lunes, 18 de noviembre de 2013

BIENVENIDA IGNORANCIA

La hipercomunicación actual, de gran complejidad tecnológica, no ha sido digerida por la sociedad, generando tensiones e intoxicación que impiden el pensamiento y producen una situación de incertidumbre sobre el futuro.

Principio: sólo a través de la razón podemos acceder al conocimiento; el conocimiento de la realidad sólo es accesible a través de la razón.

El Renacimiento consolidó el “pensamiento científico” que iguala conocimiento y racionalidad, dejando a un lado la fe.

Las tecnologías que articulan el mundo nos inundan de tal manera de “saber” que lo hacen indigerible; producen confusión y nos abocan a un estado de ignorancia individual y colectiva.

La era “Hiper” actual, en la que todo es exponencial, nos sume en un estrés existencial seguido de desconcierto, inseguridad, miedo, y como consecuencia pereza y agorafobia.

 Superada la era de la TV, sin que ésta haya perdido poder, sí que ha dejado de ser relevante para las nuevas generaciones, que se ven absorbidas por nuevos medios en los que pueden participar. Éstos, lejos de abrirles a un conocimiento más amplio, los sumerge en un mundo creado a su medida sembrado de miedos sutiles. Siendo en definitiva una trampa mediática que además les impide el acceso a un conocimiento libre y plural.

La ausencia de filósofos que propongan sistemas de interpretación de la realidad actual y que abran vías para nuevos posicionamientos ideológicos, agrava aún más el panorama impidiendo a corto plazo un cambio social, por otra parte imprescindible.
Lo que consolida definitivamente la sociedad de la ignorancia no es que se vea favorecida por las nuevas formas de comunicación que circulan libremente, si no que ha sido aceptada, asumida y elevada a la categoría de normalidad por la sociedad actual.

Los riesgos inminentes son: 1) El riesgo de estructurar una adecuada cohesión social. 2) El peligro de ser ignorantes cuando hay y habrá que afrontar importantes retos sociales y medioambientales. 3) Asegurarle al individuo un lugar adecuado en una sociedad libre, que respete su identidad. Y todo esto en una situación de absoluto dominio de un mercado de perfil monopolista, que bien podríamos denominar “fascismo de mercado”.

¿Seremos capaces de evitar la “disolución del individuo" como tal?


BIBLIOGRAFÍA: textos de Daniel Innerarity y Antony Brey

martes, 5 de noviembre de 2013

VENTAJAS

Dos de las ventajas de los nuevos artilugios móviles (que también sirven para hablar) son las siguientes:
- hemos dejado de sacarnos mocos en los semáforos porque no sabemos hacer dos cosas a la vez.
- ya no hay miedo de que desaparezca el dedo gordo de la mano en futuras generaciones, se le ha encontrado utilidad.
Pero, cuanto antes, habrá que dotarnos de "radar de rodadura", o nos vamos a pegar de hostias...

J.K.Galbraith

De origen canadiense y premio Nobel de economía. Defensor de teorías poco convencionales, dijo:
"Los nacionalismos son el último refugio de las mentes defectuosas"

jueves, 26 de septiembre de 2013

¿UNA O DOS NEURONAS? That's the question...

El sexo es la única vía que tenemos los humanos para afrontar la inmortalidad.
Sí, incontestablemente.
Pero a ese mismo ser humano se le adornó la unión sexual con placer para que no abandonara la práctica y, en consecuencia, desapareciera.
Hasta ahí, bien.
Luego van y aparecen las neuronas. La primera se sitúa en la cabeza y es cuando piensa que puede beneficiarse de ese placer, pero evitando la procreación que tantos problemas acarrea. Elabora una estrategia y, cuando ya la tenía lista, va y aparece una segunda neurona que viene a aguar la fiesta porque se sitúa en la pelvis.
El conflicto está servido.
En tal situación, para gozar de placer y no procrear, ya no basta con que dos neuronas, una de cada uno de los participantes, se pongan de acuerdo (me gusta más decir “resuenen”), ahora hace falta que resuenen nada más y nada menos que “cuatro neuronas” de dos seres diferentes. Para mayor complicación ninguna conectada entre sí.
Con el tiempo, otros inventos han ayudado, por ejemplo el gin-tónic y cosas parecidas, pero como las dichosas neuronas se aburrían, se pusieron a pensar en otras cosas (no entiendo como no tienen bastante con el sexo), y elaboraron el concepto de “propiedad”.
A partir de ahí, el gin-tónic perdió casi toda su efectividad y hubo de recurrirse a otros estimulantes más fuertes, pero que tienen el inconveniente de que si se abusa de ellos duermen a la neurona sub-umbilical, con lo que hemos hecho un pan como unas tortas.
Hay que hacer algo cuanto antes, pues si no se prescinde pronto de al menos una neurona (mejor la supra-umbilical), no sólo está en peligro la perpetuación de la especie, sino también más de un chiringuito que vive de toda esta parafernalia.
Quiero acabar haciendo un llamamiento a la concordia y a la amistad, porque sin ir más lejos, las amigas también “ponen”.

¡Ánimo colegas!

¿ESTUPIDEZ O IGNORANCIA?

Ayer, por enésima vez, una persona afectada por el síndrome de la sociedad actual (¿quién no lo está?), que se soporta en los tres pilares: miedo, pereza y mentira, a mitad de una conversación, aprovechó una coyuntura para decirme: “claro, como tú recibes cada mes tu paguita segura”. Tuve que responderle con contundencia, lo contrario hubiera sido injusto. Le dije: “si después de cincuenta años y siete meses cotizando, los últimos veinte años por tres veces más de lo que me pagan, pretendes que me sienta culpable, creo que debes de revisar tu moral, tus principios éticos y alguna cosa más que no quiero mentar.
Sí, esa es la realidad a la que nos enfrentamos en la sociedad actual. Los medios de comunicación que dirigen el modo de pensar y la formación de criterio de la población (en general estúpida, pero no quiero ofender), están amparando los comportamientos corruptos de los gobiernos, mercenarios del salvaje poder económico e inducen a la población a que cualquier derecho adquirido parezca que es un privilegio.
Yo, como muchas personas, y así se lo dije, si dejáramos de percibir lo que nos corresponde, cantidades a las que tienen la desfachatez de encima descontar una parte importante como IRPF (porque les da vergüenza llamarlo “Impuesto del trabajo personal”), continuaríamos viviendo igual de bien, porque además de trabajar durante cincuenta años también hemos establecido nuestro “cortafuegos” personal. Incluso algunos, entre ellos yo, estaríamos dispuestos a continuar trabajando, porque creemos que tenemos mucho que aportar a la sociedad. Pero quizá no seríamos un buen ejemplo, mejor dejarnos en manos de la S.S. (quiero decir seguridad social, no la guardia pretoriana del nazismo, aunque a veces no haya mucha diferencia en los resultados finales).
Así es que vayamos reflexionando y preparándonos a afrontar la posición que de forma demasiado generalizada tiene de nosotros la opinión pública, porque quizá haya que ir pensando tomar las armas.

Hay quien además de ser incapaz de detectar al enemigo, también ignora de qué parte tiene que ponerse para defenderse a si mismo.

lunes, 16 de septiembre de 2013

SAL

Me levanté temprano para ordenarlo todo. Fue un día largo y duro en el que trabajé como nunca: jardín, piscina, patio y no sé cuantas cosas más. Luego fui a la cocina y preparé la comida.
Valió la pena. Nadie me incordió y eso es de agradecer; aunque desde sus reposos mis métodos fueron cuestionados, chocaron contra mi sordera voluntaria.
Sentados a la mesa, en silencio, compartimos el resultado del último trabajo con cierto placer hasta que alguien frunció el ceño, dio un salto y corrió a la cocina volviendo con sal para sazonar la ensalada mientras magullaba algo ininteligible (cuando alguien magulla cosas ininteligibles, no preguntes que no hay premio).

Toda una enseñanza. Allí aprendí yo la importancia de la sal. Y eso fue exactamente lo que hice grabar en su lápida “SAL”, pero como el marmolista es amigo y me hizo un precio especial, añadí “Si te atreves”.

EL MAÎTRE

Me preguntó al acabar si había comido bien.
Le dije que al arroz le faltaba sabor y mudó el gesto como buscando una excusa o una justificación. Al verlo así, traté de ayudarle y añadí: “a mí también me pasa…”, hice un silencio y continué “por eso no me he atrevido a poner un restaurant”.

Como ya había pagado, sonreí, incliné la cabeza ligeramente en señal de saludo y me marché.

LA MANO

La mano es importante. Claro que lo es.
Tampoco hay que magnificar pues si nos paramos a valorar también lo son otras partes del cuerpo, los sentidos y así hasta la última célula.
Pero hoy me he quedado mirando la mano. Más exactamente la palma de la mano, y, quizá porque acababa de pasármela por la cabeza en la que quedaban restos de aceite o porque mi curiosidad estaba más sensible, me he parado en la gran riqueza de arrugas de todos los tamaños que la surcan de acá para allá y de allá para acá.
Eso me ha hecho recordar que hace algún tiempo leí que en esas arrugas reside toda nuestra vida codificada. Tanto la pasada como la presente e incluso el futuro. Sea como sea, hoy me ha sobrecogido su belleza. La de sus formas, sus diferentes tonalidades, incluso una energía especial que he percibido que surgía de ella y que he tenido la tentación de calificarla de vida.
He estado largo rato mirando las líneas principales y otras más pequeñas, innumerables, que con un orden desordenado surcan dedos y cada centímetro de piel, la mayoría con apariencia de innecesarias, lo que las hace más cargadas de misterio y de valor para mí, así como portadoras potenciales de esos mensajes a los que me refería al principio, un poco en broma y un poco en serio.
Al rato me he dado cuenta de que mi mirada se perdía en los detalles de la mano igual que se pierde mirando al cielo en las noches estrelladas en la montaña.

Y he pensado que quizá será eso, que más que manos tenemos cielos.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

REFLEXIÓN

Nadie está contento de su fortuna ni descontento de su inteligencia, lo que demuestra lo limitada que es la segunda.

martes, 3 de septiembre de 2013

LA IZQUIERDA ES FEMENINA

Yo, desde que me recuerdo, he utilizado siempre la mano derecha. Y es que ni me había planteado otra cosa. Todo iba bien; bueno, lógicamente unas veces mejor que otras, pero lo consideraba normal. Siempre no puedes pedir perfección, y bien está lo que bien acaba.
Pasó el tiempo, los años y las situaciones, sin que experimentara otra opción, como ya he dicho, pero va un día un amigo y me sugiere que por qué no pruebo con la mano izquierda; que sí, que vale la pena, que al principio me costará más, pero que luego me daré cuenta de que es mejor.
Lo hice, sí, le hice caso y un día probé. Al principio con un poco de nerviosismo pero luego se confirmó el pronóstico de mi amigo, tardaba más pero salía mejor. Y, como decía Machado: “el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas”.
He descubierto pues que soy ambidiestro. Pero la cosa no se queda ahí, hace unos meses cayó en mis manos un libro de Biodescodificación, que entre otras cosas, dice que los pies son la parte masculina y las manos la femenina, y que la parte derecha es la masculina y la izquierda la femenina. De modo que “la mano izquierda” es femenina por partida doble, lo cual podría explicar mi experiencia.
Desde ahora, yo, siempre con la izquierda, que hay que cultivar lo femenino, que no es el futuro sino el presente y muy presente.
Al hilo de esto, no hace mucho, fui a que me hicieran un trabajo especial y, casualmente, la chica era zurda. Eso me puso un poco en guardia pero en plan positivo.
Nada más examinar el asunto dijo con una sonrisa: “esto es muy pequeño, no sé si podré hacer bien lo que me pide”, y comenzó la faena despacio, con destreza y profesionalidad. Se tomó su tiempo. Yo me evadí totalmente, toda mi atención la deposité en ella, en sus manos y en todo su cuerpo, porque se entregaba y parecía que lo hacía con todo su ser.
Al final dejó escapar un gemido, me miró con cara de triunfo, con la satisfacción del deber cumplido y me dedicó una sonrisa. Yo tengo que decir que quedé complacido, pagué y me marché tras darle las gracias.

Otra prueba de la bondad y calidad de la mano izquierda, porque desde entonces la navaja de injertar que me afiló, corta como nunca lo había hecho. Siempre que necesite afilar algo iré a que me lo haga la chica “la zurda”, y yo personalmente, también seguiré con mi nuevo hábito de utilizar la izquierda. Y es que la izquierda es un placer.

sábado, 31 de agosto de 2013

LA REBELIÓN DE ATLAS (Ayn Rand)

Primero lo negativo:
* No hacían falta más de 1.200 páginas de letra de mierda para dar el excelente mensaje que nos brindan Ayn.
* La traducción es demencial, hasta el punto que casi se inventan palabras.
* El barroquismo de sus descripciones hay veces que te saca fuera del libro. Es a mi entender excesivo.
* Al final, dan ganas de ayudarle, parece que no sabe acabar; incluso tiene que recurrir a contradicciones (uso de las armas, por ejemplo) para escaparse por un resquicio menos que creíble.
Ahora lo positivo:
* El discurso final de Galt es un ensayo sobre moral. Podría ser un texto en sí mismo trabajándolo un poco más.
* Pone a parir al socialismo y al capitalismo intervencionista. Hasta ahí bien, lo que ocurre es que aboga por una sociedad en la que los seres humanos que la formen sean investigadores, trabajadores, justos, ordenados y, lo que es más difícil de una moralidad intachable. Nada de corrupción. No sé si existe ese "homo", quizá en el Atlas, y no me refiero a la cordillera marroquí.
Y ahora "mi aportación":
* Cómo envidio a la tal Agni, la tía se tira a los tres tíos más guapos, más inteligentes y más de puta madre de la novela (¡OJO! yo me hubiera montado el argumento cambiando el sexo de los contendientes, no confundamos). Lo jodido es que curra de lo lindo y duerme poco y no hace deporte, no sé cómo puede mantenerse tan fuerte; ni ella ni tampoco los maromos.
* ¡AH! y como se nota que a la tal Ayn le encantan los rizos dorados... en suma, que no tengo nada que hacer por el momento.
* Leedla, vale la pena. Yo añadiré cuando haga un hueco las frases que más me han gustado al pie de esta "nota".

* Invito a que reflexionéis y os unáis a la revolución de Atlas. Yo ya lo he hecho.

MENSAJES POR PALABRAS:
- La clase más depravada del ser humano es aquel que no tiene propósitos.
- Lo más importante en la vida es hacer bien aquello que hagas.
- Un profesor, lamentablemente a menudo, no más que alguien que pasa la vida transformando niños indefensos en cobardes infelices.
- Cuando se manejan palabras también se pone en movimiento la mente.
- Son las víctimas quienes hacen posible la injusticia.
- La persona que nunca será redimida es la que carece de pasión.
- No esperes nunca cosas por las que no se "paga".
- El único mandamiento moral es el deber de pensar.
- Por eso, la frase "mandamiento moral" es una contradicción.
- Para vivir, el hombre debe de considerar tres valores supremos: razón, propósito y autoestima.
- Fuerza y mente son opuestos, la moral termina donde empieza un revolver.
- No sacrifiques:
   - la justicia por la misericordia
   - la independencia por la unidad
   - la razón por la fe
   - la riqueza por la necesidad
   - la autoestima por la negación de ti mismo
   - la felicidad por el deber

KLEENEX

Hoy quiero celebrar algo, si ya se ha celebrado o se está celebrando, pues me uno a ello.
Hace ya años que hago montaña, nada digno de mención especial, pero montaña al fin y al cabo. Me gusta la naturaleza, sus sonidos que son el silencio del espíritu, sus olores que son los olores de las noches estrelladas y sus colores que son los colores de los sueños mágicos.
Al principio de esta costumbre de perderme en la naturaleza, que en realidad era perdernos, porque a menudo solemos ir en grupo, apenas nos encontrábamos con nadie y, cuando esto ocurría, parábamos y nos preguntábamos para cerciorarnos de que íbamos por la ruta correcta. Poco después, los clubes de montaña, algunas administraciones y montañeros voluntarios íbamos marcando las diferentes rutas: GR, PR y otros, con sus colores o simplemente haciendo montones de piedras, poniendo flechas o letreros  indicadores.
Pero en los últimos años, como se ha popularizado eso de ir a la montaña a contarles en voz alta a los compañeros y a todo el que quiera oírlo (o no pueda evitarlo), el último viaje a la Conchinchina, la excursión de hace varias semanas o lo bien que me lo pasé el pasado finde, además de a llevarse todas las flores, pájaros y cosas raras que no se encuentran en los semáforos o en el centro comercial, grabados en las gigas del último modelo de cámara digital, y, cómo no, a comerse el bocata rodeados de naturaleza (eso sí, echando de menos la cervecita fría, que se me olvidaba), pues hemos quedado liberados del mantenimiento de las señalizaciones.
¿Por qué? pues porque basta seguir los kleenex que va dejando la mentada marabunta dominguera para llegar sin riesgo a cualquier destino. Estos maravillosos instrumentos son dejados caer estratégicamente, a veces como si estuvieran jugando al escondite y otras allí en medio, una vez se han utilizado para higienizar los diferentes agujeros con que la madre naturaleza ha dotado al “homo loquesea”.

Gracias nuevos montañeros, gracias Mr. Kleenex.

BRETAÑA FESTIVAL INTERCELTIC DE LORIAN

Casi jugando a la gallina ciega, con el objetivo de los dólmenes de Carnac y de refrescar la piel, me largo a la Bretaña continental en el momento más céltico del año, y sale bien.
El “amado líder” que nos toca (título made in “maceta del sur”) y la cohesión casi libertaria de los homos y homas, aún siendo de especies varias y muy diferenciadas, hacen la mayor parte. El escenario no defrauda.
En cuanto a la lengua, y tras varios lustros de duro trabajo, ya se decir “bon jour” sin pronunciar la “r”.
Las energías de los alineamientos de Carnac hacen su mágico trabajo y ya no siento la rodilla, sí la pierna (aclaración: a los dólmenes se les atribuyen poderes curativos y yo venía con la rodilla lesionada del descenso del río Tajo en kayak).
En la habitación que me asignan la compañía no ronca, tampoco se ducha ni estorba, ni ná de ná.
Durante todo el tiempo que pasamos entre bosques, islas y costas apenas llueve, creo que no se atreve.
Por la noche, las gaitas toman confianza y nos transportan de la sorpresa al gusto, del gusto a la indigestión y de ésta al oído. Al final descubro que soy celta, corto pero celta.
La sidra bretona, los creps y las “galetas”, y, cómo no, las ostras tamaño “king size”, ante las que temes ser engullido antes de atreverte a atacarlas, sitúan rápido en éste “finis terrae”.
Seis días de olvido abierto, ver con otros ojos, oír con otros oídos y sentir antes que esperar a que me lo cuenten con los ojos como platos y una sonrisa estúpida que llega más allá de las comisuras de los labios.
En las visitas a “l’ile d’Artz” y “L’ile de Houat”, me quedo de la primera con los restos megalíticos y de la segunda con un baño nudista en compañía de mi ego, en la cala de los “moules” (éste bautismo sí es mío, al contemplar los millares de estos moluscos que me impedían ver el color de la piedra). Sin despreciar su cuidada uniformidad arquitectónica y encanto paisajístico: casas blancas con tejados empinados y cerramientos color azulete, envueltas en flores multicolor, más próximas a cuento que a realidad.
Casi con miedo me quedan preguntas que no buscan respuesta porque no quieren perder su halo de misterio.
Sobre los dólmenes y los menhires flotan las costumbres de sesenta siglos, que pretendemos descifrar con criterios miopes, cuando ni siquiera somos capaces de hacerlo con lo que hemos vivido apenas hace unas horas. Una vez más la presunción inconsciente del hombre y la mujer contemporáneos. Lo cual no les resta ni un ápice de interés, mucho menos de admiración. Yo, que no me atrevo a más allá de miradas furtivas y gestos etéreos, aún guardo en el pulgar de la mano izquierda los restos de un picazo con el que me regaló un inferior (de tamaño) en el interior de la “Table des Marchand”. Soy presa fácil y al parecer suculenta para los que sin duda nos sucederán.
Para acabar, el ritmo de los bailes celtas, integradores y colectivos, que amenazan con no acabarse nunca y que penetran hasta convertirse en coro y balé recidivantes, fugaz recuerdo de los celtas y sus gaitas, unen más al grupo acabando por compartir miradas de complicidad y gestos más allá de la camaradería casual.

