la democracia en 1975, apertura política y nueva estructura del Estado. Una mezcla de descentralización, con cierta aproximación al estado federal, pero sin desmontar totalmente la anterior estructura del estado. Queriendo contentar a todos (inmovilistas y progresistas; o más bien nostálgicos del anterior régimen y gente normal) y por tanto dejando muchas preguntas sin respuesta y demasiados aspectos sin concretar. Por ejemplo el límite de competencias de las llamadas autonomías y su sistema de financiación; y el necesario concepto de austeridad que debe de impregnar a todo aquel que administra dinero público.

- Definición de la estructura económica del Estado como una “economía social de mercado”, lo que dejó las manos libres a los “elegidos” de turno, para nadar entre dos aguas y hacer de su capa un sayo: por una parte privatizando todas las empresas estatales (bueno, todas no, sólo las rentables, y de qué manera, entre ellas los bancos públicos, lo que fue un gran error que ahora se ha visto con más claridad) e incluso de forma parcial algunos de los servicios del Estado considerados “pilares básicos”, como sanidad, enseñanza o seguridad; y por otra el mantenimiento o no, a juicio del gobierno de turno, de actividades y servicios públicos con discutibles criterios de gestión; mientras que por otra parte, se mantenían irrentables y cautivas otras infraestructuras; por poner un ejemplo, la utilización de las infraestructuras ferroviarias de forma exclusiva por la red de ferrocarriles estatales (RENFE). En definitiva, una falta de criterio definido y un vaivén que no ha hecho nada más que empezar, pues promete ir a más, pero que ya dilapida de forma estúpida una parte de los recursos del Estado. Atención, que cuando digo del Estado estoy diciendo de TODOS los ciudadanos.

- Otro peldaño positivo fue la entrada en el antaño llamado “Mercado Común” y hoy “Unión Europea”, con más ventajas que inconvenientes. Entre las ventajas más visibles por los ciudadanos destacan: la gran cantidad de “fondos europeos” que se han invertido en infraestructuras y los beneficios, desde un punto de vista general, de la entrada en la “moneda única europea”. A partir de ahora, el beneficio se va a reducir de forma relevante, puesto que la llegada de fondos europeos va a quedar muy mermada, si no totalmente suprimida. Y en cuanto al control monetario, a la vista está que el BCE lo orienta a la conveniencia del “núcleo duro”, básicamente formado por Alemania y Francia, del que nosotros quedamos bastante lejos.
A un lado ha quedado el Banco de España, que busca su sitio no sé dónde (ni él tampoco) y que ha hecho dejación, al menos parcial, de su obligación de control del sistema financiero español, pues de no ser así, no estaríamos como estamos. Y no me vale que me digan que los demás también. Y esto no ha hecho nada más que empezar.

- Entrada de dinero del exterior, básicamente de países de la Unión Europea, vía turismo y vía otras inversiones, sobre todo inmobiliarias, de ciudadanos de estos mismos países europeos; provocada principalmente por la importante diferencia de precios que existía (hoy ya no) entre España y el resto de Europa, a favor de la primera; y porque invertían hoy 10 con la esperanza de conseguir 20 al poco tiempo. La variedad climática de la península, pero sobre todo el atractivo de las zonas más visitadas por el sol, las costas mediterráneas y el sur, han sido las más beneficiadas por estas inversiones. Hoy, este mercado, ya está agotado. Ha perdido atractivo a causa de la sobreexplotación de la costa, de las excesivas subidas de precios inmobiliarios y de la destrucción de una parte importante de los parajes naturales que hacían de reclamo. Sin mencionar, aunque no por ello se debe de desdeñar, el también excesivo incremento de los precios de los servicios y la pérdida de calidad de los mismos. Hoy ya se encuentran prácticamente equiparados a los de los países de nuestro entorno, lo que los coloca en desventaja competitivamente hablando. En los últimos años han pasado de ser atendidos por simpáticos dueños, a serlo por profesionales improvisados y sin estrategia de continuidad, orientados únicamente al beneficio presente.

- El desmedido incremento de la construcción de viviendas en la última década. Próximo al millón anual, entre pisos en ciudades, apartamentos en costa y montaña, y, sobre todo, viviendas unifamiliares asociadas a puertos deportivos, campos de golf y los tan manidos “resort” que casi nadie sabe de qué se trata, pero que todos valoran positivamente.

- La entrada de aproximadamente 6 millones de emigrantes, dispuestos a realizar cualquier trabajo y a recibir a cambio cualquier compensación. Unos de forma legal y otros totalmente fuera de la ley. Mientras, los responsables políticos, han hecho una vez más gala de su estrategia de confrontación y se han reprochado aquello que ellos hubieran hecho incluso con normas de mayor calado y en el mismo sentido. En resumen, han mirado para otro lado, conscientes de que era bueno para el modelo económico que la mayoría de ellos defienden (la especulación salvaje caiga quien caiga; Vulgarmente llamada “pelotazo”) y que ahora va a sufrir sólo una parte de los ciudadanos. No confundamos el sentido de la frase.

Todo esto se ha hecho con la bendición de la inmensa mayoría de la población y con la inestimable colaboración del sistema financiero, el cual se ha despendolado hasta límites nunca vistos, yendo a por “materia prima” a los mercados más oscuros y con los procedimientos más imaginativos; sin ir más lejos, las titulizaciones de hipotecas, con la muy valiosa colaboración de consultoras, auditoras y empresas de raiting. Mientras el Banco de España miraba para otro lado, haciendo dejación de sus responsabilidades más elementales, y el Gobierno y la oposición navegaban en yate por la espuma del agua.

¡Ah! Y una cosa más a éste respecto. Como los tipos de interés eran muy bajos, condición “sine quanon” para tanta locura, las entidades financieras trenzaron una casi innumerable lista de servicios asociados, como planes de pensiones (donde por cierto colocaban algunas de sus titulizaciones), seguros de vida y de vivienda, tarjetas de crédito, domiciliaciones de ingresos y un largo etcétera.

¿Y ahora qué?

Pues como se han permitido todos estos desmanes; y para más “INRI” no se han aprovechado adecuadamente. Me explico:

- Se ha permitido un fraude fiscal de casi el doble de la media de la Unión Europea.

- No se ha invertido en investigación todo lo que se debía. Estamos a tal distancia de los países desarrollados que habríamos de emplear el 10% del PIB durante más de 20 años y esperar el correspondiente período de maduración – otros treinta – para alcanzar un nivel que nos permitiera entrar en ese reducido número de países que se llaman desarrollados. Lo nuestro ha sido un sueño del que ya urge despertar.

- No se ha protegido suficientemente la naturaleza, aún a sabiendas que era (y es) casi nuestro único atractivo junto con el clima. Pues no tenemos gas, ni petróleo, ni minas de uranio, ni nada que se le parezca. Y el aprovechamiento de las energías de las que somos poseedores (sol y aire) requiere de una tecnología de la que apenas somos propietarios.

- No se ha reformado el Estado. Mantenemos un sistema perverso (me refiero al de las Autonomías, engendro que sirvió para salir del atolladero de la transición, pero que se ha quedado obsoleto), puesto que son diecisiete pequeños estados que van a ver cual puede conseguir más recursos del Estado, lo cual produce efectos centrífugos. Mientras que un Estado Federal, por poner un ejemplo de modelo que un sector ve como una amenaza, por intereses políticos algo retorcidos, lo que produce son efectos centrípetos y una mayor clarificación de la situación (véanse Alemania y EE.UU.) Ningún partido ha sido capaz de inculcar “sentido de estado”. Eso sí, tenemos la bandera más grande del mundo y somos los mejores, lástima que no sepamos en qué; porque como no sea en mirarnos el ombligo...

- España NO se puede permitir 17 parlamentos autónomos, 50 diputaciones (¿y eso qué es?), no sé cuantos Organismos Autónomos, varios miles de Ayuntamientos, la mayoría con políticos profesionales, con sus Fundaciones correspondientes y no sé cuantas empresas públicas cuya gestión nos hurtan.
Sin nombrar los miles y miles de “asesores” y las decenas de miles de vehículos oficiales, algunos blindados, con costes de mantenimiento muy elevados, que esperan día y noche con el chofer al volante, el motor en marcha y el interior climatizado, al servicio de los “servidores públicos”, pues así les gusta llamarse.

