sábado, 19 de febrero de 2011

Momentos estelares de la humanidad

A lo largo de mi vida he vivido diversos momentos estelares, pero no hay que alarmarse, no los voy a contar todos. Sería un abuso y también un derrame de presunción.
Pero voy a relatar dos o tres que tienen una cierta relación y que creo que pueden ser interesantes. Bueno, para mí lo son, por lo que no hay motivo para que no lo sean también para el resto de la humanidad. Ojo, si no, al título.
El primero que voy a relatar me ocurrió hace años y fue más o menos así: estoy en un lugar, da igual el que sea, y una persona del sexo femenino muy atractiva se me queda mirando. Yo le devuelvo la mirada y una media sonrisa (¡collons, que buena que estaba!). Mi mente se pone a cien. Sólo la mente, que recuerde ahora.
Titubea, se me acerca y me espeta "señor, por favor, podría USTED decirme... ". No recuerdo más. No, no me desmayé, sólo que ese "momento estelar" hirió mis sentimientos, mis pensamientos y lastró para siempre mi futuro. Les deseo que no les pase nunca. ¡UFF!.
El segundo fue unos años después y así exactamente: subo a un autobús (creo que desde entonces voy siempre andando), miro a ver si hay algún asiento vacío. No lo hay. Me encuentro con la mirada de una agradable persona femenina. Me sonríe y se levanta ofreciéndome el asiento; diciendo algo así como "sientese usted por favor".
Sin comentarios.
El tercero. Después de los anteriores ya no hay por qué temer a nada. Ya se verá. Ocurrió hace una semana. Entro con mi nieto en la catedral. Le gustan mucho las campanas y está empeñado que subamos a todos los campanarios. Le abro la puerta y se cuela raudo y veloz por entre las faldas de una agradable señora o señorita que sale; la puerta se va a cerrar y ella la sujeta, me mira con una maravillosa sonrisa y me suelta: que se te escapa tu hijo.
Extraordinario, sensacional, maravilloso... lo he visualizado centenares de veces en estos días. He vuelto a creer. No sé en qué, pero he vuelto a creer.
He dejado lo mejor para el final ¿eh?, esto sí que es un momento estelar. Estelar viene de estrella (creo), y aquí la estrella debo de ser yo. Aunque sea una estrella de tierra, pero una estrella al fin y al cabo.
¡Salud!

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