Gracias Asterix, gracias Obelix. Panoramix, guárdame un poco de esa pócima, que la voy a necesitar.

miércoles, 21 de agosto de 2013

El mundo y yo

Yo tengo un espíritu de ayuda al prójimo muy alto, tanto que creo que no soy comprendido por el mundo. Y lo explicaré con un pequeño ejemplo, pequeña muestra de lo que me ocurre a diario.
Estaba hoy esperando a que un semáforo se pusiera verde para cruzar, y no habíamos en esa situación nada más que dos personas: una chica y yo. La he mirado de reojo y enseguida me he dado cuenta de que podía ayudarla. La chica, bien parecida, joven y con un cuerpo agradable, albergaba una pequeña deficiencia solucionable, y allí estaba yo, que no me corto un pelo, que no tengo pelos en la lengua, cosa que creo que se le llama asertividad, para resolver la situación.
De modo que con una leve sonrisa, le he espetado: deberías de usar tacones, porque tienes el culo más bajo que la matrícula de un biscuter, y así te arreglaría bastante la imagen. La chica se ve que no lo ha entendido, porque me ha mirado de un modo huraño, me ha dicho imbécil y ha cruzado sin esperar a que el semáforo se pusiera verde, con cierto riesgo.
Yo me he quedado pensando qué le podía haber molestado, si el que yo dijera la palabra culo en vez de trasero, pompi o cosas parecidas, que es como se le llama en escritos, novelas y otros círculos, si es porque al ser muy joven no sabía lo que quería decir biscuter, o por qué narices. Pero yo he hecho mi buena obra y estoy seguro de que la chica lo tendrá en cuenta.
Mientras escribo esto, que lo hago un tiempo después de que acaeciera el caso que cuento, por el que no he sido ni agradecido ni recompensado como he dicho, están las ratas ladradoras de mi vecino entonando sus típicos aullidos. Sí, mi vecino necesita que le estén aullando en tono agudo el mayor tiempo posible, si no, no se entiende que esté rodeado de los dichosos bichos, además de de loros o cosas parecidas. Que yo soy amigo de los animales y entendería que, si es un acojonado, que lo es, y sus motivos tendrá, tuviera un bullterrier, un dóverman o un tanque del ejército, que los hay baratos de segunda mano, pero esos renacuajos, pues la verdad es que no.
He estado tentado presentarle a una amiga que hace lo mismo que sus ratas ladradoras, pero que incluso a veces llegan a tener sentido los sonidos que emite. No lo he hecho ya porque temo que no me entienda, como la chica del semáforo y como otras muchas personas a las que he intentado ayudar.

Vivo en un mundo que no me entiende. Somos dos, el mundo y yo.

viernes, 19 de julio de 2013

NEGRO

Cuando decidí nacer tuve que pactar algunos detalles. Yo no quería ser exactamente así. No, no es que esté descontento, en absoluto, pero todo es mejorable.
Una de las cosas importantes a las que tuve que renunciar fue al color de la piel. Yo quería ser negro. Sí, negro como el betún, pero mi padre no lo hubiera aceptado. La familia tampoco. Y es que ni en la familia de mi madre ni la de mi padre había (ni hay) ningún negro; él tampoco. Y probablemente se pensaba que no iba a ser bien visto en el pueblo. Además, no hacía mucho, había pasado por allí Antonio Machín a dar un recital y, claro, podría dar que pensar.
Como he escrito antes, yo quería ser negro pero no por capricho; quería ser negro porque tiene muchas ventajas. A saber, soportan mejor el sol, no tienen problemas de quemaduras en la piel por esa causa, no se suelen quedar calvos, les pican menos los insectos y, de noche, pasan desapercibidos. ¡AH! coño, lo más importante, tienen el sexo más grande (¿cómo se me podía olvidar eso con lo importante que es?), lo que supone un argumento de peso (y longitud) a la hora de relacionarse socialmente. Y el hombre es un animal social. Tampoco es necesario dedicarle a esto más tiempo, es algo que todo el mundo sabe, intuye o imagina.
En el tiempo y lugar que me ha tocado vivir no hay grandes problemas de racismo, sobre todo si la situación económica es buena o muy buena. Ya no se dice ni en broma eso de que las tres cosas blancas que tiene un negro son los ojos, los dientes y el amo. No, nada de eso. Como prueba ahí están Estevie Wonder (y eso que además es ciego), Coby Brian, Bing Crosby y otros tantos, sin olvidar a Encono, el legendario portero del Español, que tenía que jugar con pantalón más abajo de las rodillas.
Pero aún así, aquí estoy, más feliz que un mosquito en mis tobillos, embadurnándome todos los días de crema solar, con gorra o sombrero hasta para ducharme y, por las noches, poniendo a prueba a los fabricantes de repelentes de insectos.

¡Ay papá! por qué no me dejarías ser negro.

martes, 16 de julio de 2013

CLÍMAX EN LAS PROFUNDIDADES DEL TAJO (del Tajo río)

El tipo de experiencias como la que voy a relatar precisan de preparación minuciosa, pues se trata de sorprender y de aprender al mismo tiempo. De pasar desapercibidos pero de vivirlo intensamente y, sobre todo, de luego contarlo. Es sólo cuando se cuenta cuando se revive y cuando se disfruta de forma plena.
Ha sido este uno de esos casos. Una vivencia larga, húmeda y salvaje con multitud de posiciones, unas veces de frente, otras de espaldas e incluso de lado, hasta un total de más de seis horas ininterrumpidas en un paraje único, en total libertad y teniendo como marco la naturaleza. Envidia de los humanos.
Por mi parte puse todo mi esfuerzo en aportar mis conocimientos al  resto del grupo. Sí, estas cosas es mejor hacerlas en grupo. Y yo,  en esta ocasión, había sido marcado por el destino para enseñar una nueva forma de hacer lo que queríamos hacer y cumplí con creces.
El día anterior, sabedores de la importancia que tiene para entregarse del modo que nos íbamos a entregar a estos placeres, nos pusimos hasta el culo de marisco. El marisco, por si alguien lo ignora, da una potencia espectacular y el plan que yo tenía iba a precisar de mucho más. Dormimos poco, probablemente por la emoción, y eso que no era la primera vez para muchos.
Al día siguiente buscamos minuciosamente el lugar, nos pusimos un atuendo apropiado y nos preparamos a iniciar la aventura.
Carlos intentó robarme el protagonismo abusando de su apellido y lo consiguió aunque sólo temporalmente. A partir de poco después, y no sin esfuerzo, me empleé a fondo en instruir al resto de cómo hacerlo de frente, de espaldas, de costado, aprovechando la fuerza de la naturaleza y las turbulencias, e incluso una demostración parado que había aprendido en una discoteca llamada "Belle Epoque" en los años 60, cuando aún se bailaba como digo: parado; demostración que, por si alguien no lo sabe, requiere de una destreza poco común, pero es que hay cosas que no se olvidan. Soy el único instructor en el mundo capaz de ejecutarla.
Me costó mucho que aprendieran; unos son más duros que otros, pero todos tienen su dosis. Y hube de tener paciencia hasta que el primero ejecutó con éxito mis enseñanzas.
Poco a poco se fueron sumando y eso me animó también a mi, pero hube de ejecutar hasta 12 episodios hasta conseguir que me siguieran todos, fue ¡agotador!. No, miento, casi todos. Pepe demostró lo durito que es en el aprendizaje, y pasadas las 8 y media de la tarde-noche hubimos de abandonar todo el material sin conseguir que lo hiciera ni una sola vez. Como castigo lo conduje por la tupida selva que nos alejaba del mundo hasta un lejano pueblo mientras él mismo, consciente del castigo que merecía, se azotaba sin cesar con una fusta de olivo (las ramas de olivo son un elemento bíblico y confío que eso le sirva de escarmiento y que la próxima vez no se resista a mis enseñanzas).
Para que os déis una idea de mi frustración, tal era, que en los últimos tramos del río, Julio, temeroso de que hiciera cualquier barbaridad me abrazaba en las turbulencias para tranquilizarme y darme ánimos. Él era también consciente de lo mal que lo estaba pasando ante la actitud poco receptiva del elemento en cuestión. Lamentablemente son estos tipos los que triunfan luego en la sociedad que nos domina, pero aquí, en la naturaleza y cuando se trata de alcanzar el clímax en las profundidades del tajo, su éxito se diluye como un azucarillo.
Aunque ya había tenido su castigo no gozando del placer de intentar que al menos la cabeza llegara una vez al fondo, cosa que quien no haya probado no sabe ni sabrá nunca, pues es una sensación húmeda en la que temes en cualquier momento incluso perder el conocimiento (esto creo que es una de las claves del éxito de Isabel Presley).
Se vio obligado a soportar un castigo final, y fue al llegar al "sanedrín" del pueblo, que sentado tras una mesa de “tute subastao”, lo observaron con los ojos fuera de las órbitas y moviendo la cabeza en señal de afirmación; afirmación que ratificaba mi sufrimiento. Aquellos hombres no habían visto nada igual, sus glándulas salivares dejaban fluir el espeso líquido con profusión hasta que la gravedad lo precipitaba entre las comisuras de sus labios, las mujeres se recogían la falda entre las piernas mientras se secaban con el improvisado pañuelo con una mano, y con la otra se tapaban la boca; un lugareño que acertó a pasar por allí en ese preciso momento, se preguntó si estarían rodando un anuncio de alguna marca de ruedas de coche, y de reojo miró la bandera roja y gualda que colgaba de un balcón, como diciendo ¡a dónde vamos a llegar!.
Pero el espectáculo no había acabado, Tras la llegada de todos los elementos de ambos sexos que habían sido nuestros colegas solidarios, con caras y atuendos indeterminados, con indumentaria propia de gladiadores o de personajes publicitarios de alguna marca de helados, comenzó el proceso de despelote. Lo de “des” todavía, en cuanto a lo de “pelote” en aquel momento no procedía… nada de nada. Después de más de 7 horas a remojo la apariencia es similar a la que tienen las habichuelas blancas después de toda la noche en la fuente con agua, cuando vas a echarlas a la olla; vamos que casi te da pena de lo arrugaditas que están. Pero no habichuelones, nada de eso, habichuelas corrientes y molientes de tamaño Mercadona. Yo hablo por lo que pude ver, pues del resto no me pronuncio, aunque no creo que nada de ninguno ni de ninguna estuviera para presumir. Así es que ese día nos tendremos que conformar con el clímax húmedo que espero que las fotos de Rober y de Julio no desmientan. Seguro que ha sido para muchos el más salvaje y el que más ha durado.
Y en cuanto al pueblo; pues el pueblo lo recordará siempre. Incluso tengo mis dudas de que no lo pongan en rojo (quiero decir en verde) en el almanaque e intenten repetirlo año tras año como reclamo turístico, aunque sea con extras. ¿Tienen acaso motivos más relevantes otras festividades como la semana santa, tirar la cabra desde el campanario o pasar descalzo sobre el fuego? no. Y quien se atreva a decir lo contrario es porque no estuvo allí.
Después todo esto fueron las risas, la cena, el vino y las rememoraciones (nada exageradas) acompañadas de una carne excelente; que ya que de otra forma nos vinimos en ayunas...
Y es que cuando pasa, sólo no acordamos de lo bueno. Lo ocurrido, nada de ello previsto, fue el principal motivo de las desternillantes risas y de las carcajadas rompemandíbulas, muy buenas para una buena digestión. Acabamos de madrugada porque había que acabar y porque al día siguiente esperaba la guerra. Sí, la guerra.
El relato de la guerra va a ser más breve, entre otras cosas porque tampoco duró demasiado. El atuendo, a diferencia del día anterior, era lo más parecido a la guerra de las galaxias, que a algun@s les sentaba lo más de erótico. Como suele ocurrir, unos empezaron con reticencias y otros ilusionados, pero como es también habitual, al poco de comenzar la guerra se cambiaron los papeles. Y es que para quien no se ha cargado nunca a nadie y no sabe lo que se siente, una vez te llevas por delante al otro se convierte en adicción, quieres más y más y más. Y acabas las 100 municiones y vuelves con la mirada inyectada de sangre pidiendo un tanque. Son cosas del calor, si hubiera hecho frio aún hubiera sido peor.
Tengo que proponer una modalidad de este juego pero con un objetivo diferente, dándole un toque erótico, aunque para ello haya que cambiar de arma…
Me lo estoy pensando; cuando lo madure os lo propongo. Seguro que encontramos un(a) buen(a) proveedor(a) en el grupo.
Que sepáis que gracias a todos vosotros he pasado un finde singular; también os adelanto que por fin no hay que amputarme la pierna; del resto, está en estudio. Si se confirmara abandonaré el proyecto que he enunciado en el párrafo anterior.
Un beso muy fuerte a las chicas, un abrazo a los chicos y perdono a Carlos por adelantárseme y a Pepe por no estar más aplicado e ignorar  mis enseñanzas; espero que él haga lo propio conmigo por mis licencias.