- Tampoco puede permitirse el “sin par” desbarajuste que rodea al funcionariado. Desbarajuste que afecta negativamente, primero a los funcionarios, mal pagados y desmotivados, y en segundo lugar a los administrados, muy mareados y mal atendidos.
La ausencia de eficacia y eficiencia en la mayoría de las administraciones y servicios, debidas a la burocracia basada en la utilización de medios informáticos, pero sin abandonar los papeles y sus correspondientes fotocopias, libros de registro y demás calamazos; a los solapamientos y/o falta de definición de algunas competencias entre las diferentes administraciones, a las desconfianzas entre administraciones y departamentos, y a la falta de motivación, como apuntaba antes, de los propios funcionarios. Todo ello aboca a un panorama de difícil solución, que nadie quiere abordar por su complejidad y porque presumiblemente tendría como resultado efectos electorales negativos que tampoco nadie quiere asumir.
Un ejemplo reciente: crear una empresa en el mundo (me refiero al planeta tierra), en uno de los países medianamente desarrollados, cuesta entre 1 y 52 días; en España 47 días. La media europea, excluida España, y también la de los países de la OCDE, apenas superan los 10 días. Y en cuanto al número de trámites necesarios para la misma gestión están en cifras similares; poco más de 10 de media en los países del entorno, y más de cuarenta en esta España nuestra.

- Todo el capital que se ha acumulado durante estos años, ha ido básicamente a 3 ó 4 destinos más que conocidos por todos:
* Cajas fuertes o paraísos fiscales
* Gastos suntuarios (coches de lujo NO fabricados en España, barcos de recreo, viajes y residencias provocadoras)
* Inversiones dentro y fuera de nuestro territorio.

Y CUALES HAN SIDO LOS ERRORES GORDOS COMETIDOS:

- No modificar la Ley de suelo de forma que impida barbaridades urbanísticas.
- Dejar en manos de los ayuntamientos la calificación de terrenos.
- No incrementar los impuestos para enfriar la economía (por ejemplo: IVA de viviendas libres al tipo normal del 16%)
- No ejercer el correspondiente control de las entidades financieras, básicamente bancos.
- Permitir la vergonzosa politización de las cajas de ahorros, instrumento en manos de las CC.AA. o de otras instituciones, con intereses más que oscuros.
- Privatizar todo lo privatizable, llevando los ingresos obtenidos a enjugar déficit del Estado; y luego presumir de superávit.
- No dedicar más recursos a la investigación. Sin hablar de la vergonzosa situación de la enseñanza a todos sus niveles.
- No definir el modelo de Estado, mediante un pacto nacional.
- Permitir la sangría económica, pero sobre todo ideológica, que supone continuar con la particular unión entre la Iglesia y el Estado (el llamado “concordato”) que no puede agradar nada más que a aquellos que todavía sueñan con que algún día vuelvan a bendecirles los cañones. ¿Cuándo se dará cuenta la Iglesia que ha de estar cuanto más separada mejor del estado?, Que esto no es la Edad Madia. ¿Acaso vemos con buenos ojos los “estados islámicos”?. La comunión entre la Iglesia y el Estado sólo le funcionan al Reino Unido de la Gran Bretaña, porque la Reina es su máximo representante. Ya lo decía el último rey de Egipto, los últimos que quedarán serán el de Inglaterra y los de la baraja.

- Tolerar un fraude fiscal que dobla el de los países de nuestro entorno, con el consiguiente perjuicio para todos los que no defraudan, aunque sea porque no pueden.

- Permitir los billetes de 500 €. Si Finlandia no ha acuñado las monedas de 1 y 2 céntimos, por qué no podíamos nosotros enmendar el error de los genios del BCE. Porque ya me dirán qué pretendían con el dichoso billetito.

