jueves, 26 de septiembre de 2013

¿UNA O DOS NEURONAS? That's the question...

El sexo es la única vía que tenemos los humanos para afrontar la inmortalidad.
Sí, incontestablemente.
Pero a ese mismo ser humano se le adornó la unión sexual con placer para que no abandonara la práctica y, en consecuencia, desapareciera.
Hasta ahí, bien.
Luego van y aparecen las neuronas. La primera se sitúa en la cabeza y es cuando piensa que puede beneficiarse de ese placer, pero evitando la procreación que tantos problemas acarrea. Elabora una estrategia y, cuando ya la tenía lista, va y aparece una segunda neurona que viene a aguar la fiesta porque se sitúa en la pelvis.
El conflicto está servido.
En tal situación, para gozar de placer y no procrear, ya no basta con que dos neuronas, una de cada uno de los participantes, se pongan de acuerdo (me gusta más decir “resuenen”), ahora hace falta que resuenen nada más y nada menos que “cuatro neuronas” de dos seres diferentes. Para mayor complicación ninguna conectada entre sí.
Con el tiempo, otros inventos han ayudado, por ejemplo el gin-tónic y cosas parecidas, pero como las dichosas neuronas se aburrían, se pusieron a pensar en otras cosas (no entiendo como no tienen bastante con el sexo), y elaboraron el concepto de “propiedad”.
A partir de ahí, el gin-tónic perdió casi toda su efectividad y hubo de recurrirse a otros estimulantes más fuertes, pero que tienen el inconveniente de que si se abusa de ellos duermen a la neurona sub-umbilical, con lo que hemos hecho un pan como unas tortas.
Hay que hacer algo cuanto antes, pues si no se prescinde pronto de al menos una neurona (mejor la supra-umbilical), no sólo está en peligro la perpetuación de la especie, sino también más de un chiringuito que vive de toda esta parafernalia.
Quiero acabar haciendo un llamamiento a la concordia y a la amistad, porque sin ir más lejos, las amigas también “ponen”.

¡Ánimo colegas!

No hay comentarios: