domingo, 24 de julio de 2016

EL TIEMPO NO EXISTE

A poco que se observe, a cada paso podemos darnos cuenta que la afirmación es una realidad.
Aún así, es una realidad que viene acompañada de diferentes puntos de vista o si lo preferimos enfoques.
Yo, en ocasiones lo veo amparándome en aspectos prácticos, materiales, de ir por la calle; mientras que en otras ocasiones surge con un profundo toque de sensibilidad romántica, casi espiritual.
Ayer, hacía varios días que no lo veía y, aunque tenía prisa, lo esperé. Apareció como siempre, con una alegría natural; ni exagerada ni tímida. Hablamos poco en el corto tiempo que compartimos, pero aún tuvo tiempo para decirme... "Tengo en la granja una amiga que es mi mejor amiga... yo no se lo he dicho pero la quiero. Ella también aunque tampoco me lo ha dicho".
Lo soltó de carrerilla, con emoción controlada pero como quien ha descubierto algo nuevo en la vida con apenas unas pocas primaveras aquí.
Respiré una honda alegría y el aire me entró fresco en los pulmones, y eso que el sol calentaba lo suyo. Le di un fuerte abrazo y me vino a la memoria una sensación parecida, aunque ya casi olvidada, mía propia de años atrás. No importa cuántos.
Así es que afirmo, que si la sensación sigue siendo la misma es porque el tiempo no existe. Y gracias!.
El otro enfoque, el que he calificado de práctico y material, mucho menos emotivo, me pasó hace algunos días, aunque hay más.
Conducía por una carretera nacional y aunque mi inconsciente lo ve y lo registra todo, yo voy un poco como absorto. Tras tantos cientos de miles de kilómetros me siento seguro y soy bastante autómata, Será la competencia inconsciente de que habla la PNL.
De momento reparé en unos carteles que rezan algo así como "Tramo de riesgo de accidentes", y unos kilómetros después "Fin del tramo de riesgo de accidentes".
Automáticamente me trasladé a los años 60. Entonces apenas había vehículos. Los que había eran todos de segunda mano, americanos desechados por los de la banda de Al Capone, y algunos pocos europeos, básicamente franceses.
Las carreteras eran estrechas y estaban limitadas a derecha e izquierda por pinos, moreras o plátanos; y no las vigilaba la Guardia Civil de Tráfico con televisiones (supongo, porque en las carreteras no veo ni uno); no, entonces estaban los "motoristas". Estos personajes iban en moto, de ahí su nombre, vestían polainas y recuerdo que mi padre les regalaba cosas para que no le molestaran.
Comenzaron a haber accidentes y, supongo que para concienciar a los conductores de que debían de ser prudentes, allá donde se producía uno, normalmente el tronco de un árbol, ponían un cartel que rezaba "Aquí un muerto 1961", por ejemplo. O dos muertos o los que fueran.
Cual las efigies del "Gauchito Gil" en Argentina, o las bicicletas pintadas de blanco en las ciudades actuales.
Vamos, que también es y son más o menos lo mismo. Y que el tiempo no existe.
Así es que...
"Absorto entre la añoranza del pasado que se fue, y el vértigo de un futuro que no espera, se escapa el presente sin vivirlo"


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