- Permitir que entraran 6 millones de inmigrantes a limpiar nuestras mierdas, porque lamentablemente no nos han aportado otro valor añadido; primero ilegales y luego legalizados. Pero de qué manera. Y no hay nada de racismo en la afirmación, No. El problema de África y el de América del Sur y otros muchos son problemas primero de sus países, y luego mundiales que no tardarán en explotar, pero no exclusivamente nuestros. Hemos permitido esto por puro “egoísmo”. No vengamos ahora a ponernos medallas, pensando que hemos sido así de buenos. No tranquilicemos nuestras conciencias con un mendrugo de pan o una limosna. Ahora cuando lo suframos todos en nuestras carnes veremos que tal nos parece.

Y QUÉ SE PUEDE HACER...

Pues nada, poco o mucho, depende.
Por el camino que van los políticos: NADA.
Dicen que van a hacer desaparecer los paraísos fiscales y NADA.
Dicen que de ahora en adelante nada será igual y todo lo que hacen es para apuntalar lo que hay.
Dicen que dicen, dicen...

Nosotros, personalmente, podemos y debemos obrar con responsabilidad, trabajar con optimismo, respetar y respetarnos. Y, sobre todo, abrir bien los ojos y tener criterio propio. Mi primer jefe me dijo una vez “tiene Vd. que viajar más y leer menos el periódico”. ¿Se ha entendido el mensaje?.
Los gobiernos. Los gobiernos tienen que abandonar el modelo social y económico actual y establecer un modelo que tenga en cuenta a todos los países y a todas las culturas.
Repartirnos lo que hay con respeto por el entorno. No es posible que media población trabaje 12 horas al día y la otra media cobre el paro; o lo que es peor, se muera de hambre.
Pero si lo que se quiere es que vayamos hacia nuestra propia destrucción y estamos de acuerdo en ello, podemos seguir anestesiados y empecinados en poner parches a nuestro manido traje, mientras corremos endiabladamente hacia el abismo.
Moraleja: “El que guarda cuando tiene, come cuando quiere”

El Guerrero del Antifaz –2009.

"PARA RECOBRAR LA ILUSIÓN..."

1.- Reduce el consumo a lo necesario. Rompe con la idea de que a más consumo más bienestar. Y lo que compres de cuanto más cerca, pues mejor.

2.- Serena tu vida. Valora el hoy en detrimento del mañana. El mañana no existe.

3.-Antepón llegar bien a llegar rápido, hacerlo bien a hacerlo rápido.

Que "el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas", decía Machado.

4.- Pon limpieza y orden en lo que te rodea. Ganarás tiempo, serás más eficaz y eficiente y te reportará más satisfacción.

5.- Haz más de un hueco al día para permanecer en silencio mirando hacia tu interior.

6.- Fomenta las relaciones sociales: familia y amistades.

7.- Participa en la sociedad a todos los niveles que puedas. Ir a votar cada cuatro años no es participar, lo mismo que ponerse un chandal no es hacer deporte.

8.- Busca la ocasión para jugar a juegos colectivos siempre que puedas.

9.- Dedica al trabajo toda la ilusión y conocimiento que tienes. Fórmate para hacerlo cada día mejor, pero no más de 40 ó 45 horas a la semana.

10.- Respeta tu entorno y el medio ambiente, antes o después lo necesitarás y es mejor que te lo encuentres en buen estado.

11.- Haz las cosas con alegría. Es gratis y facilita la vida.

12.- Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti.

13.- Tú formas parte del Universo, y el Universo forma parte de tí. Siéntelo así.

14.- Limita tus pertenencias. Deshazte de todo aquello que no has utilizado en el último año. Regálalo, dónalo, véndelo o tíralo. Está ocupando un espacio en tu vida y obstaculiza tu desarrollo hacia el futuro.

15.- Céntrate en lo que dominas y te gusta. No te despistes con esnobismos.

16.- Improvisa todos un rato, te hará sentirte vivo y humano.

17.- Busca un ratito para estar ocioso, sin hacer nada. Es un modo de buscar tu parte material.

¡CON ILUSIÓN...!

sábado, 17 de enero de 2009

LA PERSONA QUE QUIERA SER ÚTIL EN EL MUNDO ACTUAL

Debe:
1) Saber leer (suena insultante, pero es cierto) y extraer las ideas principales de un texto. Someter a juicio crítico lo que en ello se afirma y ser capaz de contrastarlo con otras fuentes y llegar a conclusiones personales.