Gracias Toñi, no lo has visto pero te lo puedes imaginar (que siempre es mejor), e ídem de lienzo a Fernando a Isa y a Jesús (por orden alfabético).

jueves, 20 de junio de 2013

Helena

Ayer oí las muletillas con que mi familia y todas las familias inundaban mis oídos, nuestros oídos. Y también hubo que darle a la manivela para arrancar el Balilla o el Grand Paige, que qué más da, en el que nos hacinamos todos cantando al son de la bocina que se tocaba más para llamar la atención que para ahuyentar.
Ayer fui de nuevo a la escuela con la lección aprendida a veces y no tanto otras. Y jugué en el patio como absorto, como esperando que pasara algo que me mostrara el futuro. Sentía que estaba de paso, tenía prisa.
Ayer le dije cochino al retratista porque no me gustaba que me hicieran fotos, fue mi padre quien me dio licencia, y bebí cerveza con los mayores, aunque no me gustó su sabor, era como meaos de caballo.
Ayer comí tortilla con arena y me quemé la espalda mientras jugaba con los demás a vencer las olas, pero siempre con la mirada puesta en Helena, explorando su mirada y gozando de sus risas, que eran las mías.
Busqué su roce casual, su conversación furtiva. La espié en sus silencios y en sus gestos mientras me elevaba, y que mis pies no tocaban el suelo.
Tuve miedo de contarle lo que sentía porque la herida de su rechazo podría ser mortal. Siempre hay una primera vez.
Ayer me bebí todo el mar del verano junto a Helena y no me supo salado sino a miel de olivo con canela.
Todo gracias a Julián Ayesta.

Hoy, ya despierto, escribo mis recuerdos.

Poème

Fatiguée de ce monde demande à mourir,
lassée de voir qu’un homme intègre doit mendier
quand à côté de lui des nullités notoires
se vautrent dans le luxe et l’amour du public,
qu’on s’amuse à cracker sur la sincérité,
que les places d’honneur sont pour les plus indiques,
qu’on offre des corps vierges à des désirs brutaux,
qu’on Louvre d’infamies le juste diffamé,
qu’un fort devient in firme au pouvoir du difforme,
que l’art est bâillonné sous un regne arbitraire,
que des singes en docteurs décident du génie,
qu’un être simple et vrai est traité de stupide,
que le bien servi est esclave du mal …
Fatiguée de tout ça, je veut quitter ce monde
sauf que si je me tue, mon amour sera seul.


[William Shakespeare]

Y podría haberlo escrito hoy mismo...

lunes, 27 de mayo de 2013

ARDEARTE

La lluvia jugaba al escondite asustando cuando más confiado estabas. Me quedé de pie bajo la sombrilla de un bar observando los goterones que chorreaban por los cuatro costados y el tiempo se paró.
Frente a mí, un chorro arrancaba música de la bandeja de un camarero dejada caer a la orilla de una mesa. Más allá, por los adoquines que el agua había convertido en espejos, chapoteaba una muchedumbre nerviosa que hacía bailar el reflejo de las luces de los bares. Varios jóvenes abandonaron el Döner Kebab que había a mi izquierda con una algarabía ajena al clima, que anticipaba el festín que les esperaba a juzgar por los envueltos que llevaban entre manos.
Al fondo tres personas se disputaban un taxi agobiadas por la bocina del coche que le seguía. Es en estos momentos cuando más se aprecia la importancia de la sintaxis.
Por la acera más próxima una mujer madura se dejaba cortejar por un joven que le brindaba amable sonrisa y el cobijo de su paraguas; era su segunda pasada en pocos minutos. Las noches de los viernes son prolijas en situaciones.
Un grupo de presuntas Erasmus pasaron ignorándome pisando mis zapatos. Lucían pantalones tan cortos que con esta climatología ponían en contacto todas las humedades hasta fusionarlas en una. Una estampa agradable. Su suerte es que los constipados suelen ser de nariz o garganta.
Tuve la impresión de que nadie me veía en mi privilegiada atalaya y seguí disfrutando de mi sigilosa observación.
Al cabo dejé de estar solo y comencé a recibir valiosas informaciones que trajeron al inevitable presente repleto de WhasApp, out-lock y cosas parecidas.
Por fin, unas piernas decididas me rescataron de aquel horror pasajero y me sumergieron en un arte que queda fuera de mis entendederas, y ante el que me dispuse a metamorfosearme en silencioso observador de nuevo.
No ha pasado mucho tiempo, pero sí suficiente para que no sea capaz de recordar lo que he visto ni tampoco lo que he pensado mientras perdía mi mirada más allá de lo que tenía delante de mí. Sin embargo, tengo la seguridad de que sería capaz de escribir una crítica que muy pocos identificarían como la de un inepto total en el tema. Sólo basta para ello que tuviera al final la firma adecuada.
No más de una hora estuve compartiendo una conversación, ajena totalmente a lo que nos rodeaba, a la sazón plagada de monosílabos.
Subí de nuevo a encontrarme con la lluvia con la sensación de que alguna de las expectativas de la convocatoria no se habían consumado. La calle continuaba destilando reflejos de charol; las velas sobre las mesas vacías habían sido apagadas por la humedad o estaban a punto de consumirse.
Tuve la sensación de que los deambulantes también habían abandonado alguno de sus objetivos e intentaban distraerse hasta encontrar los del sía siguiente.
Una fuerte alegría que me brotaba de no sé dónde me provocó una abierta sonrisa y caminé lentamente hacia un sueño largo y dulce.

17/05/2013.

De cómo un Elfo bueno se deshizo de una bruja buena

No me voy a extender en detalles porque creo que no vale la pena, iré directamente al grano o, como dice un buen amigo mío, a la descripción abreviada.
Digo en el título que es un Elfo bueno. Sí, ya sé que todos los elfos son buenos, pero es que este era muy muy bueno. De la bruja nada que añadir a lo que su nombre indica.
Como el Elfo era bueno, deshacerse de la bruja no fue lo primero que se planteó; por el contrario utilizó otros caminos alternativos. Sin éxito, como se puede suponer, por lo que tuvo que recurrir a lo peor. Quiero decir “a lo mejor”, supongo que se da por supuesto.
Voy un poco al detalle pues. Lo siguiente que hizo el Elfo fue morderse las uñas. Tanto tanto que acabó por comerse hasta el codo (más no pudo).
Ya existen en la historia o en la mitología otros casos similares; véase la Venus de Milo, sin ir más lejos.
A continuación optó por subirse por las paredes, como el tal David Cooperfield (o como quiera que se llame), o el Harold Lloyd. Bueno, éste último se subió a un reloj; el Elfo no tenía reloj ni de pulsera, de los que se llevan al final del brazo, pues recordaremos que no tenía brazo porque se lo había comido. Total que no se subió al reloj. Supongo que esto se entiende.
A continuación hizo muchas más cosas, muchas más. Hasta que finalmente optó por la solución definitiva, que no por deseada le fue fácil y placentera al bueno del Elfo.
NO, el placer vino después. Sí, por fin llegó.

Y así fue como pudo gozar en toda su intensidad de la música del silencio, del canto de los pájaros, del viento meciendo las hojas de los árboles o, en el peor de los casos, del rugido de los motores de los vehículos que pasan bajo su ventana.

jueves, 25 de abril de 2013

ARTE


En el arte actual (arte plástico sobre todo) el mérito y la dificultad no está siempre en el autor. Reside en primer lugar en el promotor o marchante, que ha de ser capaz de situar al artista de modo que su obra sea deseada; bien por su futura revalorización o bien por la distinción que suponga poseer y exhibir su obra en el entorno social en que se desenvuelva. Y en segundo lugar, en quien ha de explicar de forma convincente e imaginativa (éste puede ser cualquiera de ellos o un crítico de prestigio reconocido) lo que allí ha expresado el artista.
No importa que lo que se dice sea fiel a la realidad; es más, me atrevería a decir que eso ocurre en muy pocos casos. Es muy importante inventar, ser creativo y creíble, al menos ante el segmento social cuyo poder adquisitivo y nivel de ignorancia concuerda con el encadenamiento de estupideces que se están produciendo.
Si ya es difícil convencer del valor y del arte de obras clásicas cuya cotización no depende de la obra en sí, sino de a quien se la atribuyan los expertos de turno; cuando es más que sabido que en los talleres todos pintaban y el maestro firmaba o no según criterios que ahora posiblemente se nos escapen. Mucho más argumentar y convencer de obras actuales en las que el artista unas veces ha hecho lo que le ha pedido el marchante, otras lo que le ha dictado el estómago, una mañana de resaca o una noche de insomnio.
Una persona cuya amistad agradezco, me ha dicho al leer esto: "pero tío, al hablar así te estás excluyendo de los artistas, de los críticos y casi de todo lo que tenga que ver con el arte. Si dices lo que piensas acabarás siendo tu único lector o escuchante". Yo me he sonreído y le he dicho: "no me importa, sólo quiero no traicionarme. Y si alguien quiere compartir mi verdad le recibiré con una sonrisa. Es lo que ahora me hace feliz y lo que deseo".

EL TABLERO DE AJEDREZ


Miré de soslayo el tablero vacío de ajedrez que reposaba sobre la mesa junto a la ventana. Unos rayos de sol que habían conseguido escaparse de la bruma primaveral de la mañana hacían más blancas las casillas blancas, en contraste con las granates que yo había pintado así harto de los convencionalismos del blanco y negro.
Los dedos de Lang Lang regalaban mis oídos, un poco absortos por los efectos de mirto líquido, muy alejado de su significado vegetal, y de una infusión de yerbas silvestres que habían encontrado sitio en cada una de mis células para atemperar el vigor del alba. Me dejé llevar, que a menudo es el mayor placer que nos podemos permitir, y soñé que era yo.
Por mis párpados entrecerrados penetraron imágenes reales que confirmaban la teoría del big bang: somos uno. Sobre el tablero apareció una corona rodando hasta precipitarse fuera de él al vacío infinito. Miré el almanaque y no, no era la fecha que suponía. De inmediato me reconfortaron las teorías de Guerlain y un eslogan muy popular y utilizado en los últimos tiempos: ¡YES, WE CAN!.
Seguro que nos lo merecemos, pero ¿nos lo creemos?. ¡OJALÁ!

jueves, 11 de abril de 2013

LA MALA EDUCACIÓN


[Le dedico este relato a José Luis Sampedro, que tanto nos ha enseñado]
Ayer tuve un sueño. Soñé que me encontraba a Piaget en el huerto. Sí, en el huerto; estaba cultivando cebollas y tomates, lo saludé y se incorporó. Iba vestido con tres capas de jerseys y lucía una sonrisa serena, nada extraño en él. Me devolvió el saludo y me dijo ¿por qué no nos sentamos un rato?. Asentí y nos echamos sobre unos sacos que había junto al albergue donde se guardan los útiles de la huerta.
Al poco iniciamos una conversación que más bien fue un interrogatorio. Tenía yo tantas ganas de hacerle preguntas sobre la educación, siempre tan polémica, que sin apenas pedirle permiso, y también sin darme cuenta, inicié así el diálogo.
-         ¿Qué es la educación?
-         Nada del otro mundo. Nada y todo. Nacemos y allí, junto a nosotros, están todos los instintos. El primero el de supervivencia y luego todos los demás.
Entonces nuestros padres deberían de comenzar poco a poco a ir preparándonos para que nos desenvolvamos de forma autónoma en el entorno en el que nos va a tocar vivir. Pero nunca o casi nunca es así.
-         ¿Por qué ocurre esto?
-         Porque lo primero que dicen y piensan es “mi hijo”, nótese que el sustantivo va precedido de un posesivo. Y ahí comienza el error. Piensan que es de su propiedad, que tiene que ser su prolongación, una forma de perpetuarse en la tierra cuando él muera. Se esfuerzan en que tenga todo lo que ellos tuvieron, incluso lo que no pudieron tener. Y lo intentan modelar a su imagen y semejanza. No contentos con eso lo fuerzan a que haga lo que ellos no hicieron, para que sea el mejor de los mejores, bien en deporte o en los negocios o en qué sé yo. De modo que juzgue Vd. lo que puede salir de ahí.
-         ¿Está entonces Vd. en contra de la educación?
-         Le remito a la primera respuesta. Nada más.
-         ¿Podría ampliar un poco aunque sólo sean las ideas generales?
-         Encantado, claro que sí. Mire Vd. Le sobreprotegemos, le coartamos la libertad, le condicionamos sus iniciativas, cuando no se las prohibimos, y, lo que quizá es más grave, le mantenemos alejado durante todo el tiempo que podemos de lo que se va a encontrar cuando se tenga que enfrentar a la sociedad. Cuando llegue la hora de la verdad.
¿Se imagina Vd. a una persona que tiene que convivir con los animales de la sabana que la mantuviéramos en un colegio irlandés hasta la mayoría de edad y a continuación la dejáramos en medio de África?, pues aún lo hacemos peor porque entre eso y sobrevivir solo en la sociedad accidental no hay mucha diferencia.
-         Pero en las familias, en los colegios y en las universidades se enseña a eso, a sobrevivir en la sociedad.
-         ¡AH! ¿Sí?, no comparto su opinión, me da la sensación de que lo ha dicho Vd. sin pensar. De forma automática.
-         ¿Podría profundizar en algún detalle?
-         Claro, podemos comenzar por lo primero que le dije: sobreprotección. Comienza el niño a andar y, si se cae es todo un drama ¡que el niño se ha caído!. Luego, cuando algo mayor, si se hace sangre o si se pelea en el colegio o si se constipa, otro drama. Sin hablar de la protección a las emociones: el niño debe de tenerlo todo porque no puede sentirse en inferioridad con los demás, aunque cueste lo que no se tiene. Y la realidad es que sólo necesita cariño, apoyo y ejemplo.
-         ¿Es Vd. partidario de dejar hacer más que de conducir?
-         Tampoco es eso, el niño aprende sobre todo del ejemplo y de un principio de autoridad que debe de ser referente cuando se enfrente a la vida real, cosa que debe de hacerse de forma paulatina y cuanto antes.
Lo primero que está muy debilitado, cuando existe, que no siempre aparece con claridad, es una autoridad definida que debe de personalizar el padre. Fíjese Vd. que no sólo hay disensiones entre los educadores y los padres sino incluso a menudo entre los propios padres. Eso difumina la autoridad y hace que el niño llegue a pensar que la autoridad es él mismo. Desastroso, sencillamente desastroso.
-         Eso suena a libertad.
-         Pues sí, a libertad y a responsabilidad. No puedo decirle otra cosa porque no la pienso y he comprobado que lo que le digo funciona. Hay que cortar el cordón umbilical cuanto antes. Los padres y los educadores deben de estar ahí, pero prolongar dependencias y sobreproteger hay veces que hace más daño que el maltrato físico o psíquico.
Mire Vd., en el momento actual, en la sociedad occidental (por decirlo de un modo que se entienda) se dan continuamente situaciones de esclavitud y tiranía en las relaciones padres-hijos, por ese orden. Los padres, inconscientemente, asumen la situación de esclavos de sus hijos a los que han educado en una supuesta abundancia sin esfuerzo que a ellos les va a resultar dificil alcanzar sin esfuerzo. Y los hijos asumen la de tiranos porque son incapaces de abrirse camino en la “selva” del capitalismo despiadado que impera. No están entrenados.
Piense Vd. qué nivel de libertad se puede disfrutar en el mundo actual más allá de la autosuficiencia. Y si se depende hasta en lo más esencial de los padres o del Estado o de la sociedad, realmente la libertad queda dilapidada.
-         ¿No le parece muy duro esto último?, dice Vd. palabras que indican que estamos ante un error casi colectivo y de dimensiones importantes.
-         La sociedad actual está formando seres malcriados que no se han esforzado en absoluto y que tienen todo lo que desean y más. De modo que cuando se hacen adultos y quieren algo se vuelven a sus padres para que se lo faciliten. Se quejan de todo y achacan los males a la sociedad. Todo menos esforzarse para conseguirlo.
-         ¿Qué diagnóstico psicológico tiene esos comportamientos?
-         Uno muy sencillo: miedo y pereza por parte de las nuevas generaciones. Los dos van unidos y se fomentan tanto en los entornos de familia como por la sociedad civil. Y miedo y sentido de la culpabilidad en los padres. Porque la sociedad al estar atrapada por el miedo es mucho más gobernable, y eso interesa a quienes tienen que dominarla que cuentan con infinidad de recursos para ello. Hasta el punto de que cuando algún educador intenta forzar a los alumnos está mal visto y se le persigue, incluso por los propios padres.
Por suerte no todas las personas son así y existen las “anormales” (tenaces, trabajadoras, entregadas, motivadas) que tienen una gran autoestima y se superan día a día. Gracias a ellas estamos nosotros aquí hablando.
-         Ha dicho Vd. AUTOESTIMA, me ha parecido que enfatizaba, que lo decía con mayúsculas.
-         Sí, es que es el único fármaco que funciona. La seguridad en uno mismo se obtiene a partir del trabajo y del esfuerzo. Intentando cosas nuevas y audaces. Si se hace siempre lo mismo no se puede esperar llegar más allá.
-         ¿Qué futuro nos espera entonces?
-         No sé, no tengo muchas esperanzas. Sí creo que los líderes reales  de la sociedad que nos gobierna, desde la penumbra, tienen suficientes herramientas a su disposición para esclavizar a quienes no espabilen. La “mala educación” llevará a la ruina económica y a la esclavitud social a una parte importante de la actual clase media, salvo que reaccionen a tiempo, que sigo dudándolo.
El paro juvenil es consecuencia de esa sobreprotección a la que he hecho referencia antes, si no tuvieran el apoyo incondicional de la familia todos absolutamente estarían integrados porque habrían forzado su integración ellos mismos. La sociedad no la forman quienes la dirigen sino quienes la integran. Cuando la sociedad de forma solidaria toma unos derroteros no hay nadie que pueda pararla, pero no hay ni ganas ni solidaridad ni siquiera se plantea de forma teórica. Mire Vd., lo mismo que un deportista que entrena a diario necesita las endorfinas, también una persona que se sumerge en la pasividad y en echar la culpa a la sociedad de sus males necesita de su diario “pobre de mí” para sobrevivir. De nuevo vence la pereza, es una característica del ser humano cuando tiene asegurada la supervivencia, aunque sea sólo eso, supervivencia.
-         Vuelve a ser Vd. muy duro.
-         Quiere Vd. más detalle. Una persona sin ambición, porque todo le ha venido sin esfuerzo; que tiene cama, comida, artilugios electrónicos para “jugar” y muchas otras personas a su alrededor con las mismas “inquietudes y motivaciones”, ¿de qué esfuerzo piensa que es capaz?.
-         Si le parece, le haré una última pregunta y nos vamos a seguir con los tomates.
-         De acuerdo, de acuerdo, yo también prefiero los tomates.
-         ¿Cómo ha educado a sus hijos?
-         Mis hijos. Mis hijos han sido muy bien educados porque los educó su madre que no sabe nada de esto.
-         Muchas Gracias.

Y ME DESPERTÉ. Lástima porque podría ser verdad, y quién sabe si lo es.