miércoles, 7 de mayo de 2014

UNA "S", la traición de la intención...

Al final del bachillerato superior, que cursé en el Instituto Alfonso X El Sabio de Murcia, hoy Licenciado Cascales (alguien prefirió éste al sabio rey, cuyos desposorios fueron deseados por varios poderes reyno-políticos, ganando al final Jaime I de Aragón) aún en el mismo antiguo edificio, con su pequeño claustro en cuyos rincones centenarias fuentes nos saciaban la sed, que sin duda se servían del río Segura, a pocos metros, ocurrió algo que yo he tenido que esperar más de 40 años para conocer.
Juan Barberá nos enseñaba a pensar a través de la ética, la lógica y sobre todo de grandes dosis de libertad. No sé cómo llegó tan lejos de su tierra, acompañado de la pintora Plasa de Barberá, pero fue sin duda una bendición.
Juan (Don Juan), hizo sin duda que me interesara por la filosofía, y gracias a él hoy leo a Han, entre otros, y lo entiendo. Nos enseñó los silogismos con la fácil regla de BARBARA-CELAREN-DARII-FERIO, CESARE-CAMESTRE-FESTINO –BAROCO, y otras muchas cosas.
Acabado el curso, nos dio un papel y nos dijo que pusiéramos el nombre y la nota que considerábamos que merecíamos. Yo me lo sabía todo, pero me conformé con un 8, que ya está bien. Pero cuando fui a ver la lista tenía 10 y matrícula de honor. No es por presumir, pero no fue la única.
Más de cuarenta años después, yo lejos de Murcia, mi empresa se fusionó con otra de allí y, al revisar el organigrama, me encontré con un compañero de curso cuyo apellido era (y es) como el mío, sólo que con “s”. Lo llamé para saludarlo y nada más coger el teléfono me dijo: hombre, tú fuiste quien me robó la matrícula de honor. Me quedé perplejo. Entonces él añadió: sí, mi padre era íntimo amigo del profesor de filosofía y éste pretendió darme matrícula de honor, pero confundió los apellidos y te la dio a ti; pero, tranquilo, aprobé.
Los dos nos reímos y continuamos hablando de cosas relacionadas con el trabajo y poco más.
No he vuelto a tener contacto con mi compañero de curso. Y claro está, me he quedado con su matrícula de honor, ¿o quizá la matrícula de honor fue siempre mía?. Eso ahora no importa, sí la traición de la intención, o quién sabe si esto tampoco.

No hay comentarios: