miércoles, 3 de septiembre de 2008

Nikolás y Karim, Karim y Nikolás

Nikolás y Karim son amigos. Amigos en todo el sentido de la palabra.
Karim vino hace 10 años en una patera, aún menor de edad. Por el camino las aguas se tragaron a su padre a un hermano. Ahora Karim tiene una empresa de pinturas en la que trabajan 6 personas; envía dinero a su madre y va a casarse pronto.
Nikolás es de aquí de siempre. Ha hecho un poco de todo y ahora repite primero de física en la universidad. Dice que quiere ser astronauta.
Nikolás le acaba de contar a Karim que ha tenido que pagar una multa por fumar “hachis” y Karim ríe sin control. En su tierra de allá no le creerían.
Nikolás pide un cubata y Karim un zumo de piña. Los dos ríen y hablan de chicas, de fútbol y a veces también de otras cosas; incluso de política, aunque en eso discrepen mucho.
Nikolás envidia en silencio a Karim, por su fuerza, por su constancia, por su alegría. Y Karim, también en silencio, envidia a Nikolás porque no ha tenido que perder a su padre y a su hermano para ingresar en el mundo de la corrupción, desde ese otro, el del fascismo.
Pero ellos nunca hablan de envidias, son amigos.

“K+k=2k”

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