2) Saber escribir; y no quiere decir sin faltas de ortografía, ni de poner letras juntas, que se da por descontado, sino de comunicar con claridad, con eficacia, con una extensión equilibrada, con rigor en el uso de información externa y con la mente puesta en el lector.

3) Saber hablar. Hablar a una persona y a un grupo sea lo numeroso que sea. Ser capaz de presentar las ideas propias e indagar las ajenas. Conducir y ganar un debate. Respetar los tiempos y usar apoyos efectivos. Este es con diferencia el primer factor de éxito en una carrera profesional.

4) Tener disciplina. Realizar esfuerzos continuados en el tiempo. Hacer un plan y cumplirlo. Comprometerse y respetar los compromisos. Ser leal con sus compañeros y compañeras y consigo mismo.

5) Tener una visión global (de globo terráqueo). Debe expresarse en inglés con soltura y tener ciertas habilidades en, al menos, otro idioma. Debe de conocer otros países como algo más que un turista. Y todo ello implica tener unos conocimientos básicos de las situaciones sociales, económicas, culturales y políticas de al menos los países más relevantes.

6) Ser creativa. En el trabajo y en la vida. Explorar el arte en alguna de sus manifestaciones, y no sólo como espectador o espectadora, sino como autor. No es asumible adoptar el papel de crítico pasivo. Hay que implicarse.

7) Conocer las herramientas propias de su disciplina; bien sea el método científico o las grandes tradiciones culturales de las Humanidades.

8) Estar al día de las nuevas tecnologías. Configurar cuentas de correo, trabajar con hojas de cálculo, construir una base de datos o editar un texto, una imagen o un vídeo.

9) Tener un nivel de cultura general aceptable. No es de recibo que un estudiante de historia, a la hora de calcular una regla de tres diga que es de letras o al contrario un matemático ante una pregunta básica de historia.

10) Tener el valor de romper con los “decálogos”, con las tradiciones estúpidas, con los criterios de rebaño, con el “qué dirán” y con el “me da lo mismo”.

11) Tener una visión ética. En todas las épocas ha habido problemas y dilemas, perspectivas y limitaciones que han dado la medida del ser humano de cada tiempo y de cada lugar. Y eso no es diferente en el momento actual, donde ya no hay problemas locales ni soluciones únicas. Es preciso tener visión de “espacio universal, vivir el momento actual y ser útil al mismo”.

12) Tener ILUSIÓN.

[Tomado parcialmente de J. R. Alonso, Rector de la Universidad de Salamanca – Enero de 2009]

La tercera imaginaria

Cuando se hacía la mili, ahora no sé como va la cosa, todas las noches, cuatro soldados hacían la guardia denominada imaginaria. Se trataba de estar dos horas despierto vigilando que no pasara nada en el cuartel o la nave donde dormian los soldados. La más molesta de las cuatro guardias era la 3ª, pues te volvías a acostar cuando apenas faltaba un par de horas para que tocaran diana.
Mi primera noche en el cuartel, formados para ir a dormir, el sargento leyó los soldados que tenían que hacer esa noche las guardias. Leyó la primera, la segunda y la cuarta. Entonces, un recluta dijo: "mi sargento, ¿y la tercera?", a lo que le contestó: "la tercera la haces tú".
Y ahora a lo que voy:
Desde la época de Reagan y la Thacher, el mundo occidental se ha orientado de forma despiadada hacia una economía ultraliberal, con pocas excepciones. El Estado no servía para nada; bueno, sí, para estorbar. Y los controles quedaron durante mucho tiempo relajados, si no relegados, que no sé qué es peor.
Ahora se nos han venido encima estos lodos producto de aquellos polvos, con origenes varios, pero principalmente basados en el mundo financiero.
Y vienen los reclutas de turno (los dirigentes de los países afectados): EE.UU., G.Bretaña, Alemania, Francia, incluso España, y preguntan por "la tercera imaginaria".
No hace falta ser muy listo para darse cuenta que la tercera imaginaria la va a hacer el Estado; quiero decir, "todos nosotros", que no tenemos nada más que préstamos que hemos de pagar hasta el último céntimo y algunos ahorrillos que hemos o vamos a perder, si no todos, sí en parte.
En resumen, que la culpa de la crisis financiera y lo que esta arrastra, resulta que la tienen los pueblos americano, alemán, inglés, español, etc. con sus presidentes a la cabeza.
Y mienstras, los damnificados de la situación: bancos, compañías de seguros, etc. se permiten tomar con una mano las ayudas y con la otra repartir dividendos a sus accionistas (vamos, a sus propietarios) como si nada.
Pero ¡coño! no quedamos que el Estado estorbaba...
Una vez más se privatizan las ganancias y se socializan las pérdidas.
Y de las promesas de la llamada "cumbre de Washinton", nada de nada.
Ahí siguen los paraísos fiscales, con su parte de culpa y de encubrimiento de la corrupción, y los dirigentes de las entidades que han estafado a todo el que se las ha puesto a tiro, y los que relajaron o hicieron dejación de sus obligaciones en los controles oficiales; incluso los políticos que los apoyaron.
No sé si pensar que hay anestesia general o estupidez general. Pues creo que lo primero se pasa pero lo segundo sólo puede aumentar hasta el infinito.
Tranquilos... Barak Husein Obama nos va a salvar.

viernes, 9 de enero de 2009

El Consumo. Fin de un modelo

Estamos asistiendo al fin de un modelo en el que influyen varios factores, aunque quizá lo más relevante sea que:
Los avances tecnológicos han canalizado sus beneficios hacia la mejora del precio del producto final y el beneficio empresarial.
El trabajo ha mantenido, si no aumentado su dedicación horaria al proceso productivo; mientras que la regulación de su remuneración se ha materializado en función de la necesaria capacidad de compra para el mantenimiento del consumo, mal llamado mercado.
Esto ha tenido como consecuencia dos resultados negativos:
a) el exceso de consumo más allá de las necesidades reales.
b) la sobreexplotación de los recursos del planeta por encima de lo sostenible a medio plazo.
Por estas razones, la citada conducta sólo ha sido posible mantenerla poco más de medio siglo, y limitada a una pequeña parte de la población del planeta.
Por lo que estamos a las puertas de un cambio profundo, que quizá se ha precipitado por la avaricia de algunos agentes dominantes del sistema y por la confianza ignorante en la pervivencia del mismo. Básicamente estos han sido los factores, pero podrían haber sido otros, ya que el sistema se soportaba (y se soporta todavía) en demasiadas mentiras:
- la mentira financiera (bolsa, fondos de inversión, paridades monetarias, etc.)
- la mentira del crecimiento continuo, teoría cuanto menos estúpida en un planeta limitado.
- la mentira del fomento de la insolidaridad humana, amparada en el “corralito occidental” que apenas contiene a 1/5 de la población mundial.
- la mentira de la inagotabilidad de los combustibles fósiles.
- la mentira de asociar consumo y bienestar. A más consumo, más bienestar, ignorando los demás factores.
Y otras más...

Pero los muros físicos y las barreras geográficas ya no se van a poder sostener por mucho tiempo, por lo que las falsas democracias occidentales, sostén del sistema y ejemplo de desarrollo y libertad, que ya no necesitaban ejércitos de represión interna, ni ningún otro control social para dominar al pueblo, habrán de modificar muchas cosas.
Todo es mundo quiere participar del “estado de bienestar”, aunque ignoran una parte del mismo. Ignoran que no educamos a nuestros hijos, ignoran que no tenemos amigos (he dicho amigos, no otra cosa), ignoran que no tenemos vida privada. Lo ignoran casi todo. Sí saben que jugando al fútbol se ganan varios millones de euros al año, y también en la lotería, y algo en los concursos de la tele, pero poco más.
A ese final van a contribuir sin duda otras causas como la rotura del saco financiero, por mor de la avaricia desmedida de algunos, el final de la era de los combustibles fósiles (no hay para todos y las alternativas están presumiblemente “secuestradas") y la ya mentada insostenibilidad del “corralito de bienestar occidental”.
De modo que no habrá más remedio que repartirnos lo que hay: trabajo, energía, bienestar y todo lo demás. Aunque costará tiempo, sangre, sudor y lágrimas.
Es todo un reto.