miércoles, 6 de julio de 2016

UFO (Confidencial)

No se cómo comenzar, anoche me vinieron de pronto tantos mensajes juntos, lo vi todo tan claro, que pensé que hoy podría reconstruirlo, pero sin duda me va a costar.
No había otra opción, estaba extenuado, fue un impacto tan relevante, que aún a pesar de que clarificó toda mi vida pasada, presente y por supuesto futura, no fui capaz de comenzar el relato anoche.
No me lamento, creo que nada hubiera mejorado.
En fin, intentaré reconstruirlo todo, que va a ser como construir de nuevo mi vida, con otros parámetros, quizá a retazos, posiblemente dando saltos de atrás hacia delante y viceversa, ya veremos.
Era tarde, estaba recostado haciendo tiempo para ir a la cama, cuando en una televisión que había encendida en un rincón del salón, mientras cambiaban una y otra vez de canal, apareció un programa relacionado con cosas no habituales; me explicaré, no tenía nada que ver con la economía ni con la política, ni con el fútbol ni tampoco con esos personas que hablan gritando, con frases que no se entienden, y que por eso incluso les pagan.
No, nada de eso, era algo que contaba que hay otros mundos, que vienen a visitarnos, que eso siempre pasa en el norte del continente americano (bueno, como todo, eso no me extrañó), y que la inteligencia de allí, cosa que dudo que exista, menos allí precisamente, salvo para saquear al resto del planeta, es quien tiene todo eso bajo secreto.
Hasta ahí todo normal, pero cuando apareció el año del acontecimiento del que estaban hablando, cuando se dieron más detalles, que probablemente porque no consideraban secretos no los ocultaron, entonces fue cuando desperté de mi ensoñación (bueno, eso creo) y comencé a atar cabos.
El año, el mes y las circunstancias, que todo coincide, me pusieron alerta. Sí, absolutamente todo coincide...
He tenido que hacer una pausa, he respirado hondo con respiración abdominal y voy a intentar continuar.
Mil novecientos cuarenta y siete. Agosto de 1947, y las naves colisionaron en el desierto de Nuevo México. Pero allí no se pudo encontrar casi nada, sólo unos restos de materiales desconocidos en la tierra y un supuesto tripulante sin vida, muy pequeño y con la cabeza grande y pelada. Del resto nada de nada.
Es secreto, pero no hay dudas de que a los demás los situaron donde en ese momento les fue posible; ¿adónde iban a ir sin nave?, pues a Europa que es donde envían todo lo que no saben qué hacer con ello. Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo y sentí una gran emoción. Conforme daban más detalles se confirmaban más mis sospechas.
Vinieron a mi memoria cosas que me habían contado varias veces pero como “sin querer”, de esas cosas que se escapan dejándose llevar por el hilo de la memoria. Me acordé que me decían que, casi recién nacido, don Amalio el boticario, me dio un brebaje y se me hinchó la cabeza, lo que no dio al traste con mi vida porque todavía no se me había cerrado la fontanela. Sí, sí, don Amalio y la fontanela…
Que hasta los 7 años no podía salir a la calle porque enseguida me constipaba, que apenas podía comer nada porque todo me sentaba mal, que mi piel era de un blanco transparente.
Todo coincide.
En un momento de acceso a recuerdos lejanos me vino a la cabeza (ya casi de tamaño normal) que en aquellos tiempos, a pocos años transcurridos, nadie entendía nada de lo que yo decía (bueno, como ahora), y que les hacían gracia mis intervenciones. Cuando yo me expresaba del modo que me expresaba, decían: así hace la cabrita, y así hace el pollito. Se reían, decían “qué gracioso” y me hacían más preguntas. A duras penas quiero recordar que ya me parecían “raras” aquellas personas (luego aprendí su lengua, ¡qué remedio!).
No me extraña, yo tampoco entendía nada de lo que me decían (como ahora).
Hay más, mucho más, pero no puedo decirlo todo, porque hay mucho clasificado.
Se entiende, ¿verdad?. Apenas he hilado unas frases y yo mismo ya estoy abrumado por tanta coincidencia:
Agosto de 1947, pequeño con la cabeza gorda y sin pelo; no entender nada y tampoco me entienden… por fin encuentro mis orígenes.
Mi padre ya no está para decírselo, quizá de saberlo nos hubiéramos llevado mejor. No creo que le hubiera sentado mal, al fin y al cabo él, sin querer o queriendo me enseñó casi todo lo que sé de este lugar.
A mi madre se lo diré, porque estoy seguro que se va a reír y reír y reír. Igual me dice, ¡vaya! Pues has tardado en darte cuenta, y nos reiremos los dos.
Al resto ni palabra.
Me da el corazón de que puede haber por ahí quien lo sepa y no me ha dicho nada.
Pero todo esto ha cambiado ya mi vida, ahora sé quien soy, de dónde vengo (bueno, eso no tanto) y adonde voy.
Sé que lo de mi físico es que es así, que es normal en el lugar de donde vengo. Sé que posiblemente sea inmortal, aunque puede que en algún momento haga algún largo viaje si consigo enrolarme con algún colega.
Pero sobre todo sé que no tengo porqué preocuparme si no entiendo la sociedad en la que vivo, lo que yo considero sus incongruencias, lo que dicen sus líderes de opinión; que a estos los tengo que considerar como “payasos”.
Sé que ahora ya no me tiene que contrariar para nada lo que digan los “payasos”, sólo reír y reír y reír, sin más.
Basta con que yo lo haga todo RESPONSABLEMENTE, como se hace en el lugar del que vengo.


No hay comentarios: